“Yo me creo feo”: Félix García Motta

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
La actividad social, volar, cantar, tocar la guitarra, montar bicicleta, darle uno que otro gusto al ojo y dictar clase son las cosas que más apasionan a Félix García Motta. Él reconoce que es un buena vida.

Siete veces director y ahora presidente, resumen la vida de Félix García Motta, en el Festival Folclórico Colombiano, organización a la que ingresó en 1984 invitado por Jorge Álvarez. Contrario a lo que muchos dicen, él cree pertenecer a este grupo no buscando figurar y menos dinero, pues asegura que su trabajo lo hace gratis.

Ingeniero Civil de profesión y bogotano de nacimiento, desde el primer mes de vida reside en el Tolima. Desde muy niño su pasión ha sido la aviación, a tal punto que confiesa que aprendió a decir primero avión que mamá.  

Entre sus múltiples lujos está una avioneta en la que ha montado a la mayoría de los políticos de la Vinotinto y oro, y con la que no tiene excusa de llegar tarde a sus reuniones fuera de Ibagué, pues se moviliza por los aires como amo y señor. 

Su núcleo familiar lo integran su esposa, Jassive Chabur, y madre de sus dos hijos: María Alejandra, quien este año recibe título de médica, y Félix, quien heredó la vena de la ingeniería civil.

¿Cuál considera ha sido el Gobierno más tacaño con las fiestas?

¿Sabe una cosa? Yo de los malos ratos casi no me acuerdo. Creo que todos los gobiernos en lo posible han ayudado al Festival y siempre hemos tenido un excelente trato por parte de los mandatarios departamentales y municipales. ¡No es por quedar bien!

¿Quién ha sido el más comprometido? 

El que más plata ha otorgado es Luis H. Rodríguez. El año pasado creo que se batió el récord, dio dinero para el sostenimiento de la Policía durante las fiestas (hubo que traer más de mil hombres para reforzar la seguridad), dio 60 millones de pesos para arreglar la Concha Acústica; otorgó presupuesto para hacer un tablado popular, que hacía mucho tiempo no se podía hacer porque no había dinero, y entre otras porque durante la administración de Jesús María Botero, él los prohibió, dijo ‘que no le parecía, que eso era un atentado contra la seguridad de la ciudad’.

¿Bajo qué administración se han hecho las mejores fiestas?

Presupuestalmente con Luis H. Rodríguez, el actual alcalde, sin lamer como dicen.

¿Y las peores?

A mí me tocó en 1992 ser director y creo que esas fueron las fiestas más pobres, durante la administración del  mandatario seccional Ramiro Lozano, pues como se recuerda hasta 1998 las fiestas estaban en manos de la Gobernación, labor que luego asumió la Alcaldía por tres años, y se dio cuenta que eso era un desastre y ahí fue cuando se creó la Corporación. 

¿Qué anécdota le dejan tantos años dentro del Festival Folclórico?

Yo no cobro ni un peso por lo que hago en el Festival, siempre ha sido gratis, pero la experiencia administrativa, de manejo de personal, de logística y de organizar un evento como este, es una experiencia que a uno como empresario lo va forjando, es decir que más que anécdotas me ha ayudado a ser mejor empresario.

¿Si usted no cobra, entonces por qué trabaja allí?... ¿por figurar?

En absoluto. En este momento yo tengo cuatro presidencias que las considero sumamente importantes, y no es por ánimo de figurar, sino que me gusta trabajar por la comunidad y el grupo de personas al que pertenezco y que han decidido nombrarme presidente: Camacol, Comité de Gremios Económicos del Departamento, Festival Folclórico y  la Asociación Nacional de Ingenieros de la Universidad Javeriana.
Luego de usted y Bethy García en la Corporación, ¿quiénes?

Hasta cuando Dios decida. Creo que el hecho de que haya recaído en Bethy el nombramiento como nueva directora es un merecimiento, y pienso que va a durar muchos años. Ese cargo es el que mejor le queda.

La música, su desvelo

Paralelamente a las labores como docente universitario, presidente y empresario, Félix García se deja llevar por uno de sus grandes amores: el canto y tocar la guitarra.

Según cuenta, fue a través de la música que perdió la timidez a las mujeres, ya que en su adolescencia no era capaz de pasar ni una palabra con el sexo opuesto.

Está convencido de que canta sumamente bien, a tal punto que cree que si hubiera asumido el riesgo de participar en el reality ‘Yo me llamo’ hubiera pasado, sino fuera porque le dio pereza hacer la cola. Le fascinan Nino Bravo, Sandro y José José, a quienes interpreta muy parecido, al igual que lo hacía de niño imitando a Joselito.

La música no es solo un pasatiempo con el que se divierte y una que otra vez anima reuniones de amigos, sino que en su juventud le generó dinero, llevándoles serenata a las novias de sus compañeros de colegio y cantando hasta en cantinas, acompañado de su banda Los etílicos, de la que era vocalista.

Tenía 16 años cuando la fundó con un grupo de amigos, todos con formación musical, excepto él. La agrupación duró dos años, y alcanzó a presentarse en Cali y en la Mesa, Cundinamarca, en la época era el contrapeso de un grupo de rock llamado Sacramento.

Preguntas y respuestas

¿Es presumido?

De mí dicen muchas cosas, una de ellas inmodestia. Lo que pasa es que uno a veces inspira ciertas sensaciones, pero la realidad ni más faltaba. Los que me conocen bien y han sido alumnos míos saben soy una persona común y corriente.

¿Y petulante?

Uno no sabe hasta qué punto puede serlo; la idea es que no, pero puede ocurrir...

¿Es tumba locas?

No. Creo que las amigas que me conocen saben que la pasamos muy bueno y muy divertido; una de las cosas que más me gusta es la vida social. Creo que he llegado a todas esas presidencias porque soy un buen organizador de fiestas y reuniones.

¿Félix García es un buena vida?

Sí, creo que sí, me la gozo. 

¿Qué lo pone infeliz o como lo llama la famosa Juana la Sanjuana: injélix?

Cuando mis hijos se desaparecen por unas horas y no sé donde están, eso me pone muy preocupado.

¿Se cree interesante?

Con la madurez y la vejez uno se va dando cuanta de que a los hombres nos entran las cosas por los ojos y a las mujeres por los oídos, entonces un hombre que sabe encantar a una mujer es un hombre que sabe decir de una manera adecuada algo en el momento ideal y, por supuesto, con la experiencia y los años uno se va volviendo como los vinos: interesante.

¿Se ve atractivo?

En absoluto, yo me creo feo.

¿Tiene algún sex-appeal?

Sí, y me lo han dicho muchas mujeres: los ojos, el color les parece muy bonito. Y un antisex-appeal también tengo, la nariz. 

¿Ha llorado por amor?

Sí, varias veces. La anécdota más larga es cuando me separé de quien hoy es mi esposa, porque me tenía que ir a estudiar a Estados Unidos. Yo estaba muy ennoviado con ella, creo que ese día cuando el avión despegó me pegué la llorada más berraca de mi vida.

¿Se ha sentido traicionado?

Sí, no quiero particularizar, pero sí me he sentido por algunas personas. Digamos que me han traicionado en asuntos administrativos internos.

¿Cómo gerente de la Fábrica de Licores tomaba mucho Tapa Roja?

No. Me acuerdo que cuando recibí la Fábrica en la administración de Carlos Alberto Estefan, desde hacía más de dos meses no producía una botella, estaba prácticamente quebrada y cerrada. 

Pasión por la aviación

¿Qué fantasía le hace falta cumplir?

Ir al espacio en un vuelo suborbital, yo creo que si Dios quiere eso, lo voy a poder realizar.

¿De dónde surgió su gusto por la aviación?

Mi mamá dice que yo aprendía a decir la letra “a” con la palabra avión, y que fue mi primera palabra antes de decir mamá. Toda la vida me gustó la aviación; es más, cuando era niño hacía aeromodelos y en primaria intenté armar un avión de tamaño natural, fracasé porque no tenía los conocimientos ni la ingeniería para poderlo hacer.

Tiene una avioneta, ¿a qué personalidades ha montado en ella?

A muchas. He montado a casi todos los políticos del Tolima, a varios ministros y exministros y gobernadores. Fui piloto de la Gobernación del Tolima en tres periodos, el más intenso fue durante el gobierno de Guillermo Alfonso Jaramillo, hicimos muchísimos vuelos, él anduvo por muchas partes del país buscando la paz. Gente muy importante ha volado conmigo y para mí ha sido un honor poder transportarlos y que estén vivos (risas).

¿Es un lujo o una necesidad?

Yo lo tomé como una afición, pero créame que es el medio de transporte ideal, el más seguro y rápido que existe, y yo en este momento lo utilizo mucho para mis viajes particulares. 

Credito
EL NUEVO DÍA

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