“Creemos en Batuta que los niños, adolescentes y jóvenes tienen derecho a aprender música, disfrutar la música”

Crédito: JORGE CUÉLLAR - EL NUEVO DÍA
En entrevista con EL NUEVO DÍA, María Claudia Parias, presidente Ejecutiva de la Fundación Nacional Batuta, contó de los alcances que han logrado en la región a través de la música y la importancia de acrecentar la cobertura en beneficio de las nuevas generaciones.
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¿Cuál es el motivo que los hace visitar Ibagué y aquellos detalles de esos logros?

MARÍA CLAUDIA PARIAS: La razón por la que estamos acá es porque firmamos con el nuevo Alcalde de Ibagué un convenio marco de colaboración para tratar de entender cómo podemos lograr la acción de Batuta en Ibagué; cómo podemos crear nuevos centros musicales, ofertar los distintos programas y metodologías de trabajo, que cobijan niños que van desde los 2 años hasta jóvenes que tienen 18 o 19 años de edad, en la formación musical que Batuta ofrece a través de sus distintos programas.

Tenemos la esperanza de trabajar de la mano por ejemplo en programas de iniciación y prácticas corales; eventualmente en programas orquestales que puedan ser complementarios a la enorme oferta de formación musical que ya perse tiene la Ciudad Musical y que tiene reconocimiento por su historia.

Pero también se hablaría del territorio tolimense. ¿Otros municipios harían parte de actividades o líneas de proyección?

M.C.P: Sí. Digamos que el acuerdo que firmamos es con Ibagué, con la Alcaldía de Ibagué, que tiene la intención de entender cómo poder trabajar con Batuta no solamente en las áreas urbanas de las ciudades sino en las rurales, y vamos a trabajar también con la Gobernación.

Estuvimos reunidas junto con Greis Cifuentes, que es una tolimense absoluta, y que obviamente está muy interesada en que podamos tejer lazos de comunicación con actores culturales de la región, con el Director de Cultura de la Gobernación, analizando la posibilidad también de llegar a otros municipios.

Unos primeros acercamientos en donde lo que nosotros hacemos es decir éste es el saber hacer de 30 años de una entidad muy potente en Colombia, y expresar la voluntad de poner al servicio la construcción de planes de desarrollo y políticas públicas culturales, ese saber hacer para aumentar el impacto.

Justamente casi tres décadas de servicio a la comunidad, especialmente a los más jóvenes del país. Aterrizando esa historia a la Ciudad Musical, ¿cuál ha sido la acogida hacia las labores que ustedes desarrollan en los dos centros musicales?

M.C.P.: Hace muchos años estamos acá. Es una presencia muy importante, los lugares en donde estamos son lugares en los que se reciben muchos desplazados, personas víctimas, y es ese programa específico ‘Música para la reconciliación’, el que tenemos vigente en la ciudad y en Planadas, orientado para ellos.

Lo que hemos podido descubrir con las investigaciones que hemos hecho es que, específicamente ese programa tiene un componente de formación musical en ensambles de iniciación musical en coros, pero también tiene un componente de atención psicosocial que tiene efectos medibles y cuantificables.

Tiene efectos en términos de lo interior, de lo íntimo de cada persona, en cosas como por ejemplo mayores desarrollos cognitivos, particularmente en áreas de matemáticas y lenguaje que es donde la música tiene efectos claramente identificables.

Los efectos no solamente tienen que ver con el hecho de desarrollar solamente habilidades musicales, y de incorporar el lenguaje musical al cerebro y generar la capacidad de lectoescritura o de entender cómo funciona el lenguaje de música, sino un elemento que dignifica la existencia.

Menciona algunas metodologías y podría decirse que muchas personas no conocen el proceso pedagógico que tiene Batuta, ¿cómo lo han logrado?

M.C.P.: Es una metodología que se conoce como Orquesta escuela que fue implementada en Venezuela con mucho éxito por el sistema de ese país, creado por el maestro José Antonio Abreu en los años 70, y es una que implica muchas cosas.

La primera, que el trabajo es grupal. Aquí no hay una formación de uno a uno con un profesor bravísimo en un conservatorio que trabaja con un niño genio, que es superdotado. Aquí se parte por reconocer que los niños tienen inteligencias múltiples, y se parte por reconocer también que el acceso a la música es un derecho universal.

Los niños tienen más habilidades que otros, y por generar ese espacio de equidad, en términos de la participación de una oferta, ellos están ávidos de aprender. Se forman los grupos, circulan por los distintos instrumentos, y todos colaboran porque se crean unos valores que corresponden a la manera de formar, de hacer música que se basa en el respeto por el otro.

Con la idea del que el que más sabe ayuda al que menos sabe. A diferencia de los deportes, aquí lo que pasa es que no hay competencia sino que es un tema de que si todos lo hacemos bien, va a sonar divino. Y lo que a final de cuentas quieren es que el concierto salga bien porque es su manera de mostrarle a sus comunidades y familias que es a través de estos obtener unos logros.

Que son valiosísimos, porque la música no es fácil. Entonces es el desarrollo de unas destrezas y habilidades pero también de agenciamiento de valores clave dentro de los que hemos estudiado, y esto con econometristas y planeación nacional, el valor que es más común entre los centros de Batuta es el respeto. Es una idea de una formación integral conjunta comunitaria muy interesante.

Batuta

Es decir que es una historia rica en enseñanza, valiosa por su humanidad. Por esa razón, los valores que se exaltan de aquellos talentos cuando pasan de cierta edad, ¿continúan en sus carreras? ¿Podría mencionar de aquellos que han trascendido fronteras?

M.C.P.: Nosotros calculamos que en estos 30 años de historia han pasado unos 500mil niños por el sistema, y por lo menos el 10% son hoy en día músicos profesionales. Hay casos muy impresionantes, algunos de niños que no tenían nada en la vida y lograron convertirse en músicos profesionales. Un destino de vida mucho mejor del que hubieran pensado que iban a tener.

O sea que se ha generado una movilidad social ascendente muy importante en el sistema Batuta, y también casos de niños talentosísimos que han estudiado música a nivel profesional y luego han salido a conformar orquestas sinfónicas muy importantes.

Es el caso de una niña de Bogotá que participó en un concurso mundial para entrar a formar en una orquesta en San Petesburgo, Rusia, y fue seleccionada como contrabajista. Un contraste impresionante.

Sin embargo, el objetivo de Batuta no está enfocado tanto en lograr que haya grandes estrellas, directores orquestales o intérpretes de instrumentos, sino en general ofrecer condiciones para contribuir con el mejoramiento de la calidad de vida.

Y para incorporar la música como un derecho. Creemos en Batuta que los niños, adolescentes y jóvenes tienen derecho a aprender música, disfrutar la música, y tienen derecho a entender muchas veces más música de la que ellos creen que existe.

Por eso el hecho de llevar repertorios universales del mundo sinfónico a sitios donde hay otras prácticas musicales. Es ampliar el espectro, es decirle todo este abanico de posibilidades existe y puede ser tuyo. Puede ser tanto de niños europeos millonarios, como tuyo acá en Ipiales.

Es también romper los mitos alrededor de la supuesta alta cultura, entendiendo que la música es un lenguaje universal y es tan valiosa la tradición musical colombiana como las prácticas occidentales de la música; en todos los sentidos, formas y maneras de ser y estar en el mundo.

Eso traduce a construir país desde el arte, la cultura y hablar desde el lenguaje de la música, el lenguaje de la paz...

M.C.P.: De acuerdo, tal cual. Tú lo resumes muy bien, ese el trabajo de Batuta, y ese es el objetivo. Batuta tiene una experiencia muy alta en cómo usar la música como una herramienta de cambio, y de un cambio orientado a la construcción de una cultura de paz.

¿Se pretenden ampliar las cifras de beneficiados desde los programas de Batuta?

M.C.P.: Ese es nuestro objetivo, poder tener mayor presencia territorial y obviamente ampliar el número de beneficiados participantes. Crecer, también nuestro interés como entidad de carácter mixto que somos es buscar nuevos socios en la empresa privada, nuevos socios en los gobiernos locales, entes territoriales.

Porque creemos que cuando hay una corresponsabilidad de los actores que están presentes en un territorio, generamos mayor apropiación de manera más rápida.

Aportar al conocimiento que se está construyendo a nivel mundial sobre las artes y la transformación social, porque uno oye ese título y sabe que eso está de moda, pero por qué. Por qué eso tiene valor.

El hecho de tratar de recuperar el lugar que en otras épocas de la historia tiene un mecanismo de humanización, entonces nosotros sabemos porqué.

Llevamos 30 años estando en el dolor, la miseria, la exclusión, en las vulneraciones, etc., y entendemos realmente el poder que puede tener el arte como un factor de cohesión social, de tejido social. El enaltecimiento humano como tú lo dijiste muy bellamente.

Una invitación, un llamado a los actores de esta región para que conozcan el proceso y hagan parte lo tanto que hay por hacer por las nuevas generaciones.

M.C.P.: A nosotros lo que nos interesa es que ojalá con los empresarios podamos trabajar de la mano y entiendan que esto no es una competencia ni una pelea por acceder a recursos, sino un trabajo que mancomunadamente nos debería poner en la misma mirada, una misma línea de trabajo que es trabajar por el bien común y por la construcción por la paz, que es de todos.

Si tenemos una herramienta que comprobadamente ayuda a este propósito, cómo no ampliarla, cómo no llevarla a otros sitios.

Credito
ALEJANDRA CAVIEDES

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