“Mi mayor temor es el fracaso”:Yamile Arango

La periodista asegura que le encanta trabajar bajo presión, y que renunció a la Alcaldía de Ibagué, donde quedó ‘atornillada’ gracias a ‘Chucho’ Botero, porque el salario era muy bajo y se estaba estancando. También confiesa que jamás votaría por Luis Carlos Delgado Peñón y que cree que Luis H. no se deja asesorar.

Yamile Arango tiene 26 años y desde hace seis meses hace parte de la nómina de prensa del Senado de la República, por lo que cree que está cumpliendo uno de sus mayores sueños: hacer carrera en la Capital de la República.

Su gusto por la política inició a los 16 años, al hacer parte del equipo de la primera campaña de Óscar Barreto, con quien conoció a los hermanos Emilio y Rosmery Martínez, quienes más tarde le designarían una gran tarea: manejar la campaña presidencial en el Tolima de Germán Vargas Lleras; tras tres años con Cambio Radical se convirtió en la mano derecha, en cuestión periodística del exalcalde Jesús María Botero, quien logró dejarla en provisonalidad en la Administración local.

De la política se distanció poco tiempo al llegar a la Concesionaria San Rafael y luego a la Sexta División del Ejército; de su larga lista de empleos ha renunciado al sentir que ha cumplido un ciclo, situación muy similar a la que la llevó al divorcio, luego de dos años de casada.

Precisamente al estar pasando por el dolor de la separación llegó la oportunidad que siempre había estado buscando, de la mano de Nelson Parra, quien la llamó para ofrecerle una vacante en el Senado, y así empezar a forjarse nombre en Bogotá.

¿Cómo está su relación con ‘Chucho’ Botero?

En la parte de amistad hablamos un tiempo y creo que por obligaciones de parte y parte nos distanciamos, pero el mejor recuerdo de él, respeto total y el agradecimiento por haberme dado la oportunidad de haber hecho carrera a su lado.

¿Qué retos le implicó trabajar con él?

Muchos, sobre todo aprender a manejar mi tiempo, porque mi agenda no dependía de lo que yo quisiera hacer hoy, sino de lo que él hiciera.

¿Quiso botar la toalla?

Nunca, porque me encanta trabajar bajo presión y siempre me ha gustado ese reto de no tener tiempo, estar estresada, esa es mi pasión.

¿De qué se arrepiente?

De una de las cosas que me arrepiento de cuando llegué a trabajar con ‘Chucho’ Botero, es que cuando me ofreció ser el reemplazo de Zayra Tatiana yo no era profesional, sino que tenía el técnico de la CUN, entonces fue una situación difícil porque tuve que entrar como contratista, el sueldo era demasiado bajo, debía vivir con las uñas. 

¿En algún momento le aumentaron?

Fue algo complicado cuando ingresé y entré como contratista, pero mis cuentas se demoraban, y él por colaborarme y darme estabilidad me metió a una provisionalidad y en ella el sueldo bajó, pero era más fijo. Por eso cuando terminó su mandato preferí aceptar la propuesta de la Concesionaria porque era muchísimo mejor el sueldo y también estable, pero allí me sentí en el lugar equivocado.

¿Qué tal su relación con los hermanos Martínez Rosales?

Excelente, pero presté mis servicios y no sentía que avanzaba, me sentía estancada y renuncié.

Cuando usted se aburre de algo lo acaba. ¿Le ocurrió lo mismo en su matrimonio?

Sí, fue igual, soy demasiado radical. 

¿Por qué se le acabó el amor?

Llevábamos seis años de convivencia y llegó el divorcio. Cuando teníamos cuatro años de vivir juntos decidimos casarnos por la iglesia, y no sé que pasó. Creo que fue cuando terminé de trabajar con ‘Chucho’ Botero, ya que empezamos a compartir demasiado tiempo y empecé a sentir que ninguno de los dos era feliz, no hacíamos nada diferente, lo veía cansado, no éramos compatibles; yo di un paso y él estuvo de acuerdo porque era evidente que ya no nos sentíamos felices.

¿Cómo fue ese primer día de soltería?

Demasiado duro, pese a que fue una decisión que se venía tomando desde hace mucho tiempo el primer día lloré como nunca. Uno se casa con esa ilusión de que será para toda la vida, hay planes de hijos, de una familia, y no hubo nada, solo una hija peluda que es mi perrita (Sharol Dayana).Ese cambio fue muy brusco, al salir del apartamento donde vivía y llegar a donde mis papás; gracias a Dios no fue mucho tiempo, porque se dio lo de Bogotá y ayudó bastante.

¿Pensó en darse otra oportunidad?

No. Cuando doy un paso es un paso que no se retrocede. 

¿Quién se quedó con la perra?

Mi exesposo, y me costó muchísimo dejarla y todavía es la que me saca muchas lágrimas aquí en Bogotá de sentirme sola y no tenerla. Ahora solo conservo de ella el tatuaje que me hice en una pierna y creo que es una de las cosas que me hace sentir que la tengo ahí, pero que ya no existe.

¿Por qué renunció a ella?

Porque no tenía adónde ir. Donde mis papás el espacio es de mi sobrino Tomás, que es otro de mis grandes amores, y él y Sharol no se la llevan bien; creo que hay como celos, entonces lo mejor era que se quedara con el papá, porque sabía que estaba mejor con él que conmigo y además que sabía que no me la iba a entregar. 
Tras este fracaso matrimonial, ¿cómo está?

Digamos que tranquila, estoy dedicada a mi trabajo.

¿Soltera?

Había alguien, pero es un proceso complicado porque cuando uno sale de una relación es un momento de esperar y ahí vamos mirando como a ver qué pasa.

¿Qué está buscando Yamile?

Un hombre que me respete, que me genere confianza y tranquilidad y que siempre esté luchando para enamorarlo a uno.

¿Cómo la enamoran?

Con humildad. No me gustan los hombres que intentan deslumbrarme con dinero, antes me espantan.

¿Qué extraña de estar en pareja?

Tener estabilidad emocional y esa persona en qué apoyarse; sin embargo, siempre he sido muy independiente, inclusive de mis padres.

¿En los zapatos de quién no le gustaría estar? 

En los de Petro, por esa inestabilidad que está viviendo, ya que no puede gobernar por estar pensando en defenderse.

¿Qué piensa de los congresistas tolimenses?

A algunos se les ve el interés por trabajar por su región, mientras hay otros que ni suenan ni truenan.

¿Cuáles?

Vemos muy acucioso al senador Laserna, quien se siente con el ánimo de trabajar por su región y en los debates en que tiene que estar es muy juicioso; los congresistas que uno veía en el Tolima que sonaban mucho y aquí tal vez ya no tanto, por ejemplo Rubén Darío, es de los que poco conocen, no se siente en el Congreso.

¿Qué tal es el Presidente del Congreso, muy cansón?

Para nada, excelente persona. Genera noticia que eso le ayuda a uno para hacer un buen trabajo.

¿Va a votar?

Claro, y lo haré en Ibagué.

¿Por quién?

Para el Senado por Andrés Cristo, por la Cámara no he decidido.

¿Por quién Yamile Arango jamás votaría?

Por Luis Carlos Delgado Peñón, y no me pregunten por qué (risas).

¿Cómo ve la gestión de Luis H.?

No me ha agradado, le falta amarrar tuercas. Es una persona bien intencionada, pero le falta dejarse asesorar, y creo que como no tiene aspiraciones políticas a futuro entonces como que no le preocupa que la gente quede con una buena imagen de él; es preferible que los gobernantes quieran volver a aspirar para que trabajen como si estuvieran en campaña.

Muy personal

¿Qué la angustia?

A quedarme estancada y fracasar le temo más que a la muerte.

¿Qué le preocupa?

Mi trabajo, ahora termina el Congreso y qué va a pasar conmigo, pero sé que algo saldrá. 

¿Es rumbera?

Muy poco, soy más bien zanahoria,

¿Coqueta?

A veces la forma de ser amable se confunde con coquetería.

¿Sexy?

Eso, que lo digan los demás.

¿Qué le gustaría cambiar?

No ser tan obsesiva, pues me estreso con facilidad.

¿Cuál es la parte de su cuerpo que más le gusta?

Los ojos, porque son expresivos.

¿Y lo que le disgusta...

Mis pies, porque son muy grandes y los dedos muy abiertos y para comprar zapatos me complico demasiado.

¿Cuál es su defecto?

A veces soy muy inestable, susceptible y mis choques emocionales se muestran mucho, pero trato de manejarlos.

¿Y su debilidad...

Madrugar, yo trasnocho todo lo que quieran, pero que me digan ‘levántese a las 3 de la mañana’ me pone mal.

Credito
EL NUEVO DÍA

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