La clorofila: verde color de vida

La clorofila es el pigmento verde que está presente en las hojas de las plantas, de los tallos tiernos y de las algas que están sobre la tierra y bajo el agua.

Al mencionar estas últimas, no nos referimos solamente a los elementos que están dentro del mar, sino también en ríos y lagunas y en las zonas húmedas de la tierra, más conocidas como musgo y formas parecidas de vegetación. Otras las conocemos como los líquenes que son una variedad de algas cruzadas con hongos.

La clorofila es vital para la fotosíntesis que es el proceso mediante el cual esos elementos verdes del reino vegetal reciben la luz del sol, captan su energía  y la transforman en energía química, con el fin de convertir la materia inorgánica (dióxido de carbono-CO2), en orgánica, que es la encargada de producir el desarrollo y crecimiento vegetal.

En el siglo XVIII, con estudios cuidadosos, se comenzó a descubrir que esos puntos verdes de las plantas, captaban anhídrido carbónico y lo transformaban en oxígeno.

Pocos años después se descubrió que en las horas de la noche se producían emisiones de dióxido de carbono (CO2) en cantidades inferiores a las que se asimilaban en las horas del día.

En esa transformación se emite oxígeno a la atmósfera y se genera, en parte, el “efecto invernadero” que es la función reguladora de la temperatura del ambiente para que el planeta sea habitable.

Todo este proceso crea pigmentos de color verde que es lo que se llama clorofila, y fue llamado así por los científicos Joseph Pelletier y Joseph Caventau, cuando, en 1817, lograron aislarla de las hojas verdes de algunos vegetales.

El CO2 se encuentra en la atmósfera y tiene una tendencia al aumento, ocasionado por el consumo indiscriminado de combustibles sólidos como el carbón, el petróleo y sus derivados. Al mantenerse una tendencia creciente del dióxido de carbono en la atmósfera, sin ser absorbido en cantidades de equilibrio, se va produciendo un fenómeno de calentamiento en el globo terráqueo con inmensas consecuencias para el equilibrio ambiental y para la vida en general.

Es decir, la clorofila finalmente se convierte en la responsable de la vida, en la medida que en el proceso de la fotosíntesis expulsa cantidades de oxigeno al ambiente. La clorofila es totalmente saludable. De ahí viene la eterna recomendación sobre la incorporación de los vegetales en la alimentación.

Es antioxidante, cicatrizante, fuente de vitaminas y minerales, apoya la circulación, equilibra el organismo, en fin, es muy positiva para la salud. Una buena forma de consumir la clorofila es mediante la preparación de jugos de hojas frescas como espinacas, acelgas, berros, repollos, entre otros. Admitiendo lo poco apetitoso de este tipo de preparaciones, se puede hacer lo mismo, sometiendo la mezcla a cocción y elaborando una buena sopa o crema de vegetales licuados. Pero se puede ir más allá: Extraer usted mismo la clorofila.

Obtención de clorofila

Tomé un método sencillo de extraerla del libro “Salsas dulces y saladas clásicas y modernas” de Michel Roux, Ed. ELFOS.

Disponga de 350 gr. de hojas verdes sin tallos y 2 tazas de agua. Las hojas pueden ser de espinacas o complementadas con perejil, cebolleta, estragón y una cucharada de cebollita ocañera finamente picada y, con estas últimas, se logra un equilibrio en el sabor.

Lleve todo a una licuadora a velocidad baja por un minuto y, después, por 2 a 3 minutos a velocidad media. El puré obtenido, páselo por un liencillo de cocina o una gasa, envuelva el residuo de vegetales en la tela y apriete para sacar todo el jugo.

Deseche la parte vegetal, lave el liencillo y ponga el jugo de los vegetales, con un poco de sal, a fuego bajo hasta que produzca unos borbotones suaves. Vuelva a pasar este líquido por la tela y sobre ella quedará la clorofila.

En el recipiente de abajo quedará agua de color pardo. Retire la clorofila con una espátula, cuchillo, o cualquier otro instrumento, y resérvela en un frasco o un recipiente de loza, cubriéndola con un chorreón de aceite de girasol. Úsela en salsas, en masas para pasta, etc.


Mayonesa verde

Elabore primero una mayonesa en casa. La receta básica la puede calcular con la yema de un huevo, 1 taza de aceite de olivas, 1 cucharadita de vinagre o jugo de limón y  sal. Debe disponer de un batidor de alambres.

Proceda así: Bata la yema de huevo con el vinagre o el limón y la sal. Incorpore lentamente el aceite mientras sigue batiendo y la emulsión se produce. Puede aumentar la cantidad de aceite hasta que quede la mayonesa con buen cuerpo, untuosa y brillante. La puede hacer también con una licuadora o con un procesador de inmersión.

A esta mayonesa le incorpora la clorofila en la cantidad deseada y le queda una bonita salsa que puede utilizar con pescados fríos y en trucha ahumada. La clorofila la puede incorporar también en salsas calientes o frías a las cuales les quiera dar sabor a hierbas frescas.


Pasta verde

Puede hacerla también con la clorofila. Para ello proceda a hacer la masa para la pasta de su receta preferida y a ella le agrega clorofila obtenida de acuerdo con la indicación ya explicada, hasta obtener el tono de color a su gusto. Proceda a cortar o moldear la pasta.

toronjilcanela@yahoo.com

Credito
Por YEZID CASTAÑO GONZÁLEZ Especial para EL NUEVO DÍA

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