Ibagué es una ciudad privilegiada en materia de recursos hídricos. La zona urbana está atravesada por cuatro importantes ríos (Combeima, Chipalo, Opia y Alvarado) y numerosas quebradas. Sin embargo, estos cauces están afectados por la contaminación derivada de las aguas empleadas en los hogares, la industria y el comercio que, en su mayoría, se vierten sin tratamiento.
En este aspecto del saneamiento básico existe un preocupante atraso, pues en la actualidad están en funcionamiento las plantas de tratamiento de aguas residuales de El Tejar, Américas y Comfenalco que solo tratan el 14% de las aguas servidas de la ciudad, según el Ibal.
La planta más importante es la de El Tejar, que tiene más de 25 años de funcionamiento, recibe las aguas servidas del sector suroccidental de la ciudad, descontamina parte de las aguas negras que se vierten al Combeima y las entrega de nuevo al cauce para que sean reusadas en la agricultura y el riego.
No obstante, de acuerdo con Cortolima, el municipio cuenta con 177 vertimientos a las fuentes hídricas. Los más afectados son los ríos que pasan por la ciudad y por lo menos 25 quebradas, entre ellas La Tusa, El Tejar, La Aurora, La Chicha y el Hato de la Virgen, que además de recibir las aguas servidas son utilizadas como basureros por los habitantes de las zonas aledañas que arrojan a los afluentes toda clase de desechos.
Esta semana, la Alcaldía recibió una nueva planta de tratamiento de aguas residuales domésticas en Arboleda del Campestre. La obra, que es fruto de una alianza entre la constructora Bolívar y la familia Laserna, tuvo una inversión de 12.000 millones de pesos y cuenta con capacidad para tratar 100 litros por segundo. La planta beneficiará un gran sector de la ciudad, con un gran potencial de expansión urbana. Durante el acto de entrega, la mandataria Johana Aranda se comprometió a construir las plantas de tratamiento de aguas residuales de El Escobal, El País y La Honda.
En los primeros tres meses de gobierno, la alcaldesa ha mostrado importantes realizaciones. Es una demostración de que el tiempo sí alcanza para ejecutar proyectos, si se trabaja con decisión.
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