Los nuevos desafíos climáticos

Ante la permanencia en los próximos años de este calentamiento global, es crucial que se refuerce la educación sobre estos fenómenos, para que la gente conozca tanto sus causas, como sus consecuencias, pero también que entienda que debe adoptar nuevos comportamientos para prevenir desastres

Han sido ya no días, sino semanas muy complicadas para el área metropolitana y el departamento de Santander con el combate a decenas de incendios que se han presentado simultáneamente, algunos, al parecer, causados por personas irresponsables, y la mayoría ocurridos de forma espontánea, por hechos derivados, directa o indirectamente, de las altas temperaturas que estamos enfrentando, debido al fenómeno de El Niño, en una de sus versiones más críticas desde que tal comportamiento ambiental existe. La destrucción reciente de centenares de frailejones en el Páramo de Berlín, es uno de los hechos más dolorosos en medio de esta emergencia.

Pero, lo que debe entender la ciudadanía es que, si bien ahora todos los esfuerzos deben concentrarse en la mejor manera de enfrentar la actual situación, el problema de fondo va mucho más allá de los muy lamentables sucesos recientes. La verdad es que no se puede negar que el cambio climático ha pasado de predicción distante a realidad apremiante y sus consecuencias globales se manifiestan cada vez con mayor contundencia, siendo las altas temperaturas uno de estos desafiantes indicadores. No se trata simplemente de días calurosos, sino de un patrón climático que está transformando nuestras comunidades y exigiendo medidas urgentes.

Es vital que los ciudadanos entiendan que la salud pública está en riesgo, pues las altas temperaturas impactan a toda la población y las comunidades vulnerables, con menor acceso a recursos y servicios, son, obviamente, las más afectadas, enfrentándose a mayores riesgos de enfermedades relacionadas con el calor y sufriendo consecuencias económicas y sociales más graves. Tenemos que estar atentos a prevenir y atender con prontitud enfermedades cardiovasculares, deshidratación y golpes de calor. Las personas mayores y los niños son especialmente vulnerables, por lo que hay que tener sobre ellos especial atención, tanto en los hogares como en centros médicos.

Ante la permanencia en los próximos años de este calentamiento global, es crucial que se refuerce la educación sobre estos fenómenos, para que la gente conozca tanto sus causas, como sus consecuencias, pero también que entienda que debe adoptar nuevos comportamientos para prevenir desastres. Eliminar los paseos de olla, cuidar los bosques, proteger la salud en tiempos de máximo calor y reportar de inmediato la presencia de cualquier foco incendiario para que sea posible sofocarlo a tiempo, son medidas mínimas que debemos tomar en lo sucesivo. Estas nuevas realidades debemos enfrentarlas con nuevas ideas, perspectivas y estrategias, si no queremos sucumbir ante la amenaza climática que, en adelante, será creciente.

EDITORIAL

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