Comer con las manos

Desde cuando éramos niños, nuestros padres en casa insistían en que era de muy mala educación comer con las manos. Hoy, esa norma permanece inmodificable, aunque no sobra repasar brevemente el tema el cual, por costumbres regionales, por facilidad y por modernidad, acusa algunas excepciones.

Como todos sabemos, la tardía llegada del tenedor mantuvo a la humanidad comiendo con los dedos hasta el siglo XVIII, salvo en algunos casos, cuando se comenzó a hacer con la punta del cuchillo para trozos de carne, o con la cuchara, asunto hoy mundialmente repudiado. Pero, existen comunidades del mundo cuya costumbre es llevar los alimentos a la boca con las manos, como sucede en la India y en Marruecos, por ejemplo. En la primera, dependiendo de la región y la religión, se recogen los alimentos con la mano derecha, aún en el caso de los zurdos, a quienes se les enseña que, excepcionalmente, deben usar la mano derecha.    

Dependiendo también de la región, es mala educación permitir que los dedos se impregnen de comida más allá de la parte de los mismos que las buenas costumbres aceptan. En Marruecos, por su parte, es tradicional que platos típicos como el cuscús con vegetales y carne de cordero se consuma con la mano. Igual sucede con casi todos los platos de su gastronomía, en los que solamente se usa la mano derecha; la izquierda se reserva para otras actividades.


En la época contemporánea, los ingleses acuñaron el concepto del “finger food” para identificar platillos que se comen con la mano y de los cuales nuestra cultura no es indiferente. Los llamados pasabocas que se ofrecen en un cocktail son un ejemplo preciso y, en términos generales, se puede afirmar que las comidas que se reciban de pie se llevan a la boca con las manos. Esto es casi una norma, sin el ánimo de pretender dar lecciones de etiqueta; pero, cuando se ofrecen tostadas o galletas, con un paté o alguna preparación de untar, acompañadas de un cuchillo, nuestra tarea es armar el bocado con la ayuda de una mano, para comerlo directamente ayudado por la otra. Casi todo lo que está incluido en el concepto de comida rápida o “fast food” se consume con el apoyo de las manos. Así sucede con los perros calientes, los sándwiches, las hamburguesas y hasta las pizzas. Igual sucede con los productos comestibles e industrializados que se venden en bolsas como tajadas de tubérculos fritos y otros “snacks”. En comidas de campo, especialmente en los llamados asados, algunos aperitivos, como las costillitas doradas, se reciben y se comen también con las manos apoyados por una servilleta.


En la mesa, a diferencia de lo anotado en el párrafo anterior, muy pocos alimentos se llevan a la boca con los dedos. Uno de ellos es el pan, cuya costumbre en el consumo, ni vale la pena comentar. Es con las manos. Sucede algo parecido con la alcachofa entera que tiene que consumirse, hoja por hoja, apoyada por las manos, incluso para aderezarla con alguna salsa, hasta que se llega al corazón y, ese sí, se trocea con tenedor y cuchillo. Los espárragos enteros, en muchas mesas del mundo, y a pesar de algunas controversias, se llevan a la boca con las manos. Igual sucede con los mejillones cocinados en su concha. Con esta se recoge parte del caldo e ingredientes de cocción haciendo las veces de una cuchara. Finalmente, con discusión o sin ella, lo que no es posible admitir es comer el pollo con las manos y, repito, mi intención no es ofrecer una clase de etiqueta.

 
Preparación de los mejillones
Este molusco marino bivalvo (concha de dos cuerpos) es un elemento integrado a los más altos niveles de la gastronomía. Existen numerosas variedades en el mundo y diversas técnicas de producción artificial. Se consigue precocido en paquetes congelados, pero lo mas recomendable es encontrarlo fresco y vivo. Su preparación es sencilla: basta llevarlo a una olla, a fuego medio, tapada por unos 8 a 10 minutos, para que su concha se abra y quede cocinado el mejillón. Los que no abren se desechan por estar en mal estado. Igualmente, su cocción puede hacerse con un poco de agua o vino blanco y pimienta, para que en 6-minutos estén cocinados. El exceso de fuego le reduce mucho su tamaño y lo deja muy cauchudo.  

Los mejillones se pueden servir cocinados en un vino, como ya se anotó y rociados con una vinagreta fría cuando estén en la mesa. También los puede ofrecer cocinados en salsas elaboradas para el efecto. Una de ellas (para 4 personas) puede ser poner en una olla un poco de aceite de olivas, poner a sudar una cebolla cabezona y 3 dientes de ajo, finamente picados. Cuando estén transparentes, se les agrega 1 libra de tomates maduros, pelados y sin semilla, sal y pimienta. Cuando esté la salsa, pruebe la acidez del tomate y ajústela con un poco de azúcar, si fuere necesario. Si lo desea, puede agregar pimienta de Cayena u otro picante al gusto. Agregue 1 kg de mejillones y mantenga la cocción a fuego medio por 8 minutos. Sirva espárragos como entrada si su preparación es con la técnica descrita.


También se pueden ofrecer en ensaladas, en arroces, sopas, cazuelas, gratinados, como adorno a las paellas...

Credito
YEZID CASTAÑO GONZÁLEZ Especial para EL NUEVO DÍA

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