“Uno necesita reencaucharse”

JORGE CUÉLLAR – EL NUEVO DÍA
La Directora de la Universidad Cooperativa asegura que es una feíta conforme consigo misma, que ha pasado una vez por el quirófano, que ha tenido dos matrimonios, que su mamá es su diseñadora de cabecera y que se acostumbró a los piropos de los estudiantes, aunque algunos la hacen sonrojar.

Una mujer sensible, madre de dos hijos varones, apasionada por el fútbol, la lectura y las redes sociales, desde octubre de 2013 lleva las riendas de la Universidad Cooperativa de Colombia sede Ibagué.

Es ella la espinaluna Carmen Patricia del Pilar Izquierdo Hernández, una contadora pública con maestría en Educación, que encontró en el ciberespacio su mejor aliado para entablar un diálogo directo con los jóvenes.

Desde su llegada a la alma máter ha tenido que sortear varias situaciones entre ellas protestas del sindicato y un intento de linchamiento a un estudiante que se burló en Twitter de los niños incinerados en Fundación, además de críticas tras el retiro de varios docentes.

¿Cómo define estos 15 meses en la dirección de la UCC?

Como una experiencia enriquecedora, en la que he contado con un equipo maravilloso.

¿Pero tuvo una ‘inauguración fuerte (el caso del tuitero, protestas...?

Sí, es verdad, pero esta es la vida universitaria, que se compone de una comunidad académica que hace requerimientos y que uno debe aprender a manejar, y con el sindicato, nos respetamos en nuestro quehacer diario.

El sindicato reclama mejores condiciones laborales, ¿están mal?

La organización sindical tiene requerimientos y realmente la universidad ha dado mucho más de lo que están exigiendo. La mejor evidencia es que tenemos funcionarios como yo de más de 15 años vinculados a la universidad, si fuéramos unos malos patronos no estarían trabajando con nosotros.

Con su llegada, profesores y decanos salieron ¿trajo su ‘rosca’?

Lo que yo llegué a hacer no fue a cambiar gente, sencillamente nos regimos por la normativa del Ministerio de Educación el cual establece que los docentes de planta deben tener título de maestría, lo que significó cambios. Los que trabajan en la Universidad son vinculados por convocatorias públicas, entonces no se puede decir que se escoge, no tengo la atribución para decidir sobre la vinculación o no.

Y con respecto al caso del tuitero, ¿cómo reaccionó usted ante esto?

Me indigné por la falta de sensibilidad.

¿Cómo ha hecho para acercarse a los estudiantes?

Hemos implementado reuniones periódicas con los representantes estudiantiles a los consejos de facultad y académico para conocer sus necesidades e inquietudes; tengo cuentas en las redes sociales lo que me ha permitido una interacción con los más de cuatro mil 600 estudiantes, la mayoría de ellos con un promedio de edad entre 18 y 20 años, entonces estar en esta era virtual facilita la comunicación.

¿No es un arma de doble filo?

Las redes sociales hay que aprender a manejarlas, y si uno está con usuario público está expuesto a comentarios positivos y negativos, los positivos para reforzarlos y los negativos para mirar qué pasó; con lo que sí he sido muy clara es que no voy a permitir la grosería ni que pongan mal el nombre de la institución.

Muy personal

¿Por qué su nombre?
Mis papás decidieron que tuviera un nombre de ese estilo y como se alarga mucho yo lo abrevié a Patricia Izquierdo Hernández.

¿Y ellos (padres) como la llaman?
Lucerito, quizá soy la luz de su vida.

Dicen que tiene el hábito de releer libros, ¿es cierto?
Sí y los disfruto como la primera vez, siempre les veo algo nuevo, yo creo que uno necesita reencaucharse.

Siempre se le ve muy elegante, ¿ropa de diseñador?
No, de mi mamá, ella es la que toda la vida me ha confeccionado la ropa, yo solo compro jeans y sacos.

Y de izquierda, ¿haciendo honor al apellido?
No, ni de izquierda ni de derecha.

¿Le disgusta que la llamen ‘pelachivas’?
Me gusta porque me siento muy orgullosa de ser espinaluna.

¿Y ha pelado chivas?
No, yo no frito ni un huevo.

¿Ha incursionado en la docencia?
Sí, es mi pasión, y he sido profesora universitaria por 20 años.

¿Corchadora?
No, constructora de conocimiento.

¿Le lanzan muchos piropos sus estudiantes?
En las redes sociales, algo.

¿La hacen sonrojar?
Un poco, pero ya estoy enseñada, los asumo con mucho cariño.

¿Trasnochar o madrugar?
Soy madrugadora.

¿Qué no puede dejar de hacer antes de partir de este mundo?
Conocer París.

¿Cómo enfrenta las diferencias con sus compañeros?
Escuchando mucho, y poniéndome en sus zapatos.

¿Cuál ha sido su crisis más fuerte?
Cuando falleció mi hermano, hace tres años en un accidente de tránsito.

¿Lo superó?
No, nunca se supera, uno aprende a convivir con una pérdida.

¿Que la impresiona?
Positivamente el talento de los jóvenes, y negativamente la insensibilidad y pasividad ante hechos como el asesinato de los niños del Caquetá.

¿Se ha hecho cirugías?
Una, pero me la reservo.

¿Qué la apasiona?
El fútbol y el Deportes Tolima es mi equipo, así como el ciclismo.

¿Estos deportes los practica?
No, en su lugar fui selección Tolima de basquetbol.

¿Qué la desencanta?
La ilegalidad.

¿La han hecho sentir menos?
Claro muchas veces, en su mayoría mujeres.

¿De su físico que es lo que más le gusta?
El cabello.

¿Y le gustaría esconder?
Nada, soy una feíta conforme conmigo misma.

¿Su defecto?
Soy muy llorona y sincera.

¿Alguna excentricidad?
Comprar carteras y zapatos.

Credito
EL NUEVO DÍA

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