Hoy más que nunca se necesita periodismo independiente

El periodismo está pasando por una aguda crisis. La prensa ya no es el cuarto poder. Las redes sociales, que hacen imposible el control de la información y les arrebataron a los medios el monopolio de las noticias, tienen a los periodistas en un momento crucial de su profesión.

El papel de la prensa y los periodistas se está revaluando. Los medios de comunicación han perdido credibilidad, en gran parte porque la inmediatez, la competencia feroz por alcanzar más seguidores, asegurar más clics y posicionarse en los primeros lugares en Google o en Facebook obliga a que se publiquen numerosas noticias, sin ser contrastadas ni verificadas, y que se apliquen pocos filtros de calidad, lo cual induce a la publicación de contenidos inexactos, con errores ortográficos y hasta falsos.

A los periodistas, además, les exigen conocimientos en el manejo de métricas y los contenidos se gobiernan de acuerdo con las tendencias del momento, mientras que el periodismo de análisis, de profundidad y de investigación ha ido perdiendo terreno.

La caída en picada de los ingresos publicitarios pone en riesgo la existencia misma de los medios, pero además ha llevado a que las redacciones sean más pequeñas y los periodistas tengan que elaborar más noticias (textos, audios y video) en menos tiempo.

Estas debilidades del ejercicio periodístico son el caballito de batalla para aquellos que quieren impedir que la prensa continúe ejerciendo su labor de guardián de la sociedad y de la voz de los que no tienen voz.

 No obstante, los medios de comunicación y los periodistas son indispensables para garantizar los derechos a la libertad de expresión y a recibir información veraz, oportuna y confiable. En los territorios, son la única forma en que las comunidades pueden conocer lo que sucede en su entorno. Los periodistas son los voceros de las inquietudes de los ciudadanos ante las autoridades y cumplen la función de vigilancia de los recursos públicos y de advertir sobre actividades non sanctas de los gobernantes. Esto convierte a los periodistas en objeto de amenazas e incluso son asesinados por su labor de informar.

 En esta época de falsas noticias, del uso de bodegas de desinformación al servicio de torcidos intereses, de presiones indebidas a través de la pauta oficial es cuando más se necesita que los periodistas puedan ejercer su trabajo de forma independiente.

 

 

El NUEVO DÍA

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