Sencillez y talento hechos Diana Rojas

CAMILO YEPES - EL NUEVO DÍA
Un pequeño pero sentido recital ofreció esta joven ibaguereña, quien desde hace algunos años se destaca en el exterior en piano y en dirección de banda sinfónica en Austria, sus pasiones.

Si nuestros músicos ejecutan obras de grandes exponentes del repertorio clásico europeo, ¿por qué no era posible que hombres y mujeres del ‘Viejo continente’ se lucieran con majestuosos y reconocidos boleros?

Esto ha venido logrando hace algunos años la joven ibaguereña Diana del Pilar Rojas Rico, como directora de la Banda Musical de Strebersdorf, en Viena, Austria, país en el que ha venido creciendo como profesional.

Y muestra de ese talento la dio la noche del lunes, en un recital de piano junto con su hermana, María Paula, quien con 16 años de edad ya se avizora dando los mismos pasos de éxito que Diana, pero en la flauta.

Su recorrido
Desde que tenía cuatro años, asegura, ya sentía interés por las teclas, todo originado en el piano que una de sus amigas poseía y que tanto quería tener en su hogar, algo en lo que sus padres no pudieron complacerla.

“En Ibagué, aunque está el Conservatorio, era difícil estudiar, pues no todo el mundo tiene acceso a un instrumento como este”, cuenta, y añade que en su defecto le obsequiaron uno de juguete, con el que esperó hasta cuando llegó a los 10 años.

En ese entonces ingresó al Bachillerato Musical (hoy Conservatorio de Ibagué), en el que su primera maestra fue Ligia Guzmán de Naranjo, “muy buena. Me sentí a gusto con ella y no quería que ella se fuera”, pues se pensionó.

A esa enseñanza siguieron las de los maestros Olga Lesmes, Juan Pablo Luna, Carlos Ceballos y María Antonieta Sarmiento, y en la Universidad Nacional (UN) de Bogotá, con la tutoría de Ángela Rodríguez.

No obstante, en el transcurso de sus estudios secundarios, indica, se había familiarizado con la dirección de bandas, a partir de ciertos ejercicios con las agrupaciones del Bachillerato, por lo que imaginaba lo que sería su verdadera vocación.

“Teníamos una hora de dirección voluntaria, y no era fácil la oportunidad de hacerlo porque uno quisiera ir allí a probar, pues tampoco era que se hiciera sin estudiar: escogían algunos que vieran con ímpetu y ganas y que estudiaran”, dice.

En ese entonces tenía 16 años, pero ya en su último grado de secundaria no encontraba institución que ofreciera la dirección como una carrera profesional, hasta que encontró la solución: viajar al exterior.

En ‘otro mundo’
Este camino lo emprendió en 2008, precisamente cuando cursaba segundo semestre de Piano en la UN, carrera que suspendió y por la que se presentó la oportunidad de viajar con rumbo a Viena, capital de Austria.

“Fue algo muy difícil, pues el idioma y la cultura son diferentes. Ya sabía que allá el nivel es muy alto y no iba con ínfulas de ‘vengo a enseñarles’, y sabía que sería difícil. Cuando uno no habla el idioma, así tenga aptitudes musicales es visto como un tonto”, cuenta.

Ella, según cuenta, inició su trayecto por ese país aprendiendo más sobre piano y dictando clases particulares en dicho instrumento, esto es, no contaba con una entrada fija para su sostenimiento.

Allí, tras la recomendación del director austriaco Thomas Rösner, ingresó a dirigir la Banda Musical de Strebersdorf, experiencia nueva para ella aunque diferente, pues en esta agrupación, conformada por voluntarios, sus integrantes la superan en edad.

Es la única colombiana, algo no tan sencillo, pues uno “se presenta como autoridad siendo menor y de otro país. No se puede negar el machismo, ya que no se sale de la imagen del director hombre y cascarrabias”.

Credito
HERNÁN CAMILO YEPES VÁSQUEZ

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