Órganos de control, con más de un hecho para aclarar en el Panóptico

ARCHIVO – EL NUEVO DÍA
Los informes de expertos que dieron pie a la liquidación del contrato anterior para el proyecto revelan múltiples anomalías técnicas y administrativas que llevaron al fracaso de la primera y millonaria inversión en la restauración del penal.

La liquidación del primer contrato de obras para el Panóptico de Ibagué dejó brotar a la luz pública la realidad del fiasco de este proyecto, que hoy intentan salvar las autoridades.

En cuatro informes, peritos reseñaron una a una las anomalías que se  dieron en el ámbito técnico y administrativo, las cuales bien podrían servir de indicios para indagaciones de los órganos de control, quienes aún no se pronuncian sobre esta debacle administrativa y de ingeniería.

En los hechos se vieron envueltos el consorcio Arquitectos e Ingenieros del Tolima, encabezado por Jaime Garzón Chica, y la interventoría prestada por la Fundación Tolima Presente, Funtolima, ahora llamada Funcolombia; ambos bajo el amparo de un contrato firmado con la anterior gobernación de Fernando Osorio Cuenca.

Un vistazo general a las fallas se puede encontrar en el primer análisis, que despeja el tema de urbanismo, elaborado por el profesional José Antonio Velandia Clavijo.

Por ejemplo, existe un craso error en la construcción de los espejos de agua, como los que existen al exterior del inmueble sobre la calle 10.

El contratista ejecutó parcialmente dicha obra y por algún motivo no instaló válvulas para el lavado de las piscinas, lo que obligará en un futuro a tener que romper grandes espacios para conectarlas con la red de aguas lluvias.

Además, existe desconcierto por parte del profesional al ver que creció pasto en una placa de concreto cuya resistencia, según los diseños, debía ser de tres mil libras por pulgada cuadrada y de ocho centímetros de espesor.

Aunque los cambios en el diseño de la obra no son sustanciales, se modificaron, al parecer, sin el consentimiento del diseñador, por lo cual, para el experto, “se están vulnerando los derechos de autor”.

¿Sin diploma?

Los cuatro informes emanan una aire de complicidad entre la interventoría inicial del proyecto y el contratista.

De un lado, en el punto 17 de la página 13 del concepto sobre urbanismo, se señala que en la documentación entregada por la Gobernación del Tolima “no existe evidencia de los pagos al sistema de seguridad social” apareciendo una certificación de Funtolima diciendo que el contratista “se encuentra a paz y salvo” con los pagos hasta 2008.

Así mismo, un hecho que llama la atención es que Funtolima habría permitido cambios de personal “sin cumplir con los requisitos exigidos en los pliegos de condiciones”.

Para Velandia, puede ligarse esto a las dificultades en el manejo y ejecución del proyecto.

Específicamente, reseña el caso de uno de los hombres importantes en construcciones de este tipo.

“Tener el director de obra sin diploma que lo acredite como especialista durante el periodo comprendido desde el inicio de la obra (acta del 11 de agosto de 2006) hasta el 26 de junio de 2008, fecha de grado del director de obra, arquitecto José Alejandro Barrera Espinel”, aparece en el dictamen.

Al igual que en el caso de este informe, sobre los otros tres (ver recuadros) no fueron aceptados argumentos y explicaciones dados por el Consorcio Ingenieros y Arquitectos.

Entonces, los peritajes hicieron parte de la liquidación unilateral con la que la actual Gobernación del Tolima le dio fin al contrato, para así abrir paso a nuevas reparaciones a cargo de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, SCA, y la Sociedad Tolimense de Ingenieros, STI, mediante convenios firmados con la Alcaldía de Ibagué.
    

La cubierta metálica

La cubierta de metal del Panóptico tendrá que ser reconstruida toalmente. El peritaje de la empresa Icagel sobre los trabajos encontró que los cordones de las vigas de metal fueron instalados al revés. También que si bien los elementos contemplados en el diseño inicial para el techo cumplen con la dimensión, existe una deficiencia en las soldaduras, uniones y contraflechas para compensar deflexiones, lo cual obligaba al contratista a tener “planos taller” para detallar los puntos en mención. Según el dictamen, no contaba con este documento ni tampoco con soportes de las especificaciones de calidad del material utilizado. “Se procedió a efectuar una prueba metalográfica, para determinar la calidad del material utilizado, encontrándose que los ángulos eran de calidad A-36, diferentes a los solicitados A572 G50. Lo anterior quiere decir que se emplearon ángulos de resistencia menores a lo pactado en el contrato”, aparece en el informe. Advierte Icagel que son deficientes para absorber los esfuerzos requeridos y detectó que hicieron cortes con soplete de acetileno, “lo cual no es permitido por el código NSR 98”.

El sistema lo usaron además para las perforaciones de los pernos, lo cual promueve el deterioro del material y no se consiguen las dimensiones requeridas, a lo que se le suma que las placas de apoyo en las columnas no están construidas de acuerdo con los planos. “Con las evidencias se puede concluir enfáticamente que la estructura en un 90 por ciento no cumple con las normas técnicas para la fabricación”, señala la firma metalúrgica, que recomienda por los defectos de la cubierta no repararla por lo dispendioso y difícil de garantizar la labor.

Le dieron 'madera'

Entre los trabajos más cuestionados al contratista en los peritajes figura el de las maderas de la parte antigua del penal. El estudio fue encargado a la ingeniera forestal Alba Mercedes Charry Molano. En el entrepiso encontró que usaron más de tres tipos diferentes de madera cuando debía ser únicamente de sapán y en las estructuras del mismo revolvieron de resistencias blanda, media y dura. Las piezas tienen un alto porcentaje de defectos como “pudrición, abarquillado, arqueadura, torcedura, endurecimiento, grietas, hongos, manchas, rajaduras, nudos, secado no uniforme” y huellas del uso de sierras. “Con respecto a la circulación del segundo nivel este no posee protección y se encuentra en estado de deterioro, presentando manchas, excremento de animales, piezas levantadas y despegadas, aunque cabe resaltar que la parte inferior del entrepiso aún conserva el color original de la madera”, indica. La profesional reseñó anomalías de instalación como que el empate entre piezas no es estéticamente adecuado, el apuntalamiento de los elementos es discontinuo y muchos de los tornillos y puntillas se encuentran salidos.


La cubierta antigua

La estructura de la cubierta de la parte antigua del Panóptico fue restaurada en caña brava y listones de madera que cumplen una función estructural, ya que soportan el peso de la teja, el caballete, pero los varillones se encuentran astillados y aplastados, al ser instalados con puntillas y tornillos, cuyas perforaciones no las abrieron con broca, sino a martillo. “La caña brava posee diversidad de diámetro y longitudes, lo que refleja que el entramado de la cubierta no es simétrico ni homogéneo; los empalmes no respetan los ejes trazados y muchos de estos se entrecruzan y otros no alcanzan a hacer la unión”, señala la ingeniera forestal.

Los travesaños que soportan la cubierta son una mezcla de maderas nuevas y viejas; estas últimas están siendo carcomidas por insectos y todo el entretecho es afectado por la presencia de palomas. Existen tejas corridas, que crean goteras que dañan la caña brava. La casa del Alcaide del antiguo penal, además de sufrir todos los defectos mencionados, presenta defectos sobre las columnas ubicadas en el alero de la fachada principal, donde se ven piezas “mal cortadas, nudos muertos, toceduras, picaduras, rajaduras, marcas de motosierra y caras falta de cepillado y acabado”. Por último, la profesional menciona que, al parecer, no existen licencias o permisos de aprovechamiento forestal para la obtención de madera de abarco, sapán, ni tampoco de la caña brava, lo que no permite concluir si los materiales fueron comprados en depósitos o agencias, o fueron adquiridos de aprovechadores forestales directamente, poniendo en duda también si el contratista adelantó las pruebas de resistencia exigidas para el uso de dichos elementos vegetales.


Dudosa restauración

El concepto sobre la ejecución de la restauración de la parte antigua del Panóptico lo entregó el arquitecto, magíster en restauración, Juan Carlos Cancino Duarte. La inconsistencia más prominente que habría hallado es que el refuerzo estructural con zapatas, columnas y vigas de concreto con que pretendían mejorar la estabilidad de la construcción no corresponde al manejo propuesto por la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Cultura, no encontrándose evidencia del trámite de aprobación de dicho cambio en la Curaduría Urbana de Ibagué ni ante el Gobierno nacional. De otro lado, detectó anomalías en tres resanes de la cimentación del muro de la fachada oriental del ala Norte del inmueble; trabajos de los cuales dice no encontrar registros de su ejecución.

Las anomalías en el terminado de los pañetes, vigas, entrepisos y pintura, para Cancino, le restan valor a la arquitectónica del monumento nacional y a la “espacialidad propuesta”, además de ir en contravía de los criterios establecidos en la memoria del proyecto de restauración. De otro lado, reseña que en el proceso de obra se registró la pérdida de algunas pinturas de las celdas, que debían guardarse, lo que es una “falta grave en el proceso de conservación de los bienes de este tipo”. Menciona la existencia de una fisura vertical de unos 5.5 metros, en la esquina nororiental del predio, que la interventoría ordenó rellenar con mortero fluido, pero en la documentación posterior a los requerimientos no hay referencia alguna sobre el tema, concluyendo que la actividad no fue adelantada. El experto agrega que si bien en la estructura no encontró anomalías diferentes a esta y pareciera ser un edificio sano “no hay que olvidar que la construcción fue objeto de diferentes intervenciones”, como la demolición de muros transversales a los de la fachada que conformaban celdas, y las modificaciones al sistema estructural no han sido atendidas hasta el momento.

“No se construyó el proyecto de refuerzo diseñado y aprobado por la Dirección de Patrimonio y la Curaduría Urbana para todo el edificio”, expresa Cancino, precisado luego que atender requerimientos estructurales de los edificios antiguos es una obligación establecida por el Código Colombiano de Construcciones Sismorresistentes de 1997. Por último, el informe concluye que la falta de obras complementarias, como las paisajísticas, tienen un efecto negativo sobre la parte antigua del Panóptico que, afirma, son una obra inconclusa y algunas de sus patologías se originan de su estado de desuso y falta de mantenimiento. “En concepto de esta consultoría, no se cumplieron a cabalidad las obligaciones contractuales por parte del contratista”, finaliza.


La cifra

1.394 millones 912 mil 288 pesos es la suma que el consorcio Ingenieros y Arquitectos tendrá que devolverle al Departamento por obras no ejecutadas en el Panóptico.

Credito
REDACCIÓN LOCAL

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