La paz comienza por usted

TOMADA DE INTERNET-EL NUEVO DÍA
Permanentemente se habla de lo importante que es la paz para toda Colombia y el mundo, y pedimos que las cosas cambien y que los demás cambien para que el presente y el futuro sean como lo anhelamos.

Pero, a su vez, parece que esperamos que los demás sean quienes cambien; se espera que quien lo atiende en el banco sea más amable, que el mesero sea más atento, que los conductores sean menos agresivos, que los compañeros de oficina sean más colaboradores, que en su familia sean más afectuosos, que algunos amigos sean menos conflictivos y que los demás ciudadanos sean menos belicosos. Entre tanto, son muy pocos lo que reconocen que quien primero debe cambiar es uno mismo. 

Es necesario comenzar por reconocer que no está en nuestras manos cambiar a los compañeros de trabajo, a los conductores o a los conciudadanos; pero, con  esfuerzo, sí podemos tener gobernabilidad sobre nosotros mismos y, por ello, el objetivo de alcanzar una sociedad pacífica sería más fácil si nos concentramos en identificar y modificar aquellos comportamientos nuestros que no contribuyen a dicho fin. 

El hacerlo tendrá un efecto muy importante y es aportar para que cambie el ambiente de su hogar. Si somos conscientes de las fallas en nuestro comportamiento y de lo mucho que afecta la tranquilidad del hogar, con certeza lograríamos un ambiente más agradable, cálido y confortante y, de paso, mayor bienestar físico y mental para la familia.

Si tiene la costumbre de hablar a gritos: “mérmele al volumen”. El gritar genera un ambiente agresivo y hace reaccionar negativamente a las personas. Respete el espacio de los demás en la casa; no porque sea su hermano o su hijo, usted puede tomar sus cosas o desordenar sus cajones. Pida prestado.

No invada la privacidad de su compañera o de su hijo; ellos tienen el derecho a que sus papeles y demás pertenencias sean respetados. Y, aún cuando hayan tenido con usted alguna actitud que le incomode, respire profundo antes de explotar e iniciar una disputa en casa. 

Hable con serenidad con la persona y dígale cuánto le molesta que le hagan tal o cual cosa y que espera que no se repita. Nada justifica agredir a su mamá o a alguien de la familia, incluso a la empleada.

No lastime a la familia exigiendo o pidiendo sin límite, máxime cuando usted conoce las limitaciones económicas de la misma. Además, cuando le den algo, así sea menos de lo que esperaba, agradezca.  

Agradezca lo que la vida le da y no amargue su vida ni el ambiente de la casa, maldiciendo por el calor, la lluvia, el frío etc.

No se convierta en la persona experta en encontrarle problemas a cada solución; contribuya a la tranquilidad y bienestar de la familia. Prefiera asumir actitudes positivas, constructivas, creativas.

Cree puentes y estrategias de comunicación que permitan expresar y compartir las ideas y sentimientos con franqueza, serenidad y respeto. No espere que los otros se comuniquen con usted, tome la iniciativa, comparta y proponga soluciones, eso hará el ambiente cálido y reconfortante.

Recuerde que la paz de su comunidad, de su ciudad y su país, empieza en casa y comienza por usted. Su tarea es construir una familia unida con lazos fuertes y plenos de afecto; ella es la célula de una sociedad armónica, solidaria, respetuosa y fuerte. 

"No basta con hablar de paz. Uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla": Eleanor Roosevel

Credito
MARTHA CRUZ Especial para EL NUEVO DÍA

Comentarios