Se trata de una cabina sonora instalada en el cerro Cacao en Pelota, construida por Felipe Rodríguez y Luis González.

El proyecto que cuenta con el apoyo de la directora de Cultura local, Luz Dary Ariza, ya pasó sus primeras pruebas, pero está en un receso, hasta que sus promotores logren que alguien asuma su cuidado, que permita el uso permanente.

“El dinero es mínimo, lo que más urge es que haya alguien de tiempo completo allí”, refirió Felipe Rodríguez, docente de la Escuela Colombiana de Ingeniería, al contar que dicha cabina permite escuchar hasta el correr del río Magdalena y el sonido de todas las especies que habitan en el cerro, gracias a unos dispositivos que amplifican el sonido del medio ambiente, el cual se reproduce a través de audífonos.

La estructura de color amarillo, de dos metros de alto y 70 de ancho, funciona como un índice: de lejos señala en la montaña un punto, e invita a la comunidad hondana a apropiarse del cerro Cacao en Pelota.

La cabina, construida entre un lazo Honda - Bogotá para apoyar procesos de entendimiento de la cultura y su conservación, es solo una parte de la campaña de concientización frente a los recursos naturales, que se promueve en la zona.