Conflicto por cambio de sitio para el CineClub UT

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
Este espacio cultural, con 20 años de existencia, se niega a mudarse a un sitio sugerido por Desarrollo Institucional, oficina que refiere necesidad para otro tipo de eventos.

La propuesta para cambiar de sitio el CineClub de la Universidad del Tolima ha generado un debate escrito entre la Oficina de Desarrollo Institucional (ODI) y el área audiovisual del Centro Cultural de la alma máter.

Lo anterior, en virtud de que la ODI sugirió que la proyección de las películas no siga efectuándose en el Auditorio Mayor de la Música (para algo más de 300 personas), sino en el antiguo Salón de Música.

Pero la respuesta no fue positiva de parte de María Victoria Valencia, directora del segmento cinematográfico y coordinadora de Artes Audiovisuales del Centro Cultural, y así lo deja evidenciar en una carta que compartió con esta redacción.

Puntos en discusión

En una carta del 23 de agosto, Miguel Antonio Espinosa, director de la ODI, explica que la Universidad no desconoce el apoyo a las actividades culturales, pero que “presenta un déficit de espacios misionales de formación y proyección social”.

Y aconseja el Salón de Música, porque “los auditorios mayores de la Música y la Ciencia son para eventos institucionales que demandan una capacidad superior a las 300 personas” y porque su uso indiscriminado, afirma, “ha generado complicaciones y deterioro”.

Esto es lo que menos conforta a Valencia, quien señala: “¿De qué eventos institucionales y no académicos habla? ¿Cuántos de ellos en el año tienen 300 personas? Si no estoy mal, llenan este requisito más los eventos artísticos que los académicos.

“¿Y las complicaciones y el deterioro que menciona en su nota se deben a un número mayor o menor de personas? Hay lugares o casas deshabitadas que se acaban o se caen por su falta de uso, en la mayoría de los casos por la falta del calor humano”, cuestiona María Victoria.

Sobre la aseveración expuesta por Espinosa de que estos daños son “onerosos para la institución”, la coordinadora sostiene que tan solo ha sido usado el auditorio 10 veces este año, y que el mantenimiento de un sitio es deber de la administración.

En una carta de dos cuartillas, María Victoria exhorta, además, a considerar que los eventos culturales como este también constituyen agenda académica, y a canalizar de manera oportuna la programación de los auditorios.

Mediación y llamado

El vicerrector de Desarrollo Humano, Libardo Vargas, uno de los destinos de la carta de Espinosa, indica que la Universidad ha crecido “de manera exponencial en sus estudiantes en relación con los espacios.

Y asegura que son iguales las actividades académicas que las lúdicas y artísticas, pues “unas son de formación disciplinar y otras son de formación integral. No podemos decir que una es más importante que la otra”.

Sobre esta situación, la considera un llamado de atención a la alma máter para que construya nuevos espacios, ya que “hay dificultades. Esto podría hacerse en uno más pequeño, pero uno que hay que construir; hay déficit serio para lo artístico e inclusive para lo académico.

“En el Plan de Desarrollo hay propuestas de construcciones para muestras artísticas. También son necesarias una sala de música, campos deportivos, muro de escalada, campo de skate, oficinas de investigación y más espacios para profesores. La situación es crítica”, añade.

Y sostiene que “debiéramos generar proyectos, por ejemplo ahora que tenemos el programa Arquitectura, que trabaje en la maximización de lo que tenemos. Ya es hora de que la universidad piense en otros espacios”.

Por lo pronto, la salida más conveniente es que las partes en este conflicto establezcan un diálogo, “para evitar estos enfrentamientos, pues sabemos que las soluciones son a largo plazo”.

Miguel Antonio Espinosa no quiso referirse al tema.

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