Es sorprendente y lamentable como tal actitud se ha apoderado de nuestra ciudad y se ha arraigado tan fuertemente en una gran mayoría de los ciudadanos. Ello nos conduce inexorablemente a un futuro más difícil y con menores oportunidades.

Vivimos en una época en donde cada uno quiere ser el más fuerte, el más agresivo, el que más poder tiene, el “más avispado”, el protagonista, porque así puede conseguir lo que quiere sin importar a costa de quién incomode o lastime, lo más importante es: primero yo.

*Que me salgan bien las cosas no importa que a los demás les vaya mal.

*Que alcance para mí, aunque a los otros no les quede nada.   

*Que yo gane dinero aunque la obra quede mal. 

*Que me salga el contrato, así no llene los requisitos.

*Que crean que yo lo hice, aunque el trabajo fue realizado por otro.

*Que me atiendan primero a pesar de que llegué de último.

*Que pueda parquear mi carro, así sea en el espacio para personas con discapacidad.    

*Que culpen a otro, a pesar de que la falla fue mia.

Son muchas las situaciones similares a las anteriores que se viven a diario por ese egoísmo o inconsciencia de la gente.

Es preciso reflexionar y analizar si se es parte de ese grupo de personas egoístas, que quieren conseguir lo que sea ignorando a los demás. Es triste pero hoy la amabilidad, la generosidad y el compromiso sorprenden. Incluso, la bondad a veces es tomada como debilidad y la cortesía como bobería.

Nos negamos a entender que tales comportamientos atentan con nuestras posibilidades de progreso personales y colectivas. Las metas de desarrollo de la ciudad serán inalcanzables si a cada persona solo le preocupa llenar sus bolsillos sin importar el daño que cause a toda una comunidad. Se desconoce que lo mejor para todos es lo mejor para uno.

Pero estamos a tiempo, hoy cuando la región visualiza tantas oportunidades, nada mejor que cambiar estas actitudes para que todos, hombro a hombro, empujando hacía el mismo lado, alcancemos un futuro mejor. Por ello:

La próxima vez que experimente el deseo de tomar ventaja de algo o de alguien,  deténgase y reflexione. Cada persona tiene el derecho de ver las cosas desde su propio sitio y circunstancias. No pretenda que los demás tengan que pensar y actuar como usted. Respete y evite juzgar o hacer comentarios sobre otros a la ligera.

Es importante que exprese su inconformidad y no permita que los demás lo avasallen o lo agredan. A veces por miedo al enfrentamiento no se reacciona. Pero tenga en cuenta que usted puede exigir sus derechos sin agresividad.

Colabore, preste apoyo, ayude, muestre su buena actitud hacia los demás. 

Dé a los demás el trato que le gustaría que le dieran a usted. Es posible que algún día necesite del apoyo y solidaridad de los otros. Siembre para recoger.