A Santiago Cruz no siempre lo convence su voz

JORGE CUÉLLAR – EL NUEVO DÍA
El cantautor reconoce que en su búsqueda de identidad sonaba como Andrés Cepeda, que su neurosis le hace perder el equilibrio y que cuando niño era demasiado llorón.

La constancia y la pasión impregnan un valor especial a las cosas, y de ello Santiago Cruz es un grato ejemplo, pues luego de muchos intentos logró que sus canciones permearan en la memoria y el corazón de más gente de la que un día se imaginó.

Con cinco álbumes en su haber y con amplio reconocimiento desde Europa hasta la Patagonia, ya el ibaguereño no golpea las puertas de las estaciones de radio buscando le dejen sonar su música, sino que ahora son ellas las que se ‘pelean’ por tener un espacio en su agenda, es decir que frases como “su música no cumple con los estándares de la emisora” o “si no tiene percusión tropical, no sirve” son tan solo unos remotos recuerdos.

La aceptación de su propuesta es tal que en solo tres horas de ‘Equilibrio’, su quinto álbum, haber salido a la venta mil ejemplares quedaron fuera del mercado, y su gira de promoción por Colombia ha parado tráfico. Lo curioso es que mientras miles se enamoran cada vez más de su voz él sigue en su afán de perfección.

Santiago, ¿cuando viene a Ibagué qué experimenta?

Es una sensación particular porque es mi casa; lo que pasa es que ahora la misma gente que me vio toda la vida me ve de otra manera, pero es una familiaridad muy bonita y ver las montañas que me acompañaron siempre junto a sentir el cariño de primera mano de mis paisanos es muy satisfactorio.

¿En qué pensaba cuándo dio el nombre al álbum?

Como cada disco de mi carrera, éste es un reflejo de mi momento de vida. Equilibrio es una palabra que me ha acompañado desde hace rato, lo que ocurre es que ahora estoy más consciente de esa búsqueda que antes, así que por eso el nombre.

¿Es su fiel reflejo?

Así creo mis discos. Por ejemplo si ve el de 2003, era lo que estaba pasando en ese momento por mi mente; si agarras el segundo, vas a decir ‘ese man está muy jodido’, con el tercero ‘está aporriadito pero ahí va’, con el cuatro ‘este man la está pasando mal’ y en el quinto ‘tiene un hogar bonito’. Creo que de eso se trata, de decir lo que uno esconde.

Si lo hace en las canciones, ¿por qué evita entrevistas de su vida personal?

Porque siento que ya bastante cuento en lo que canto, entonces lo que no sale es lo que guardo para mí. Siento que soy bastante revelador en lo que escribo.

En ‘Equilibrio’ hay tres colaboraciones (Abel Pintos, Diana Fuentes y Dani Martin), ¿cómo fue trabajar con ellos?

Muy satisfactorio, lastimosamente solo con Dani Martin pude estar grabando en el estudio, los otros fue a distancia. Con Dani nos juntamos en Madrid para grabar la canción y fue una experiencia muy linda, yo disfruté mucho ese día y del personaje; le agradezco muchísimo ese intercambio energético.

¿Se logra un matrimonio virtual?

Afortunadamente la tecnología ya lo permite, recuerdo que alguna vez tuve una novia que se fue a estudiar a Estados Unidos y en esa época no había mail, entonces me tocaba postal y teléfono fijo con monedas en la residencia estudiantil donde yo estaba, y ahora uno puede agarrar el teléfono y verse con la otra persona.

Entonces la tecnología ha acortado mucho las distancias, por eso cuando te contaba de las colaboraciones: las tres quedaron maravillosas, pero yo ese intercambio piel a piel no lo cambio por nada.

Santiago ¿cuál es su cruz?

No siento que lleve una cruz a cuestas afortunadamente. En algún momento se pudo haber llevado y ya me la pude descargar del hombro y volver a caminar con la espalda derecha y la frente en alto.

¿Lloraba como los guaduales?

Lloraba más, era un chino muy llorón de chiquito, mal criado de pronto, consentido; cuando uno está en manos de las abuelas siempre corre el riesgo de ser un poquito malcriado.

¿Fue muy noviero?

Yo estaba muy chiquito, no me acuerdo.

¿Qué lo hace perder el equilibrio?

Mi propia neurosis.

¿Prefiere estar desequilibrado o crucificado?

Desequilibrado, sin duda alguna.

¿María Paz (esposa) más Violeta (hija) es igual a qué?

A hogar.

¿Quiénes son Samuel y David, cuyas risas rebotan en las paredes de su hogar?

Me reservo la respuesta.

¿Qué le dice su mamá cuando lo escucha cantar y no saca jugo al cartón profesional?

Está orgullosa de lo que hago.

¿Qué lo eriza?

La música. Hay canciones que me erizan un montón, que me emocionan y hay una reacción fisicoquímica en mi cuerpo.

¿Qué lo enamora?

El sentido del humor.

¿Y qué lo desencanta?

La deslealtad.

¿Dónde no soporta que lo toquen?

No es un tema de lugar, sino de situación, entonces no me gusta que me toquen cuando es invasivo.

¿Qué canción recuerda de las tardes de tomata de cerveza en Ibagué?

Son muchas, pero sobre todo del bolero ‘Deseo’.

¿Se lo dedicaron?

No, es una canción que mi mamá cantaba cuando yo estaba en su barriga y por alguna razón química y espiritual me acuerdo de ella.

¿Como artista qué le ha dado el Tolima?

Identidad

¿Se ha crucificado por amor?

Yo creo que sí

En calidad de fans, ¿a quién le pide un autógrafo o una foto?

A mucha gente. Una vez estaba con Mariana (mánager) y le pedí foto a Carlos Bianchi, a quien nos encontramos en el Aeroparque en Buenos Aires. También le he pedido al ‘Pibe’ y a Iker Casillas, en general a futbolistas, porque el fútbol es una pasión para mí.

¿Quién lo ha dejado mudo?

A Rubén Blades me lo crucé una vez en Puerto Rico, y así como cualquier fanático quedé mudo al verlo pasar frente a mí.

¿Qué personaje lo ha marcado?

Mi mamá y su valentía. Ella me enseñó lo que es la honestidad y la decencia.

¿Su mayor locura?

Dedicarme al oficio de hacer canciones.

¿Cómo artista como se cataloga?

Trato de ser honesto.

Antes de cantar como Santiago Cruz, ¿como quién sonaba?

Creo que como Andrés Cepeda, y eso es normal, porque cuando uno está encontrando su voz es muy normal sonar a alguien, y además la gente lo toma como un cumplido, pero cuando dicen ‘este artista canta igualito a no sé quién’, me parece un defecto.

¿Se sentía frustrado?

No. Lo tomaba como un halago,  pero digamos que cuando uno quiere ser artista lo más importante es su propia identidad.

¿Recuerda cuándo encontró la suya?

Fue en algún punto entre 2003 y 2006.

Cuando se escuchó, ¿le gustó como sonó?

A uno nunca le gusta como se oye, por lo menos yo siempre encuentro motivos para seguir intentando mejorar.

¿Es decir que aún no se siente satisfecho con su voz?

Me siento satisfecho con la identidad que hemos construido, pero soy consciente de que uno es un trabajo en desarrollo.

¿Qué detalle identifica su voz?

Que soy muy concreto cantando. Canto lo que es y punto. 

¿Componer qué es para usted?

Es como escribir un diario sentimental, es tremendamente terapéutico.

Hay mucha balada y romance en sus canciones. ¿Se le ha colado algún bambuco?

Sí. He hecho mis incursiones de aires andinos en mis discos, por ejemplo ‘Mariposas en la panza’, de ‘Cruce de caminos’, es un bambuco llevado a su conexión con España, e ‘Hijos del calvario’ es un vals que estuvo en ‘A quien corresponda’.

Imagen eliminada.

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EL NUEVO DÍA

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