El pasado martes se conoció la noticia de su fallecimiento, a los 67 años de edad. Este doloroso episodio trajo de nuevo a la memoria las conquistas de este destacado deportista.
Desde muy joven desarrolló su afición por este deporte y a los 20 años coronó la cumbre del nevado del Tolima. Años más tarde ascendió a las montañas más importantes de Suramérica. Después de conquistar estas elevadas cimas, sus pasos lo llevaron al Himalaya a escalar el mítico Everest, hazaña que consiguió en 2001, en compañía de otros ocho colombianos.
En su larga trayectoria, de más de 30 años, cumplió el reto de alcanzar siete cumbres en diferentes lugares del planeta. Entre 1985 y 2016 coronó los picos más altos y escarpados: el Aconcagua (Argentina), Denalí (Alaska), el Everest (Asia), el Kilimanjaro (Tanzania), Monte Elbrús (Rusia), el monte Vinson (Antártida) y Cartensz (Indonesia).
Manolo Barrios no solo se dedicó a la actividad deportiva, también compartió sus experiencias con niños y adolescentes. Sus palabras inspiradoras motivaron a muchos jóvenes que siguieron sus pasos y establecieron contacto con la naturaleza. Así mismo, desarrolló una destacada labor como integrante de grupos de salvamento y rescate, y como voluntario de la Cruz Roja. Fue, además, un ejemplo sobre la férrea disciplina que debe tener un deportista de alto rendimiento. Un escalador debe entrenarse física y mentalmente para cumplir sus metas que no se consiguen en el corto plazo. Fortaleza de carácter, determinación, constancia, capacidad de sacrificio, autocontrol y tesón son algunas de las cualidades que lo caracterizaron y lo llevaron a lograr sus objetivos.
Las hazañas de Manolo Barrios en el montañismo merecen ser conocidas y recordadas por las generaciones presentes y futuras. Lo mismo sucede con los logros de valiosos personajes tolimenses que han descollado en los campos de la ciencia, el deporte, el arte, la ingeniería, los negocios, que se erigen como figuras dignas de imitar y son un verdadero orgullo para la región.
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