Preste atención a sus modales

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
Si las personas y los directivos de las empresas e instituciones tomaran conciencia sobre el costo que implica la descortesía, con seguridad darían mayor importancia a este aspecto.

Infortunadamente, muchos piensan que es algo pasado de moda o banal, porque no entienden que el comportamiento es no solo una expresión de la cultura de un pueblo, sino que refleja su propia cultura y el respeto y consideración que le merecen sus semejantes.

Muchos negocios y clientes se pierden por esa razón y muy severa la lesión que causa a la imagen de las personas y de las empresas. Numerosos estudios han identificado que los buenos modales de los empleados de un negocio o institución constituyen parámetros que miden la calidad del servicio.

Además, influyen con determinación en el mantenimiento de una buena imagen corporativa.

Es preciso tener en cuenta que, si bien los modales son de gran importancia en los empleados, son más importantes aún en los jefes, llamados a dar ejemplo y quienes deben asegurarse de tener la autoridad moral para pedir comportamientos respetuosos a otros. Con frecuencia observamos cómo personas que ocupan cargos directivos dan pésimo ejemplo a sus colaboradores y a la ciudadanía. Con su prepotencia, manejo de un vocabulario inadecuado, falta de respeto, desconsideración y gusto por el “chisme”, estimulan que se replique ese estilo porque quienes les observan pueden pensar que si el jefe lo hace, ¿por qué ellos no?, y así se crea un círculo vicioso difícil de romper.

También para las personas individualmente los malos modales tienen un costo alto, pues son muchas las oportunidades de nuevas y viejas relaciones o negocios que se pierden por esta razón. A nadie le gusta tratar con personas que con su actitud expresen falta de respeto e indelicadeza, ya que se puede suponer que iguales comportamientos aplica en su desempeño profesional y en los negocios.

Es bueno recordar que los modales no tienen necesariamente relación directa con la escolaridad de la persona, ni son exclusivos de un estrato social determinado. Es importante borrar el mito, pues es un error. De hecho, observamos con frecuencia personas en altas posiciones directivas y con muchos títulos, que se comportan en forma lamentable. Los buenos modales deben ser practicados por toda persona. Su carencia afecta en forma negativa las relaciones interpersonales, la imagen personal y de la empresa y también la productividad en los negocios.

Entonces, si espera que sus amigos y colaboradores mejoren su comportamiento, aplíquelos primero. Recuerde que los modales “se ven, se oyen y se sienten.”

Se ven en su presentación y en su aseo personal, pero no necesariamente tienen que ver la elegancia o con el valor de la ropa que use. Se escuchan en la forma de comunicarse verbalmente, las palabras que usa, el tono al hablar, la forma en que critica o alaba, etc. Y se sienten en la forma como se relaciona con los demás, el respeto por el tiempo de los otros y su disposición a escuchar con atención a los demás. La forma como saluda y se despide, en que come y se comporta en la mesa. La manera en que trata a los compañeros de trabajo, familia etc.

Una expresión amable, un gesto cordial, una sonrisa oportuna, una actitud comprensiva, un momento para escuchar no cuestan nada y, por el contrario, le generan enormes beneficios. Practicar buenos modales es una inversión que reditúa muchísimo más de lo que usted puede suponer.

macruztol@yahoo.com

Credito
MARTHA CRUZ

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