La cortesía que todos deben recordar

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
Ocurre con frecuencia que cuando se le solicita a una persona que sea amable contesta “es que no puedo estar a toda hora riéndome”. Es un error pensar de tal manera.

Ser cortés y ser amable es mucho más que una sonrisa, incluso, es preferible alguien menos sonriente pero respetuoso y dispuesto, y claro, mucho mejor si la acción combina las dos cosas;   una cara sonriente es una excelente carta de presentación para una persona y una buena manera de ganarse la voluntad de otros. 

Recordemos que la cortesía es el conjunto de convenciones que utiliza una comunidad y que son autorizadas por el uso y las costumbres de su cultura y que se usan con el único motivo de  hacer las cosas de la manera más fácil y con el mayor respeto por los demás.

La cortesía es mucho más que palabras bonitas. Revise su propio vocabulario y si utiliza muchos cariñosismos, tenga en cuenta que pueden llegar a empalagar si los usa en exceso; utilícelos con sus allegados, pero al dirigirse a personas que no le son cercanas evítelos como es el caso de la atención al cliente: mamita, mi amor, madre, entre otros son términos que deben ser eliminados.

La práctica de una actitud cortés y respetuosa no tiene que ver con el nivel de escolaridad de la persona, paradójicamente se encuentra con frecuencia individuos con pocos años de estudio más respetuosas que quienes han tenido la oportunidad de pasar por la universidad, lo cual no es entendible.  

Igualmente, los buenos modales, que son sinónimo de cortesía,  no tienen que ver con el nivel social. Muchos campesinos y gente humilde son excelentes exponentes de ello, mientras que otros de niveles superiores evidencian su arrogancia y falta de consideración para con los demás.

También se observa que algunas personas cuando llegan a cargos superiores, no saben manejar tal circunstancia y creen que eso les otorga derecho para ser groseros.

De otra parte, es preciso tener claro que la cortesía es para practicarla las veinticuatro horas del día, y no solo para sitios de gran refinamiento. En suma, las buenas prácticas en su comportamiento hacia sus semejantes, le facilitará las relaciones interpersonales, le generará armonía en el trabajo, y le dará un excelente valor agregado a usted como persona.

No es difícil ser una persona respetuosa, pero ello exige reconocer el valor que cada ser humano tiene y merece. Tenga en cuenta permanentemente la siguiente frase: “No le haga a los demás lo que no quiera que le hagan a usted” o si prefiere “Compórtese con los demás como quiera que lo hagan con usted”. 

Si usted la pone en práctica con seguridad obtendrá grandes beneficios en sus relaciones a todo nivel. 

Credito
MARTHA CRUZ

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