Se necesita más Inteligencia Social

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
En su famoso libro “La inteligencia emocional”, el reconocido doctor Daniel Goleman expone su teoría sobre las múltiples inteligencias del hombre.

Plantea que cada persona tiene siete tipos de inteligencia, e identifica la inteligencia lingüística/verbal, lógica/matemática, espacial, corporal, musical, naturalista, intrapersonal e interpersonal. 

La inteligencia interpersonal es la que se detecta en quienes tienen habilidad para entenderse con los demás, son comunicativos, le gusta compartir, trabajar en equipo y son cooperadores, entre otros.  

A su vez otro estudioso de estos temas, el doctor  Tony Buzan  habla de una inteligencia social, que define como la habilidad para relacionarse con las personas que le rodean y son capaces de interpretarlas.

Este tipo de inteligencia que reconocen los dos autores es la que toda persona debe hacer el mayor esfuerzo por desarrollar, pues es la que finalmente le puede ofrecer mayores ventajas en la vida. Las reglas de hoy han cambiado; tanto en la vida familiar y social como en la laboral se valora más la capacidad de una persona para manejarse a si mismo y para relacionarse en forma armónica con los demás, que la misma sagacidad o un alto coeficiente intelectual.

Las personas socialmente inteligentes tienen la más alta posibilidad de alcanzar unas excelentes relaciones humanas. Desde pequeños parecen disfrutar con sus amigos, en general no encuentran dificultades para compartir y son capaces de aceptar las diferencias sin dramatizar o crear confrontaciones inútiles.

Estas personas son capaces de interrelacionarse con gente de diferentes culturas, edades y clases sociales y tienen la habilidad para lograr que los demás se sientan bien en su compañía. Son personas que más fácilmente logran sentirse felices porque suelen ser positivas y atraer una buena energía.  

Si bien una persona adulta puede trabajar en desarrollar este tipo de inteligencia, fundamentalmente se adquiere en el seno de la familia, en la vida cotidiana del hogar. A ella aportan de manera especial el comportamiento y actitudes, que los niños observan en sus padres y demás personas mayores de su entorno, que se constituyen en referentes y modelos a seguir. 

Por ello es tan importante apoyar el desarrollo de las habilidades sociales en los niños, y cultivar en los pequeños formas de comportamiento basadas en el respeto por los demás.

Se podrá formar jóvenes y ciudadanos con una alta inteligencia social sí:

Se les enseña con el ejemplo, siendo congruentes entre lo que se dice y se hace.

Se involucra en conversaciones, se les permite hablar y se tiene en cuenta sus opiniones.

Se les enseña a comprender la diversidad cultural y a no estigmatizar por razas o condición social.

Se les enseñan las normas básicas de urbanidad.

Se cultiva el hábito del deporte, el buen uso del tiempo libre, la música y el estudio.

Se motiva al niño a participar en las reuniones familiares y sociales.

Con una formación basada en los anteriores valores, seguramente se tendrá personas capaces de asumir una actitud positiva y respetuosa respecto a sí mismo y a los demás; sabrá manejar situaciones delicadas y estará capacitada para resolver de mejor manera los conflictos y a forjar unas buenas relaciones con su entorno. 

Siempre se está a tiempo para trabajar en la tarea de ser mejores.

Credito
MARTHA CRUZ ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

Comentarios