¿Tiene futuro el puente de la 60?

Desde finales de enero se suspendió por 45 días el contrato del puente de la calle 60. Esta fue una de las obras bandera del exalcalde Andrés Hurtado que no llegó a feliz término en su administración.

El proyecto, que ha estado acompañado de múltiples obstáculos desde el comienzo, cuando fue preciso modificar el diseño original, se planteó como una obra imprescindible para el mejoramiento de la movilidad de la ciudad. Los tropiezos estarían relacionados con debilidades en la planeación, pues el respaldo al entonces mandatario fue unánime, ya que el Concejo aprobó los recursos y los ibaguereños reconocieron la necesidad de construir el puente. Las deficiencias en la solicitud de permisos al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y a Cortolima ocasionaron la parálisis de la obra por varios meses.

            Durante un debate de control político, al que no asistió la secretaria de Infraestructura, Gina Paola Reinoso, el concejal Jorge Bolívar manifestó su preocupación, porque considera que la obra va en camino de convertirse en un elefante blanco.

La construcción tiene un presupuesto cercano a los 40.000 millones de pesos y, de acuerdo con el contrato, debía haber sido entregada en diciembre pasado. Del total de los recursos asignados se ha desembolsado cerca de la tercera parte (13.000 millones de pesos, de los cuales 3.000 millones se entregaron al contratista, 2.000 millones a la interventoría y el resto está en una fiducia), pero el avance de la obra no llega al 6%.

            La suspensión del contrato se sustentó en razones como el replanteamiento del cronograma debido a cambios en el diseño, observaciones al plan de movilidad y la necesidad de hacer ajustes al presupuesto por parte de la nueva administración. Esta decisión puede resultar prudente, porque conviene hacer un alto en el camino para evaluar las dificultades y buscar alternativas. El equipo asesor de la Alcaldía deberá estudiar con minuciosidad el futuro de la obra.

            Lo más conveniente sería que el proyecto se logre construir; de lo contrario habría un gigantesco detrimento patrimonial que sería funesto para una ciudad con tantas necesidades de obras de infraestructura que se hallan sin concluir.

EL NUEVO DÍA

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