San Diego, un barrio que piensa en las mujeres

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La mujeres embarazadas y los niños del barrio San Diego son beneficiarios de programas y proyectos que garantizan la salud y la seguridad alimentaria del sector.

San Diego es un barrio en el noroccidente de la ciudad, que hace parte de la comuna Dos. Tiene una extensión que abarca desde la calle Octava hasta la Cuarta C y de la carrera 11 hasta la 13, y cuenta con dos quebradas: Chipalo y El Pañuelo, este último protagonista de tragedias como la avalancha que vivida en 1995, cuando se desbordó.

Hace más o menos 64 años, Guillermo Sánchez, quien ya falleció, era propietario de unas areneras que posteriormente loteó para la construcción de viviendas. Estas estuvieron ubicadas en los predios que hoy comprenden los barrios San Diego y La Sofía.

El barrio también cuenta con un polideportivo del que hace uso la Escuela de Formación Deportiva para dictar clases de taekwondo y rumbaterapia. Según Ancízar Antonio Sánchez, presidente de la Junta de Acción Comunal, hacen falta escenarios para otros deportes que pueda practicar la comunidad.

“Estamos gestionando que por medio de la Alcaldía se dicten clases de básquetbol y de microfútbol para tener a la gente ocupada y con una buena formación”. Más de 40 personas se han visto beneficiadas de estos espacios deportivos.

Con el objeto de mejorar la calidad de vida de las mujeres del sector, la comunidad ha emprendido dos programas dirigidos a ellas: el primero que busca garantizar las condiciones de vida y salud de las mujeres gestantes, lactantes y niños hasta los tres años; y el segundo, un proyecto de agricultura urbana con tal de mejorar la alimentación y nutrición de la comunidad del sector.

Mujeres garantizan la seguridad alimentaria

El proyecto que fue presentado al Concejo para ser trabajado en el Plan de Desarrollo consiste en “Implementar la agricultura urbana en la comuna Dos, en el barrio San Diego, como un proyecto piloto donde la gente sea soberana en la producción de sus alimentos, que aprendan el ciclo de los cultivos, y a manejar la producción de semillas, para que así podamos llevar el programa a otras comunas y a la gente interesada”, afirmó Isaías Valbuena, edil de la comuna Dos y líder del proyecto.

Debido a que esta comunidad se caracteriza por ser de cultura campesina ya que algunos de sus habitantes son desplazados, el Edil señaló que “existe la necesidad de que ellos mismos siembren su comida y cultiven sus hortalizas”, y añadió que cerca del 80 por ciento de quienes están trabajando en este proyecto es de mujeres.

Las mujeres que trabajan en este proyecto están recibiendo capacitación a cargo del Sena. El objetivo de este proyecto es formar a 50 familias en temas relacionados con agricultura urbana, producción limpia y economía local. Además de ello, construir dos huertas piloto con bancos para la producción de plántulas.

Falta de cultura ciudadana

Pese al trabajo de liderazgo que se emprende en la comunidad para mejorar la salud y el cuidado del ambiente, el mal manejo de las basuras y la destrucción de los árboles tienen molesta a la comunidad. El Presidente de la JAC dijo: “Uno de los problemas graves que tenemos a la entrada del barrio es la basura. No sé si es por falta de cultura, porque la gente sabe de los tres horarios en los que pasa la basura”, y además señaló que “el horario de lunes, miércoles y viernes no los respetan y la sacan después”.

Dado que no se conoce quiénes están causando este problema ambiental, la comunidad está gestionando unas cámaras de seguridad con la Alcaldía, para saber quiénes están depositando esas basuras a la entrada del barrio.

Adicional a esto, Lucrecio Salcedo, tesorero de la JAC, denunció que han quemado cinco árboles del barrio y que no se sabe quiénes son los autores. Los individuos fueron plantados en una de las entradas del barrio entre las carreras 11 y 11A.

Maternidad Responsable

Una vez a la semana se reúnen mujeres de los barrios San Diego, Belén, La Pola y otros sectores aledaños en el salón comunal para recibir formación y apoyo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Icbf, y la Fundación para el Desarollo Social, Funimedes, para formación en maternidad, salud para los infantes y apoyo psicológico.

Julieth Triana Martínez, coordinadora del programa, dijo que “trabajamos con la comunidad, con las madres gestantes, lactantes y niños hasta los tres años. Ellas vienen a un encuentro semanal con actividades para reforzar valores, temas importantes para la salud en los niños sobre su crecimiento y desarrollo, vacunación, convivencia familiar y solucionar dificultades de violencia intrafamiliar. Contamos con apoyo psicosocial y de enfermería. Además, con el apoyo y la intervención de las redes interinstitucionales como el caso de la JAC, que nos facilitan los espacios”.

Rosa Helena Chamorro, abuela de uno de los niños beneficiarios del programa, afirmó que los encuentros le han servido al menor para mejorar su motricidad y le han permitido compartir y relacionarse con otros niños. Además, las funcionarias han enseñado a las madres manualidades para que las repliquen a los niños en los hogares.

Asimismo, la salud de los niños es primordial para las funcionarias que apoyan, pues aunque no existen casos de desnutrición en la zona, hay casos de obesidad infantil que demandan especial atención.

“A los casos que identificamos con sobrepeso, se le hace el abordaje del proceso de nutrición que tenemos con el Icbf”, afirmó Triana. Dicho proceso consiste en la remisión oportuna a las EPS para que apoyen el tratamiento, además ofrecen actividades lúdicas para mejorar su estado de salud.

Otra situación particular a la que han prestado especial atención es el consumo de sustancias psicoactivas, ya que es uno de los factores de los entornos cotidianos de algunas de las beneficiarias del programa, por lo que este espacio ha brindado apoyo a la familia desde el área de psicología, visitando los hogares para evitar que estos pocos casos se sigan presentando.

Credito
DIANA MELISSA DELGADO ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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