El desafío de la cultura ciudadana

Pero este es un proceso de largo aliento, porque las campañas se deben orientar a producir en cambios en el comportamiento de las personas.

 

La necesidad de implementar un programa de cultura ciudadana en Ibagué es imperiosa. La ciudad ha crecido, requiere más espacios colectivos y la convivencia se hace cada vez más complicada.

El trabajo que deberá desarrollar la alcaldesa Johana Aranda en esta materia es mayúsculo. Son muchos los frentes por atender y los recursos son limitados, es cierto, pero se deben concebir planes para enfrentarlos, con creatividad, responsabilidad, de forma integral y apelando a la participación de los ibaguereños de todos los sectores.

Para empezar, está el tema de las basuras. “En Ibagué hay muchos cochinos”, reconoció la alcaldesa, pero además de “cazar a los cochinos”, como propuso, también se necesita que la empresa recolectora cumpla los horarios establecidos y que los responsables de arrojar desechos y escombros sean sancionados rápida y efectivamente.

En lo que respecta al mobiliario urbano y los espacios públicos hay poco interés por parte de los ibaguereños por cuidarlos y así se demuestra el estado en que se hallan los parques y otros escenarios.

En este aspecto es clave que la administración se haga cargo de aquello que le compete, pues el abandono y la falta de mantenimiento de los espacios públicos contribuye a que los ciudadanos tampoco se interesen por resguardar unos bienes deteriorados y abandonados. Un ejemplo es el parque Centenario y la concha acústica que se encuentran en estado ruinoso y a los que no se les ha invertido un peso en su recuperación.

Otro asunto que necesita una intervención urgente es el que tiene que ver con la convivencia entre vecinos. Hay muchas personas que no acatan las reglas de comportamiento en los barrios y unidades residenciales y molestan a sus vecinos con ruidos, escándalos, riñas y con el descuido de sus mascotas. Lo más grave es que si se les llama la atención responden con agresiones. Aquí se precisa la intervención oportuna de las autoridades, unida a los mecanismos de conciliación y la difusión de las normas de convivencia.

Estas son solo unas de las pocas situaciones que evidencian la falta de pedagogía ciudadana para Ibagué. Es preciso, entonces, diseñar un programa integral de cultura ciudadana, que trascienda en el tiempo y que tenga continuidad; además, que se implementen estrategias combinadas de vigilancia y control con las campañas educativas, ya que las actuaciones sancionatorias por sí solas no darán resultados, si no existe una conciencia de los ciudadanos sobre su papel responsable dentro de la sociedad. Estos programas han de ser consistentes y prolongados, porque los cambios de actitud no se consiguen de un día para otro. Ser conscientes de los deberes y derechos es uno de los objetivos de un programa de cultura ciudadana. Pero este es un proceso de largo aliento, porque las campañas se deben orientar a producir en cambios en el comportamiento de las personas. 

 

 

El NUEVO DÍA

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