Mitos y certezas sobre la seguridad en la hacienda La Miel

Crédito: El Nuevo Día.
La comunidad reseñó que implementó un sistema de seguridad interno, a su llegada a la hacienda hace más de dos décadas, por temor a represalias de grupos armados. Aseguraron que al centro poblado acceden la Policía y las autoridades gubernamentales sin inconvenientes.
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Frente a La Miel, sin duda, hay muchos conceptos que cuestionan de alguna manera lo que se podrían considerar como restricciones para acceder o circular libremente por este centro poblado, sin embargo, como dice el refrán, es fácil ver los toros desde la barrera.

Para ingresar a La Miel solo hay un camino que está protegido por un portón que permanece custodiado en todo momento, en turnos rotativos por parte de los propios pobladores.

Simón Hernández Ortiz, líder de La Miel, explicó que desde su arribo al predio hace unos 25 años, la comunidad se vio en la imperiosa necesidad de adoptar un sistema de seguridad interna por temor a represalias por parte de grupos armados, ya que los primeros pobladores fueron desplazados por la violencia.

De la misma manera, Hernández desmintió uno de los rumores frecuentes de ciudadanos externos que señalan que al interior de la hacienda prolifera la inseguridad porque supuestamente le niegan el ingreso a las autoridades.

“Gracias a Dios no hemos tenido problemas con ninguno porque aquí entra y sale la Policía, así como los entes gubernamentales como Alcaldía o Gobernación. De pronto hay que pedir como un permiso (para ingresar), pero no se le prohíbe a nadie la entrada”, dijo.

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Funcionamiento del portón

La puerta de acceso siempre está a cargo de un miembro de la comunidad, quien cumple con un turno de vigilancia remunerado, en lo que ellos consideran como un mecanismo para garantizar la seguridad en el predio.

“Nosotros recibimos una parte (de dinero) para pagarle a los celadores, que son de la comunidad, de parte de Interaseo. Es un convenio que se dio para cuando la planta de tratamiento, de separación de residuos sólidos, quedara acá”, refirió Hernández.

El hombre aclaró que la dinámica en La Miel es como la de cualquier barrio de Ibagué, toda vez que el ciudadano entra o sale a la hora que quiera, siempre y cuando viva o tenga familiares en la comunidad.

“Hay una seguridad, yo dejo mis pertenencias y todo afuera (de la casa). Aquí no se pierde nada y no es que andemos con las personas armadas o que andemos celando. No. Aquí hay un control de entrada y salida en el portón”, aseveró.

 

Consumo y hurtos

En La Miel estiman que la sensación de seguridad es alta. Sin embargo, no desconocen que esporádicamente se identifican ‘lunares’, tales como el consumo de estupefacientes o la aparición de ladrones, pero afirman que ejercen el mayor control posible para que este tipo de actitudes no perjudiquen la sana convivencia.

Otro de los mitos que pululan entre los ibaguereños es que La Miel, por tratarse de una comunidad algo cerrada, tiene normas propias para sancionar hechos irregulares. Allí explican que al identificar un ilícito, la ruta es poner al responsable a disposición de las autoridades competentes.

“Precisamente se robaron una gallina hace unos días, le decimos al señor, ‘¿usted sabe quién fue?’, para poner la denuncia y nosotros amparamos con firmas para que la persona que se robó esa gallina pague con la justicia”, afirmó Simón.

Otro aspecto, que según ellos controlan al máximo, es el consumo de alucinógenos porque los líderes advierten con colocar en conocimiento de las autoridades este tipo de conductas.

“Aquí somos bastante celosos en esa parte. Ante robos y gente viciosa, siempre estamos encima de ellos para que no lo hagan. Si lo hacen, que lo hagan muy ocultos porque no lo vamos a tolerar”, aseveró Hernández.

Y agregó: “Hemos advertido, si aquí hay una olla, que tenga venta de vicio y encontremos ahí vicio, que el propio Estado le expropie la casa para controlar esa situación”.

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Caracterización

Por su parte César Quintero, residente y líder de La Miel, indicó que con el crecimiento exponencial del corregimiento 14, en el que se sitúa la hacienda, el control a la entrada debe ser riguroso. Es así que se han explorado alternativas para identificar fácilmente a los residentes.

“Se le puede poner un sticker de la hacienda La Miel para identificar los carros y las motos. También pensamos en carnetizar a la población, es una opción. No sabemos si con carnet o un huellero”, enfatizó.

También reconoció que el entorno al interior de La Miel es familiar y muy tranquilo, pero que “nunca faltan las cosas”.

“No apoyamos a un ladrón ni a una persona viciosa, que sabemos que las hay, pero también lo controlamos con rigurosidad”, dijo

Credito
MANUEL BRISNEDA

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