Esta situación pone en riesgo a los habitantes de los barrios aledaños quienes temen por la seguridad de sus hijos cuando deben transitar por esa zona para llegar a la institución de el barrio El Arado, adyacente a la licorera.

De acuerdo con los vecinos del sector, se ha hablado acerca de este tema en los medios locales, pero nadie les presta atención.

“Desde los aguaceros que se presentaron hace cinco meses, el muro cedió; el peligro es que se termine de caer otra parte de la tapia y la catástrofe sea mayor”, afirmó un habitante que pidió reserva del nombre.

Debido a la cercanía con las instalaciones educativas, los niños que transitan se ven expuestos al peligro diario, así mismo los transeúntes, “los de la empresa cada rato toman fotos y miran, hasta la gerente creo que ha observado el problema pero de momento no hay soluciones, esperamos que tapen pronto ese hueco”.

Otra de las amenazas que ven los vecinos, es que los dueños de lo ajeno se esconden detrás de las fibras para delinquir o ingerir sustancias psicoactivas, y lo peor es que desde que se cayó la parte de la muralla, no se han recogido los escombros, obligando a la gente a salirse del andén.

Según Abel Pinzón, subgerente de la Fábrica de Licores del Tolima, la Gerente ya efectuó los respectivos análisis y se espera que a partir de la próxima semana inicie la reconstrucción del muro.

Además se tiene planeada una canalización para que las lluvias no vuelvan a destruir el muro.