Piense antes de hablar

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¿Es necesario comentar con otros, todo cuanto se le ocurre aun cuando no esté seguro de que es verdad? Piense antes de comentar con otros algo que puede afectar el buen nombre de una persona o armar un enredo innecesario.

¿Está seguro de que lo que dirá es cierto?  Si los comentarios que va a hacer los oyó como un rumor, si tan solo le dijeron que habían escuchado o le pareció que dijeron, lo más sano es evitar comentarlo como un hecho cierto, pues usted puede estar causando un daño irreparable a la honra de quien es protagonista de tal historia o situación

De otra parte, ¿qué tan útil es contar historias sobre la vida privada de los demás o sobre cosas que además ni siquiera está seguro? Aparte de perder el tiempo y hacerlo perder a otros, considere cuál es la utilidad de hacer víctima de un chisme a una persona, sólo por su ligereza para hablar o porque no le simpatiza.  Hay tanta información útil por conocer, tantos temas agradables para tratar y tal cantidad de conocimiento para transmitir, que sería mucho mejor aplicar su tiempo en cosas más productivas. Recuerde que cuanto usted habla de los demás, dice más sobre su conducta, que sobre los otros.     


Pregúntese, además, si cuanto va a contar es es dañino, y aún siendo cierto, es posible que no justifique que usted haga eco de ello, puesto que  sus comentarios no sólo afectarán al protagonista sino a su familia, empresa, o proyecto. ¿Cuál es su intención al hacerlo?  Si conoce algo negativo de una persona prefiera callarlo, a menos que expresarlo contribuya a aclarar ó solucionar algo importante, a corregir un error o injusticia cometida, o a construir una situación mejor para los involucrados en el asunto. En este caso, también es responsabilidad de cada uno, utilizar las palabras adecuadas para hacerlo y el momento y circunstancias pertinentes para comentarlo.


Son muchos quienes se saborean al contar historias que escucharon a medias, les pareció oir, le contaron que habían dicho, pero no les consta si es verdad o nó. De todas maneras se sienten satisfechos de hacerlo y, además, le adicionan “adornos” de su propia cosecha que puedan hacer más atractiva la historia; incluso, hay personas especializadas en el oficio. Para ellos y para todos los que con tanta facilidad van soltando “chismes”, la sugerencia es:  


Guarde silencio antes de dañar la honra de los demás o enredar las cosas.

No repita la información si no está seguro de su veracidad.

Sea imparcial en sus comentarios, no hable de los demás inspirado por la rabia, la envidia o la retaliación.


No permita que lo asocien con la costumbre de hablar mal de los demás. Que lo califiquen como “chismoso” o “excesivamente comunicativo”, deteriora en forma grave su imagen.


Evite hacer parte de la red del chisme, de esa manera puede contribuir a consolidar una sociedad más sana, en paz y menos agresiva.


No permita que sus hijos, o en su  hogar, adquieran la insana costumbre de hablar mal del prójimo; esté atento para evitar hacer del chisme un plato familiar.    


Recuerde: ”Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla": Sigmund Freud.

Credito
MARTHA CRUZ Especial para EL NUEVO DÍA

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