Domiciano y la salsa del pescado

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Domiciano (51-96) fue emperador del Imperio Romano desde el año 81. Hizo parte de la Dinastía Flavia que solamente reinó por 27 años y tuvo tres emperadores, de los cuales este último gobernó 15 años.

Su nombre era Tito Flavio Domiciano y su proclamación se dio por la sorpresiva muerte de su hermano mayor, sucesor de su padre, y fallecido con apenas dos años de mandato. A Domiciano se le describe como un gobernante parecido a Calígula y a Nerón. Se le considera déspota, despiadado, cruel y autócrata, pero, también, precursor de los buenos momentos culturales y económicos del siglo II.  

Era hijo del emperador Vespasiano, hombre de muy alto prestigio militar quien asumió el poder romano después de una etapa de inestabilidad y guerras y del período conocido como el “año de los cuatro emperadores”. 

En efecto, en el año 69 hubo cuatro emperadores: Galba, Otón, Vitelio y Vespasiano, como consecuencia de la crisis y la guerra civil ocasionada después del suicidio de Nerón. Uno de los elementos de esta crisis se originó en el deterioro de la vida democrática, aparentemente vigente, pero artificialmente sostenida con la presencia de un Senado con funciones, cada vez menos importantes y decisivas, a cambio de poderes casi dictatoriales del emperador. 

Domiciano así lo demostró, al acabar por la fuerza con las pocas funciones que les quedaban a los senadores y reemplazarlas por los consejos de un pequeño grupo de asesores. Para calmar los ánimos entregó funciones consulares a los más duros críticos y opositores que estaban en la Cámara, pero no tuvo inconveniente en hacer una inusitada y extravagante consulta gastronómica en una sesión plenaria, en relación con la manera de cocinar un gigantesco rodaballo que le habían obsequiado. 

Como todos los emperadores de la época, Domiciano no se quedó atrás de la costumbre de ofrecer festines y banquetes plenos de excesos culinarios, alcohólicos y sexuales; era la manera de manifestar su poder con el gasto de dineros públicos en fastuosas celebraciones equivalentes a inmensos esfuerzos fiscales. Se dice que Julio César gastaba algunas veces, en una sola comida, las rentas de muchas provincias.

Vitelio hacía cuatro comidas al día y los gastos en casa con sus amigos, no bajaban de 6000 duros. Por ejemplo, hizo un convite para su hermano en el que se sirvieron dos mil pescados de río y siete mil pájaros.  

En el caso del pez que nos ocupa, sucedió que un pescador logró capturar en el Adriático un inmenso pez rodaballo, de dimensiones gigantescas, y decidió enviárselo a Domiciano, en su condición de máximo Pontífice.

Al recibirlo el Emperador, la primera ocurrencia que tuvo fue conservarlo vivo y alimentarlo, mientras organizaba la manera de sacrificarlo y cocinarlo. Para ello, convocó al Senado y le pidió consejo sobre la forma de manejar la situación creada por el mencionado obsequio. Dicen los coleccionistas de “Sátiras y crónicas” que estos encumbrados personajes atendieron la solicitud del gobernante, por considerar que esta era mejor que estar asesinando ciudadanos.

Los senadores, después de deliberar sobre diferentes alternativas, que incluían la de trocear el gran pez y cocinarlo por pedazos, recomendaron la construcción de una olla grande y un horno en los que cupiera el rodaballo, para cocinarlo entero. De acuerdo con “La Gastronomía o los Placeres de la Mesa.

Poema” (por J. Berchoux y traducido libremente del francés al verso español por Don José de Urcullu), “el Senado votó tan grave asunto… y puso en salsa el rodaballo al punto. Pero, lo más gracioso es que un senador ciego quedó como en éxtasis cuando se presentó el rodaballo, y no cesó de hacer su elogio, teniendo los ojos del lado opuesto a donde estaba el pescado,…”.  

Varias sesiones posteriores se interrumpieron porque Domiciano quería dejar constancia del tipo de salsa que debería usarse para el rodaballo que serviría en fiesta con sus amigos, y después de la discusión… “El Senado votó caso importante, y al rodaballo dio salsa picante….”. El rodaballo es un pez de cuerpo aplanado, casi circular y tiene los ojos sobre uno de los dos lados. Pesa hasta 12 Kg y su longitud media es de 60 cts. 

Rodaballo con salsa de champiñones (Para 4 porciones)

Compre 1 kilo de rodaballo o de un pescado blanco de mar de consistencia firme. Lávelo, verifique que no tenga espinas y séquelo con papel absorbente de cocina. 

Haga un sofrito de cebolla cabezona, finamente picada, en 2 cucharadas de mantequilla a fuego medio, salpimiente y espere hasta que la preparación esté transparente. Llévela a una refractaria.

Distribúyala en el fondo y encima ponga 250 gr. de champiñones cortados en láminas y, sobre los vegetales, el pescado cortado en 4 trozos equivalentes. Rocíe ½ taza de vino blanco y ½ taza de caldo de pescado. Lleve este recipiente a un horno precalentado a 350o F y deje cocinar por 15-18 minutos revisando que no se evapore el líquido. Si es necesario, agregue un poco más.

Para servir, ponga un trozo de pescado en cada plato, adorne con los champiñones y la cebolla y rocíe los jugos calientes de la cocción. Si desea, puede agregar a esta salsa un poco de crema de leche y calentar antes de esparcir sobre la preparación.

Credito
YEZID CASTAÑO GONZÁLEZ - Especial para EL NUEVO DÍA

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