Los inmigrantes aportan a la productividad

Es hora de que dejemos de subestimar el valor de los inmigrantes como impulsores de desarrollo. Al brindarles oportunidades de educación y trabajo, no solo mejoramos y dignificamos sus vidas, sino que también construimos una sociedad más fuerte, resiliente y preparada para enfrentar los desafíos del futuro.

Donde algunos ven problemas, incomodidades, peligros o desgracias, otros ven oportunidades. Esto, que sucede con casi todas las circunstancias en la vida, se cumple también, tajantemente, con el caso de la profusa inmigración que hemos vivido en Colombia por parte de ciudadanos venezolanos, y de la misma manera se cumplió con los cientos de miles de colombianos que emigraron a Venezuela en los años 80 y 90 y, aunque algunos dieron problemas vinculándose a la delincuencia en ese país, la inmensa mayoría aportó su valiosa fuerza de trabajo para crear mayor desarrollo en el país vecino.

Y esto no es solo una percepción, es un hecho que demuestran las cifras y, en nuestro caso, es un reconocimiento que ha hecho una de las asociaciones más importantes del país, como la Andi, que ha enfatizado recientemente sobre el positivo impacto que ha tenido la comunidad venezolana en sectores como el industrial, el comercial y el de servicios. Pero la Andi va aún más allá y aparte de este justo reconocimiento, ha hablado también de la necesidad de impulsar programas de Inclusión Laboral a Población Migrante, para brindar mayores alternativas tanto a venezolanos como a los colombianos que han retornado a su patria luego de muchos años.

Hoy, el importante número de venezolanos que reside en Colombia, no solo se ha vinculado exitosamente a todo el sistema productivo nacional, sino que hace aportes concretos como los mil 579 millones de pesos en declaración de renta de estos inmigrantes durante el año gravable 2022. Esto tiene que empezar a convencernos de que estos extranjeros no son nuestros enemigos, entre otras cosas porque las naciones que han sabido aprovechar la diversidad, han alcanzado mayor desarrollo. Debemos aprender que la inclusión de los inmigrantes, además de un acto de humanidad, también es una oportunidad para impulsar el progreso de nuestra sociedad.

Debemos, entonces, reconocer la importancia de ofrecer oportunidades laborales justas y equitativas a los inmigrantes, pues la fuerza laboral diversa es un catalizador para el progreso económico, ya que aporta una variedad de habilidades y conocimientos que impulsan la competitividad en un mundo globalizado. Es hora de que dejemos de subestimar el valor de los inmigrantes como impulsores de desarrollo. Al brindarles oportunidades de educación y trabajo, no solo mejoramos y dignificamos sus vidas, sino que también construimos una sociedad más fuerte, resiliente y preparada para enfrentar los desafíos del futuro.

EL NUEVO DIA

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