… Como colmillo de elefante

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
La planta que produce el plátano es originaria del Sudeste Asiático e incluye zonas de la India. Esta apreciación se desprende de investigaciones arqueológicas y literarias como los relatos del budismo Jataka que, en el año 350 a.C., mencionaba sobre la existencia de una fruta del tamaño de un “colmillo de elefante”.

Después de entender esta afirmación, es difícil dejar de ver en cada planta, docenas de colmillos del mamífero gigante. 

En el siglo VII llegó el plátano al Mediterráneo y en el siglo XV, a Islas Canarias. Desde Canarias, iniciándose el siglo XVI aparece en América. Ya en nuestro continente, y especialmente en nuestro país, no sabemos en qué momento referirnos al plátano o al banano. Parecería que el primero se consume verde y el segundo, cuando se come crudo. Para ambos casos, las posibilidades de preparación en gastronomía son muy abundantes. 

El plátano hoy se produce en más de 125 países del mundo; se reproduce por brotes de rizomas (colinos) y, para los habitantes de la India, es símbolo de la fertilidad.

Se cosecha en racimos grandes que pueden llegar a tener cerca de un centenar de unidades y el primer productor del mundo es justamente la India. La planta se caracteriza por tener unas hojas muy grandes, se producen entre 28 a 32 durante la vida de la planta, y el brote siguiente es una flor, como una bellota de color oscuro, de la cual se formará el racimo de futuros plátanos.

Como alimento, el plátano es el cuarto volumen ofrecido en el mundo y tiene altas capacidades alimenticias. Como banano, se consume siempre maduro como fruta fresca, en ensaladas de frutas, postres, batidos, en alimentos para niños y en bebidas. 

Como plátano se lleva a la mesa siempre cocido, ya sea al horno, asado o en fritura cuando está maduro; en cocidos, frituras y potajes, cuando está verde. En cualquiera de los estados se industrializa en diversas formas de snacks.

Las muchas formas de tratar el plátano están incorporadas a la mayor cantidad de platos típicos de los países de América. Basta probar los tostones o patacones de varios países, de diferentes tamaños, aplanados, soplados, crocantes, algunos hechos con masa de plátano verde o pintón.

Igual sucede con las tajadas fritas de plátanos maduros que se ofrecen en Centroamérica, el Caribe y norte de Suramérica. Para todos los consumidores es una delicia. Algo similar sucede con los dados de plátano frito, que sirven de acompañamiento de multitud de platos.

Muy populares, con diferentes nombres, son las bolas de plátano maduro rellenas y fritas como nuestras “marranitas” del Valle. En Puerto Rico se llama “mofongo” una bola elaborada con puré de plátano verde, chicharrón y ajo, muy similar al “juan valerio” del Tolima, con la diferencia de que nuestra delicia lleva cebolla larga machacada y se asa sobre brasas. 

En Venezuela el plato nacional es el “pabellón criollo”, en el que se incluye arroz, caraotas, carne desmechada y plátano maduro frito.

En Colombia, el plátano va con todo: pucheros, sancochos, ajiacos, patacones, envueltos de maduro, hojuelas fritas, tortas, sin relacionar preparaciones dulces ni postres como los plátanos con cáscara cocinados en melado o en bebidas.

Los africanos usan los plátanos en sus estofados, en la preparación de harinas, en la producción de tostadas diversas, en fin, es un importante sustituto para la yuca y un gran complemento alimenticio.

En ese continente, así como en India, los colinos brotados se cuecen hervidos y se consumen como verdura. Con ellos se prepara el curry, junto con otros vegetales y hortalizas. También cocinan la bellota terminal de la flor. Los bananos tienen mucho uso en postres, en heladería, en bebidas y como fruto seco o deshidratado.

Vale la pena anotar que esta planta productora de colmillos de elefante tiene muchas utilizaciones posteriores a las cosechas del fruto. Las hojas se usan en gastronomía para envolver preparaciones de alto aprecio como tamales, arroces, y envueltos de maíz. Con sus hojas se pueden cubrir preparaciones para hornear o cocinar en fogones.

El arroz blanco hecho en olla de barro se cubre con hoja de plátano; la “cochinita pibil” de los mexicanos, se envuelve en esta hoja y se hornea bajo tierra. Lo mismo sucede con un pescado al horno o unos mariscos en salsa tandoori. Ambos se cubren con hojas de plátano.

Mofongo relleno de camarones

Pele 8 plátanos verdes y córtelos en rodajas como para hacer patacones. Póngalos a cocinar en aceite caliente por tandas y, cuando estén bien cocidos, retírelos y póngalos sobre papel absorbente. Cuando esté el plátano listo, póngalo en un recipiente para comenzar a machacarlo con 4 cucharadas de mantequilla, 2 cucharadas de ajo finamente picado y sal. Puede ser en un mortero grande, o cualquier otro recipiente.

El plátano debe quedar como una pasta dura. Mientras se adelanta la cocción anterior, blanquee, por 1 minuto, 1 libra de camarones crudos y pelados. Al término, escúrralos y resérvelos. Proceda a hacer un sofrito en aceite con 1 cebolla cabezona mediana, ½ pimentón verde, 2 cucharadas de pasta de tomate, 4 dientes de ajo (todos los vegetales finamente picados).

Cuando comiencen a ablandar, agregue ½ taza de caldo casero de verduras, o de pollo y, cinco minutos después, incorpore los camarones y cocínelos por 3 minutos más. Reserve. Con la masa del plátano y un recipiente mediano, haga medias esferas, con el centro vacío a fin de rellenarlas con los camarones y un poco de salsa.

Póngalas volteadas sobre los platos (los camarones quedan en el interior) y rocíe la superficie de la esfera de plátano con la salsa restante. Sirva con ensalada de vegetales frescos.

Credito
YEZID CASTAÑO GONZÁLEZ

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