Estas dos terminales áreas cobran importancia, con la ampliación de la vía entre Soacha y Girardot (que estaría concluida en 2026), pues ahora el tiempo del trayecto terrestre entre Bogotá e Ibagué se ha multiplicado y de las tres horas en que se hacía un viaje, se ha pasado a seis u ocho, en los días de mayores congestiones, como los puentes festivos y las temporadas de junio y final de año.
En este escenario, el transporte entre Ibagué y Bogotá por vía aérea sería una solución para las personas que por razones de negocios, trabajo o salud deben viajar periódicamente a la capital de la República. También los turistas tendrían a su alcance un transporte eficiente. Sin embargo, en la actualidad el vuelo entre Ibagué y Bogotá es uno de los más costosos del país, lo cual impide que muchas personas lo utilicen. Además, por falta de sistemas avanzados de aeronavegación, el aeropuerto debe permanecer cerrado cuando las condiciones del clima son adversas.
Con la llegada de una nueva aerolínea, los ibaguereños confían en que el costo de los tiquetes disminuya y aumenten las frecuencias. En cuanto al tema del mejoramiento tecnológico, la gobernadora del Tolima, Adriana Magali Matiz, y la alcaldesa de Ibagué, Johana Aranda, pretenden lograr la superación de las limitaciones del aeropuerto Perales, con o sin el apoyo de la Aerocivil, y así lo plantearán a su director en un próximo encuentro, al que esperan asistir acompañadas de los congresistas tolimenses.
Por el lado del Santiago Vila, las soluciones ya están en marcha, con el proyecto que ejecutará la Aerocivil, por más de 50.000 millones de pesos, que se invertirán en el mejoramiento de la pista y otras obras complementarias para su adecuado funcionamiento. Por su parte, la Gobernación destinará recursos para la recuperación de la vía de acceso. Se espera que los dos proyectos concluyan antes de dos años.
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