ha definido como dos de sus ejes centrales de actuación la protección del ambiente natural y las acciones para la mitigación del cambio climático.

La Rape que representa el 30 por ciento de los municipios y de la población colombiana y aporta el 40 por ciento del Producto Interno Bruto del país, ha determinado que sus prioridades de futuro pasa por asumir los asuntos ambientales como los elementos determinantes para el desarrollo regional. Esta región, contiene en su seno parte substancial de los páramos de Colombia, tanto en la cordillera oriental, desde el páramo de Sumapaz en el oriente de nuestro departamento hasta el complejo nevado del Cocuy en el norte de Boyacá y en el corredor biológico del páramo Nevado del Huila hasta el Parque de los Nevados en la cordillera central a todo lo largo del Tolima.

Los páramos son las más importantes fábricas de agua de los ecosistemas tropicales y en la Rape están más del 80 por ciento de ellos, siendo responsables de la producción del agua para fines productivos y de consumo humano de la cuenca del Orinoco, de la cuenca central del río Magdalena y de la cuenca media del río Cauca. Es decir, de buena parte de la seguridad hídrica de Colombia. Haber establecido la protección de los páramos como primera prioridad del plan de acción de la Rape, muestra el compromiso de todos los mandatarios departamentales y del Alcalde de Bogotá, con la construcción de un futuro sostenible para la región y para Colombia.

Pero esta declaración ha ido más allá. El primer programa puesto en ejecución por la Rape el pasado 10 de marzo en nuestra Ciudad Musical, ha sido la firma del convenio con la Programa de Naciones Unidas – Pnud – para dar continuidad al Plan Regional Integral de Cambio Climático, como instrumento para enfrentar este fenómeno e identificar las acciones para su mitigación y adaptación y poder generar territorios resilientes, con capacidad de construir futuro para todos sus habitantes.

El Gobierno Departamental del Tolima ha insistido en que nuestro desarrollo pasa por la protección y defensa activa del patrimonio ambiental que poseemos, transformándolo en un determinante del desarrollo económico y social de todos los tolimenses, señalando el rumbo responsable para la definición de nuestras inversiones y nuestro crecimiento.