Sin embargo, no en todos partes reconocen los mismos signos ni tienen iguales significados; es posible que lo que en un lugar significa algo simpático, en otro puede ser algo desagradable.
Por lo anterior, es importante cuidar especialmente nuestros gestos faciales y los demás que hacen parte de la comunicación no verbal. Los ojos y la boca suelen ser muy expresivos, de ahí que sea fácil interpretarlos gráficamente; por ejemplo, el ícono de la “carita feliz” que vemos con frecuencia. Así mismo, los ojos por sí solos o con un ligero movimiento de cejas, pueden de inmediato transmitir una imagen de tristeza, interés o sorpresa.
Este tipo de expresiones permiten descifrar fácilmente el estado de ánimo de una persona. Si usted aprende a interpretarlos correctamente, puede aprovecharlo para ser oportuno al hablar de determinados temas, callar cuando el rostro nos advierte disgusto, consolar cuando se observa tristeza, animar cuando se advierte desconsuelo o decir las palabras adecuadas para cada circunstancia; de esta manera usted tiene grandes posibilidades de mejorar su comunicación y triunfar en sus relaciones personales.
No hay nada peor que una persona imprudente o inoportuna, que no tiene capacidad para percibir rápidamente que la otra persona está triste, disgustada, cansada, apurada, ocupada, o que sencillamente no desea hablar.
Como en todo, los extremos suelen ser negativos. Una persona que hace muchos gestos o muecas, gesticula demasiado, mueve sus piernas, brazos, manos permanentemente, o que tiende a dramatizar todo, es fatigante y hasta molesta.
Hay también quienes, para demostrar afecto o simpatía, caen en la melosería y agotan o fastidian a su interlocutor.
En el otro extremo se encuentran las personas que tienen dificultad para expresar sus sentimientos y emociones, aquellas con quienes no se sabe si están contentas o aburridas, no permiten adivinar si les gustó o no el obsequio que se les entregó, o la presencia de alguien; o no son capaces de ofrecer un abrazo que transmita aprecio; son individuos a quienes se les dificulta hacer amigos, pues su compañía no es del todo grata.
Observe que también hay personas que expresan su nerviosismo hablando en exceso, atropelladamente y monopolizando el uso de la palabra, todo ello sin tomar en cuenta que con eso molesta a muchos y lo convierte en un contertulio que prefieren evitar.
Si usted no es una persona observadora, empiece a leer los gestos de las demás, a descubrir todo cuanto dicen sin hablar. Revise si sus gestos y expresiones incomodan a otros, o es poco expresiva.
Cualquiera que sea el caso, nunca es tarde para modificar esos hábitos y mejorar su comunicación; para ello, lo primero es observarse con una mirada crítica y pedir a personas confiables que lo observen y retroalimenten con sinceridad sobre el asunto, tomar conciencia y decidirse a mejorar.
Recuerde que las emociones y la forma como se expresan, juegan un papel crucial en la imagen que proyectamos, así como en nuestras relaciones, pues nos acercan o alejan de las personas y, de muchas maneras, afectan nuestra calidad de vida y la de quienes nos rodean.
*Asesora y formadora en Habilidades Sociales y Productividad Personal
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