La música hecha en Colombia tiene la labor primordial de que en el mundo se nos vea como una potencia en valores: esto lo cumple a cabalidad Herencia de Timbiquí, grupo que a punta de abosaos, currulaos y una que otra balada ha sabido cautivar corazones.

Parte del mensaje de paz que defiende radica en que “Colombia tiene que seguir siendo Colombia”, y así lo señala Begner Vásquez, uno de sus vocalistas, en una corta pero sustanciosa charla con EL NUEVO DÍA después de su gran concierto del 20 de julio.

E.N.D.: ¿Cómo se han convertido en ese referente musical del país?

B.V.: Es un trabajo al que, en un tipo de sociedad como esta, donde la cultura no suele ser tan importante para la gente, hay que dedicar muchísimo tiempo, muchísimos años; hacer públicos a punta de conciertos, reinventarse día a día y dedicar la vida entera, para que se haga una realidad.

E.N.D. ¿En esa reinvención se corre el riesgo de perder lo autóctono o han sabido manejarlo?

B.V.: Siempre se corre el riesgo de sufrir transformación, pero si uno se encasilla en lo que es, no permite la evolución. Hay que mezclarse con otras culturas, otras tendencias y otros colores, hacer que sea un matiz nuevo, la resultante de la mezcla de todo lo que uno logra conocer en el camino para poder ser original.

Es una propuesta que nace de una música del Pacífico que ya existía, pero lo que ha logrado Herencia de Timbiquí es un nuevo nacimiento, que se convierte en original. Es lo que queríamos regalar a la gente: que se identificara con el rock, el funk, la salsa, el bolero, la balada y el pop.

Que se identifiquen, además, con un lenguaje que es colombiano, y que podamos vernos reflejados todos a través de esta música.

E.N.D.: ¿Qué han aprendido de este trabajo por resaltar el país?

B.V.: Colombia es un país que se caracteriza por ser muy humano, así no parezca, y cuando salimos del país lo notamos, nos damos cuenta. Colombia tiene que seguir siendo Colombia, estamos deshaciéndonos de las secuelas de una cultura que no era nuestra, lo que nos dejaron los españoles; en el fondo el colombiano es amable, transparente, sin vicios, determinado y guerrero en el buen sentido.

Infortunadamente, se ha derramado mucha sangre y ha tenido que haber muchas víctimas, pero es un camino que han vivido Francia e Inglaterra; los mismos invasores han tenido su historia sangrienta.

Quisiéramos que en el Siglo XXI esto no ocurriera, pero parece que estamos condenados a aprender de lo funesto. Me doy por bien servido al saber que en Colombia, hace poco menos de 50 años los negros, los mestizos y los indígenas no podían estar juntos en un mismo escenario, y hoy lo estamos: me parece que es un avance grandioso.

Proyección

E.N.D.: ¿Cómo se proyecta Herencia de Timbiquí en el futuro?

 B.V.: Somos un gen que se va transformando y se va reformando, en la medida en que la cultura del país lo necesita. Lo único es que queremos ser los referentes culturales y sociales de Colombia en el mundo, queremos ser la cara visible, y que el mundo sepa, a través de nosotros, que existe un país que se llama Colombia que está lleno de mucho amor.

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