“No tengo ni la 's' de santa”: hermana Sandra Puetate

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
Alegre, trabajadora, optimista, descomplicada, audaz, amante de la salsa y con una gran vida espiritual. Así es la hermana Sandra, a quienes muchos fieles llaman de cariño: santa.

Sandra Mireya Puetate Pérez, directora del Instituto de Teología y Pastoral - Itep y Delegada Arquidiocesana de Catequesis tiene sus días contados en Ibagué, y el país, pues su comunidad religiosa, la Congregación de las Hijas de la Misericordia la han trasladado para Perú, por lo que con nostalgia empacará su equipaje para partir a finales de diciembre o principios de enero, dando por terminado tres años de trabajo en esta ciudad.

Los fieles que le han tomado cariño oran porque la orden dada por sus superiores cambie, porque por libre albedrío jamás dirá que no, dado su voto de obediencia.

En diálogo con EL NUEVO DÍA esta religiosa ecuatoriana, aseguró que abandonará el país, que desde hace 27 años se volvió su casa, convencida de que logró sembrar en muchos el amor por el Evangelio.

Confiesa que no se cansa de buscar la santidad y que no tiene ni la “s” de santa, a la vez que cuenta que ha sido objeto de coqueteos, que le gusta el baile, ama la libertad, el cambio, que es una mujer muy segura, y encuentra la fuerza en la oración, a la cual le saca espacios largos junto al sagrario. Comenta que de dos horas diarias por poco.

Hermana, ¿Siempre quiso ser religiosa?

No, ni quería ni pensaba ser religiosa, e inicialmente lo hice por molestar.

¿Cómo así?

Era muy traviesa y molestaba diciéndole a una religiosa que yo quería serlo, que me llevara, solo por ver la cara de mis compañeros de clase. Un día ella me dijo que iba a llegar la hermana superiora, pero que por mi juventud no creía que me fuera aceptar, pero fue todo lo contrario. Cuando me aceptaron solo pensaba en salir corriendo, escaparme, pero después pensé me vengo para Colombia, me estoy dos meses y después renunció.

La verdad es que me gustó y empecé mi profesión religiosa el primero de enero de 1991, es decir, ese día vestí de hábitos, pero entré a la comunidad fue el 13 de octubre de 1986.

¿Sin sentir vocación como conoció a Jesucristo?

En la congregación tenemos cuatro años de formación, dos años de prenoviciado, y dos de noviciado, donde uno empieza a descubrir si esta es su vocación o no lo es y a descubrir la presencia de Dios en uno, en el hermano, en las realidades y acontecimientos. Cuando yo profesé, a los 21 años, ya estaba segura de lo que quería, ahora tengo 42 y puedo decir que me siento feliz, realizada y plenificada en mi vida religiosa.

¿Qué le dijeron sus padres por su decisión?

Mi papá nunca lo quiso, me dijo: 'mija prefiero verla muerta en un cementerio y no en un convento sufriendo', y me dejó de hablar ocho meses, cuando me llamó tampoco fue la mejor llamada porque me colgó el teléfono, al decirle que estaba feliz, y a las tres semanas llegó a visitarme a Colombia.

¿Y su mamá?

Ella no decía nada, es de la gente que guarda silencio. Sé que mi mamá sufrió muchísimo, me cuentan las tías y vecinas que durante dos años estuvo para enloquecerse de la pena moral, y ella luego con los años me contó que prácticamente le debía la aceptación a la virgen, porque en una peregrinación le pidió de corazón que le sacara esa angustia. Una vez me dijo que cada vez que sonaba un carro creía que llegaba; sufrió en su silencio...

¿Sabiendo el dolor que causó pensó en renunciar?

No, porque me sentía plena y realizada siguiendo al Señor.

¿Como define sus 27 años como religiosa?

De felicidad y plenitud, pero eso no quiere decir que haya ausencia de dificultades, han sido 27 años de gloria, pero también bañados en dolor, sacrificio y lágrimas.

Muy terrenal

¿Tomó los hábitos muy joven, llegó a tener novio?

Sí, tres muy formales, con el último duré casi un año, y lo dejé para ingresar a la congregación, prácticamente nunca me despedí. Lo volví a ver a los cinco años, cuando regresé a mi casa por primera vez, y él me lo reclamó, y me dijo que lo había engañado, a lo que respondí que fue una cosa que se dio, nunca pensé ser religiosa.

¿Le ha hecho falta tener una familia?

-No, es más creo que no hubiera servido para casada, porque yo soy muy libre y me aterra estar condicionada a alguien, y a pesar que dentro de la comunidad uno está subordinado a ella, sin embargo es distinto pienso yo. No me ubico ni como madre ni como esposa, soy libre, no me veo en un espacio tan chiquito.

¿Extraña los besos de un hombre?

Después de vestir los hábitos no. No quiere decir que porque tenga un hábito encima eso me vuelva inmune a que alguien me guste, pero cuando veo eso, tengo que decir no, porque si yo cedo a otras cosas le estoy siendo infiel al señor.

Mi vida la he vivido tan libre, tan feliz con los demás y la oración que eso me ayuda a salvaguardar lo que es la castidad.

¿Siendo religiosa ha sentido atracción por alguien?

Sí, de pronto me gusta fulano de tal por su forma de ser, porque es caballero, por su inteligencia, pero no significa que me enamore. Me llama la atención, me gustó y ahí no más. Uno a veces puede gustarle a otra persona también.

¿A la hermana Sandra le han 'echado los perros'?

Sí, en varios lugares, pero cuando uno está claro y ama lo que tiene simplemente tranca las cosas o huye.

De toco un poco

¿Le teme a la muerte?

No, y creo que cuando Dios a uno lo lleva joven es porque uno está preparado. Le temo es a cuando me pidan cuentas y no tenga nada que ofrecer.

¿Desde lo humano a qué le teme?

A nada, de pronto un poco a las calumnias, al chisme, eso duele y lastima el corazón, al igual que a la traición de los amigos y seguramente porque nunca lo fueron.

Algunos le llaman santa, ¿Usted se siente así?

No, para ser santa se requieren  muchas cosas, y yo no tengo ni la 's' de santa. Yo no me canso de buscar la santidad y trabajar por ser mejor.

¿A qué no responde?

Lo que es caduco, lo viejo me asfixia, me encanta innovar.

¿Cuál es su mayor defecto?

Que a veces me torno intransigente con la gente que no sigue mi ritmo.

¿Qué le molesta?

La gente floja y la gente que sea crea mucho sin serlo, como digo hay gente que se cree pupi con Sisbén. 

¿Es de mal genio?

No, soy del signo escorpión, pero a mi nadie me nota que lo sea porque he trabajado mucho en mi carácter. Creo que en mi vida solo dos veces se me ha salido la rabia indígena.

¿Es verdad que le gusta el baile?

Sí, me gusta bailar salsa y samba, y lo hago en esos espacios donde hay un ambiente de fraternidad.

¿Siendo monja toma?

Sí, algunas veces bebo whisky  o vino tinto, pero no para embriagarme.

¿Usted se confiesa?

Sí, cada ocho días o máximo cada 15.

¿Qué pecados tiene?

Muchos, tales como el egoísmo, la impaciencia, la intolerancia, a veces la prepotencia y la ira.

¿Cuándo se quita el hábito?

Solo para dormir y cuando voy a la playa o piscina.

¿Cuántos tiene?

Dos hábitos clásicos, que uso para fechas especiales y cuatro vestidos de uso diario.

¿Tiene lujos?

No, como mujer me gustan las lociones, las cremas de mano, me gusta estar bien presentada, vigilando que no sea vanidad. Me gusta estar bien arreglada porque la pobreza riñe con el desorden.

¿Porque las monjas mantienen el cabello cubierto?

Nosotros hacemos tres votos cuando profesamos: pobreza,  obediencia y castidad, en este último al cubrirnos el pelo es como para tener menos que mostrar. Uno se acostumbra tanto al velo que olvida que lo lleva puesto.

Credito
EL NUEVO DÍA

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