Con un enorme despliegue de música, danza, tradición y color se desarrolló el Desfile Folclórico Nacional de Reinas en la ‘Ciudad de la Tambora’. Custodiadas por los grupos folclóricos de sus regiones, las 15 aspirantes al Reinado Nacional del Folclor exhibieron con orgullo parte de su idiosincracia ante las miles de personas que se reunieron sobre la carrera Séptima de Espinal.

Como es costumbre, el espectáculo andante se abrió paso entre la multitud con ritmos tradicionales y contemporáneos, enérgicas demostraciones de danza y llamativos vehículos decorados con diversos elementos que hacen parte del acervo cultural de cada departamento.

Por casi 20 calles, en un recorrido que partió desde el coliseo cubierto La Magdalena y desembocó en el colegio militar Inocencio Chincá, se dio el popular encuentro, que se prolongó por más de tres horas y no se apagó ni con la llovizna ni el temblor que alertó durante varios segundos a esta y varias poblaciones del Tolima.

Espinal sí se sacudió, pero a ritmo de folclor. Una vez más, los habitantes de los barrios y veredas participaron del desfile con representaciones de sus tradiciones, además de los productos artesanales y agrícolas más representativos de la calurosa población. Niños y adultos interpretaron algunas de las costumbres más características que llenaron las expectativas que rodeaban el Festival de este año.

Heidy Johana Hernández, soberana de Espinal al certamen, contó luego de la actividad que las comparsas recrearon a la flor de Cayena, los bailes tradicionales, las populares ‘chivas’, entre otras cosas. “El ambiente es perfecto, la gente se comportó a la altura del evento, con generosidad y agrado por lo que acá estamos haciendo. Queremos que todos sepan que Espinal es un sitio único que da todo por las fiestas como estas”. 

Sin ningún contratiempo concluyó el desfile, que fue seguido por la tradicional cabalgata San Pedrina, en la que cientos de exponentes equinos del Departamento recorrieron la carrera Séptima hasta la tarima del parque Libertador. Si bien no se registraron incidentes durante el desfile de caballos, la conducta de algunos jinetes opacó el evento, siempre que se excedían en el consumo de licor mientras montaban a los ejemplares.

Al margen de esto, Espinal ratificó que es un epicentro fiestero y un anfitrión excepcional para celebrar el folclor en el país.