El aseo debe ser una disciplina

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
Resulta difícil entender cómo es posible que a tantos ciudadanos no les importe vivir en un lugar desaseado. Y hay que decir esto por el lamentable espectáculo de basuras que con demasiada frecuencia se observa en los diferentes sitios y calles de la ciudad, y especialmente cuando se habla de convertirla en un destino turístico.

Resulta difícil entender cómo es posible que a tantos ciudadanos no les importe vivir en un lugar desaseado. Y hay que decir esto por el lamentable espectáculo de basuras que con demasiada frecuencia se observa en los diferentes sitios y calles de la ciudad, y especialmente cuando se habla de convertirla en un destino turístico.  

La percepción que se ofrece a quienes visitan un lugar, depende de la suma de varios elementos que ofrece, entre ellos la movilidad, lo comida, el entretenimiento, la calidad del servicio, la infraestructura y la estética de la ciudad y la actitud de los residentes. 

En este sentido el aseo, o la limpieza del sitio que se visita es un factor determinante para generar una impresión favorable del lugar; igualmente es un elemento que se ha identificado como uno de los más sensibles y de los que más comenta un turista para referenciar un destino y recomendarlo.

En nuestro caso, es lamentable cómo el ciudadano arroja sin sonrojarse la basura al piso y a las calles, pues piensan que para eso hay aseadores o una empresa que las recoja y luego culpan de la falta de aseo a la poca frecuencia con que pasa el carro de la basura o con el número de personas que ven barriendo las calles. Ello es un error, una ciudad limpia no es la que más se barre, sino la que menos se ensucia. 

El origen del problema del desaseo no es necesariamente el limitado número de carros o de escobitas que barren, son los malos hábitos de la gente, la falta de educación al respecto y la falta de sensibilidad frente a un factor que la afecta directamente, tal parece que se piensa que arrojar basuras al piso, sacar la basura a destiempo, tirar escombros en lugares inapropiados, barrer hacia afuera, pegar afiches en paredes y postes, orinar en las vías públicas, es problema de otros, olvidando que ése es el sitio donde viven, donde se educan los hijos y donde se quiere construir un mejor futuro.

Difícilmente una ciudad puede ser atractiva para sus moradores y visitantes cuando ofrece un aspecto descuidado; ello refleja la cultura de quienes la habitan, aspectos que unidos ofrecen una pobre imagen del lugar. 

Es preciso que los dueños o administradores de hoteles, restaurantes, y almacenes, sean más exigentes en el aseo del local, de sus pisos, paredes y fachadas, de la mantelería que utilizan y del estado de los baños ya que subestiman el impacto negativo de las  condiciones de éstos sobre la imagen del establecimiento.

Los empresarios en general deben tener claridad sobre el manejo de las basuras o desechos, la calle no puede ser su destino y los residentes deben tomar conciencia de que la ciudad es también parte de la casa donde viven,  por lo tanto,  deben cuidarla.

Quienes esperan mayores oportunidades para la ciudad, deben a su vez cooperar para superar esta situación puesto que difícilmente con una imagen pobre se pueden captar turistas o inversionistas que aporten al desarrollo social y económico. 

Las calles no son orinales y lo limitado de los baños públicos no es disculpa para ensuciar la ciudad y generarle tan desagradables olores. Y no por ser el último en registrar es el menos importante, el aseo personal tiene que ver con la presentación en toda circunstancia, como miembro de familia, como estudiante, como empleado, como persona que presta un servicio; en todo caso usted deberá ser cuidadoso de ofrecer una imagen nítida, que su ropa y su higiene personal le permitan ofrecer una buena imagen.        

El aseo es asunto de todos, por eso el compromiso debe ser del sector privado, del público y de la comunidad; igualmente no es para momentos especiales, debe ser permanente y convertirse en una disciplina personal. 

Credito
MARTHA CRUZ Especial para EL NUEVO DÍA

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