Por ello, cuando llega la Navidad y usted espera recibir, entonces es la ocasión para preguntarse ¿qué ha hecho para que ahora espere recibir?, ¿que ha cosechado para recoger?  Y esta lógica es válida en todos los ámbitos, por ejemplo:

Quiere tener una ciudad limpia. ¿Pero ha hecho lo necesario para embellecer y cuidar el frente de su casa o negocio, y se asegura de arrojar la basura en las canecas y no arrojarla a la calle?

Quiere tener a su alrededor gente amable. ¿Pero es ud. de las personas que saluda, agradece, ofrece una sonrisa o una palabra cálida a los demás?

Quiere que la gente con quien convive sea solidaria. ¿Pero, responde ud. de manera positiva a un favor que le pide un vecino, al llamado de la comunidad donde vive para cumplir las normas de convivencia y se compromete con una buena causa?

Quiere recibir mejor servicio en los establecimientos. ¿Pero, saluda al entrar, se dirige con respeto a quien lo atiende y agradece a quien le sirve?

Quiere la paz. ¿Pero, responde con agresividad y arrogancia, es excluyente, se aprovecha de los débiles o trata mal a sus colaboradores?

Quiere una ciudad más competitiva. ¿Pero, propicia oportunidades de formación a sus colaboradores, invierte en la región, ofrece trabajo digno?

Quiere mejores gobernantes. ¿Pero, se ocupa en analizar cuidadosamente las propuestas que formulan y votar por los mejores buscando el bien común y no el suyo únicamente?

Si en realidad espera tener todo lo que quiere, es la oportunidad para pedirle al Niño Dios que le dé la capacidad para demostrar que quiere la ciudad y expresarle su afecto mejorando su comportamiento hacia ella.

Si es empresario pida fortaleza para actuar con honestidad; pida ser capaz de comprometerse para ofrecer empleos dignos y no aprovecharse de la necesidad de quienes buscan un trabajo, pues no solo deprime la economía sino que conlleva a un gran daño a todos, incluido a sí mismo.

Pida una actitud emprendedora, constructiva y positiva, para superar la falta de compromiso, el oportunismo, la negligencia y la envidia que a veces le acompaña.

Pida ser capaz de ofrecer a todos una sonrisa, unas gracias, prestar el hombro para dar consuelo a quien lo necesita y  ofrecer gestos y palabras que reconforten. Pídale el ser capaz de hablar menos y hacer más, mucho más y mucho mejor, por cada uno de nosotros, por la región y por el país.

Pida sabiduría para votar y elegir gobernantes justos y transparentes, que centren su esfuerzo en el aprovechamiento del inmenso potencial de la región en beneficio de todos sus habitantes, sin discriminación alguna.

Aproveche entonces la Navidad, es el tiempo ideal para reiterar sus pedidos al Niño Dios, para que le dé la sabiduría suficiente para reconocer las oportunidades y aprovecharlas de la mejor manera. También, para reconocer y agradecer a su Dios por todo cuanto ha recibido.

Finalmente, quiero agradecer la generosidad de mis lectores y expresarles gratitud por los mensajes que tan amablemente me remiten. Desde ya les deseo Feliz Navidad. Para el equipo del Diario y para los amigos y paisanos, que la salud, la paz, el amor y las buenas nuevas, sean la constante durante el 2015.