Con gran éxito y una nutrida participación de comunidades indígenas y población no indígena, finalizó la decimotercera edición del Festival Indígena de la Chicha, en la comunidad Vuelta del Río, en Ortega, que tiene como objetivo rescatar, difundir y fortalecer los elementos y prácticas que aún se conservan en las comunidades Pijao.

Allí se presentaron agrupaciones culturales del municipio y la comunidad Quintín Lame, de Ibagué, que llevaron sus danzas tradicionales y poesía. Se destaca la participación de niños y jóvenes, en cada una de las danzas, expresiones que son producto de la vivencia social y su relación con la madre naturaleza.

Crisóstomo Capera, gobernador 2014 de Vuelta del Río, comentó al respecto que la comunidad para esta ocasión se preparó y ofreció a los asistentes como una manera de agradecer su presencia y su participación la alimentación y la bebida oficial, que en definitiva es la chicha.

“Se dispuso de 10 arrobas de maíz, preparándola en sus tres estados naturales de fermentación -dulce, picante y fuerte-, para que pudiera ser degustada por niños, niñas, jóvenes y adultos”, indicó.

Lo que falta

No obstante, dijo que “sostener el Festival es muy difícil cada año, pues no se cuenta con apoyo permanente, de ninguna institución u entidad estatal”; por otro lado, reconoció que “para esta edición se tuvo el apoyo, pequeño, del municipio y un poco mayor de Ecopetrol”.

El líder aseguró que a pesar de que se hizo la solicitud al Gobernador del Tolima, no se obtuvo respuesta a la solicitud de su parte, en razón a que la Dirección de Cultura departamental habría manifestado su negativa para este evento.

“Es importante resaltar que necesitamos apoyo, principalmente en la adecuación de espacios para la presentación de los grupos, apoyo para el transporte, el vestuario y sitios de hospedaje, para poder brindar una mayor comodidad de los participantes y asistentes”, destacó.

Entre tanto, Libardo Gutiérrez Tique, gobernador 2015 de la misma comunidad, agradeció a los grupos folclóricos, a la guardia indígena, a las comunidades indígenas participantes y a las instituciones que apoyaron el Festival.

Todo tiene un contexto

Antes de la invasión española, la chicha era bebida sagrada ofrecida a los dioses ancestrales, como pagamentos, agradecimiento por la cosecha y los buenos tiempos, y a pesar de la prohibición y el desprestigio que hicieron los españoles las comunidades las siguieron elaborando y consumiendo

En 1948, describe a manera de recuento la comunidad Vuelta del Río, fue emitido un decreto presidencial en el que se ordenó prohibir la elaboración, comercialización y el consumo, que originó que las chicherías y las chicheras fueran objeto de persecución, y sus utensilios y vasijas fueran destruidos.

Pero todo cambió a partir de la Constitución de 1991, donde se reconoce Colombia como un país multiétnico y pluricultural y las comunidades adquieren derechos como comunidades y pueblos indígenas, con su cultura, sus prácticas culturales, sus sistemas propios y sus formas de vida.