Ocupaciones laborales, desmotivan la asistencia a los salones de clase: empeora en zona rural

Crédito: InternetImagen de referencia
A por lo menos 21.000 infantes, adolescentes y jóvenes del Tolima, “no les gusta o no les interesa el estudio”, dice encuesta del Dane.
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Las encuestas y los datos cuantitativos que divulgan organizaciones sociales diversas sobre el estado de la educación, de una u otra manera dan indicios sobre la situación que se vive en el sistema escolar. 

Este mes (abril), el Dane divulgó el resultado  de la Encuesta de Calidad de Vida, con datos recolectados en 88.328 hogares del país en los últimos meses del año 2022. 

En cuanto a educación, los datos de esta encuesta dejan al desnudo diferentes situaciones sobre la oferta educativa que se hace a través de las organizaciones escolares. 

 

¿Qué se conoce sobre la educación en el Tolima a través de esta encuesta?

 

Infantes, adolescentes y jóvenes entre 5 y 34 años de edad, expresan sus razones por las cuales no estudian. 

La razón más significativa, es que “necesitan trabajar”. Una cifra que llega en el Tolima a 126.000 personas en este rango de edad, y que integran la población en etapa escolar. Equivale a un porcentaje que está cerca a la mitad de ellos, el 42,5 %.

De cada 100 personas que debieran estar estudiando, 19 están fuera de las aulas. 

De 329.000 infantes, adolescentes y jóvenes en edad escolar para todos los niveles educativos, asisten a los establecimientos educativos 266.000 en los 47 municipios del Tolima, cifra que equivale a un 81,1 % de asistencia escolar, en las edades de 6 a 21 años de edad. Teóricamente, 63.000 no asisten a los establecimientos educativos por diversos motivos.

La inasistencia escolar es más alta en las zonas rurales según esta encuesta del Dane. 

El total de matriculados en la zona rural debería ser de 113.000 estudiantes y sólo llega a 87.000, es decir, 26.000 se quedan fuera de las aulas, cifra que equivale a una inasistencia escolar del 22,6 %. 

De estas cifras se deducen otros datos importantes. El promedio de años de estudio de los tolimenses, apenas llega a 7.9, frente al promedio nacional que es de 8.4 años de escolaridad.  

En las zonas rurales, el promedio de años de escolaridad apenas es de  5.7, es decir, que escasamente han cursado los cinco años de educación primaria. Dato muy similar al de todo el país.

En promedio, los años de escolaridad de los tolimenses en la población de 15 a  24 años es de 10 años, similar al promedio nacional de 10.1. 

Es un promedio que no crece, frente a 18 años de escolaridad promedio esperados en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).

¿A quiénes les causa preocupación estas cifras que sólo se refieren a cobertura escolar?

 

Razones para no estudiar

La Encuesta de Calidad de Vida 2022 que analizamos en cuanto a educación, aporta datos interesantes sobre asistencia escolar (matrícula) para personas entre 6 a 21 años, edades que van desde el grado primero de primaria hasta la educación universitaria; datos sobre las razones por las cuales no estudian, en edades entre los 6 y 34 años de edad que incluiría estudios de posgrado. Además, información sobre el promedio de años de escolaridad de la población tolimense de 5 años y más de edad y sobre personas de 6 años y más , según el nivel educativo alcanzado.

 

¿Por qué el desinterés por la educación? ¿Qué hacer para motivar a personas en edad escolar y alcanzar un mayor nivel educativo?

Si tenemos problemas de cobertura escolar, principalmente en educación preescolar y en educación superior, es interesante conocer las razones por las cuales no estudian quienes debieran hacerlo. 

La Encuesta de Calidad de Vida nos dice que la razón principal para no estudiar es que “necesita trabajar”; 126.000 personas, (el 42,5 %), expresan esta razón, que se relaciona con otras situaciones al interior de los hogares.

La pobreza, el desempleo, la inseguridad, el grado de satisfacción con la vida en general y con las características de la educación que se ofrece.

Se puede decir que coincide esta razón con el hecho que el desempleo en Ibagué afecta a una población de jóvenes equivalente al 29,4 %, entre las 23 ciudades en las cuales se realiza la encuesta sobre mercado laboral, según datos correspondiente al primer trimestre del año 2023. Es una tasa de desempleo superior a la de toda la ciudad, del 19,2 %.

La encuesta de hogares de la cual nos ocupamos, da la cifra de 263.000 personas (54,0 %), jefes de hogar encuestados que se consideran pobres, más grave aún en las zonas rurales donde equivale al 84,9 % de la población (142.000). 

Desde temprana edad, se desea tener un empleo y en ello las circunstancias de pobreza en los hogares exige el trabajo de quien tenga disponibilidades físicas para hacerlo.

En ese orden, entre las razones por las cuales no acceden a las aulas de los establecimientos educativos están, la “falta de dinero o los costos educativos elevados”, situación que afecta a 43.000 personas en estas edades, equivalentes a un 14,6 %.

“Deben encargarse de oficios del hogar”, 38.000 personas (12,7 %), principalmente son mujeres porque el 41 % son hogares donde la mujer es cabeza de hogar, según el Dane. Es una cifra que está creciendo año a año, debido a múltiples factores.


 

No les gusta el estudio 

 

Entre las 17 razones para no acceder al estudio en las aulas disponibles del sistema escolar según la encuesta, está que, “no le gusta o no le interesa el estudio”, a los 88.328 jefes de hogar en el país.

¿A qué se debe tal desmotivación por el estudio? Es una pregunta que ha generado variedad de investigaciones científicas sobre los factores asociados a esta situación.

Aparentemente, intervenir sobre esta problemáticas tiene que ver con múltiples factores externos al ámbito de las organizaciones escolares, entre ellos, la situación económica de las familias, la ubicación geográfica de sus hogares, el nivel educativo de los padres e integrantes de las familias, la inversión estatal en educación, la calidad de los docentes, la calidad del currículo escolar (lo que se enseña y cómo se enseña).

Pero hay aspectos que entran en el ámbito de gobernabilidad al interior de los planteles educativos. No todos son factores que impliquen altas inversiones de dinero, existen las relacionadas con el currículo o los planes de estudios de las asignaturas. También, aspectos que tienen relación con la convivencia escolar, el clima emocional y social que se ofrezca a los estudiantes para que se sientan felices y satisfechos en el ámbito escolar.

Directivos y docentes tienen alta responsabilidad en el ambiente psicosocial propicio para el acceso y la permanencia de los estudiantes en las aulas.

 Luis Alberto Malagón Plata, autor de 16 libros, investigador de múltiples aspectos de la vida escolar, ha teorizado y propuesto acciones dirigidas al logro de la pertinencia escolar y pertinencia curricular, como una propuesta para mejorar el interés por el estudio. Tema que además está incluido en el Plan Nacional de Desarrollo para el cuatrienio 2022-2026. 

La idea es que lo que se enseñe en las aulas, sea de interés de los estudiantes, de sus padres y de la sociedad en general. De tal manera que en la decisión sobre los contenidos de los planes de estudio, intervengan los estudiantes en forma activa. 

Dice Malagón Plata, doctor en Educación, “las instituciones educativas tienen como propósito esencial la formación en sus diferentes dimensiones: social, cultural, política, técnica y científica y para ello se dotan de un conjunto de elementos y procesos los cuales se articulan con la sociedad como el espacio natural hacia donde se integran los sujetos.

 Es comprensible que la formación tenga necesariamente que ser pertinente, es decir los contenidos, las acciones y demás componentes del proceso deben estar en diálogo e interacción con los intereses sociales, productivos y con las aspiraciones y deseos de la comunidad educativa.

En ese orden de ideas es bastante preocupante que la comunidad educativa llegue a desestimar la escuela, la formación y exprese su descontento a partir de la deserción escolar. Sin duda, esta situación nos coloca frente al reto de modificar los procesos para hacerlos más pertinentes, es decir con capacidad de diálogo, interacción e integración entre la sociedad, la naturaleza, la escuela y las personas como mediadoras de esos tres pilares de la formación”.

 

POR LUIS EDUARDO

CHAMORRO RODRÍGUEZ

luiseduardochamorro10 @gmail.com

Especial para El Nuevo Día.

 

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