Bosque Galilea: un paraíso tolimense en riesgo por intereses petroleros

JORGE CUÉLLAR – EL NUEVO DÍA
En Dolores y Villarrica se encendieron las alarmas pues al parecer, se volvió ‘a mover’ el proyecto de exploración que busca determinar si hay petróleo en área del bosque de Galilea. Por ello, en las dos poblaciones buscarán a través de la consulta popular proteger este ‘pulmón’ verde.

El bosque de Galilea ubicado en Villarrica es un corredor ecológico que atraviesa Dolores y empalma con el páramo de Sumapaz. Se caracteriza por ser un bosque de niebla, razón por la cual los ambientalistas lo consideran como único en la zona Andina.

Las cerca de 22 mil hectáreas que lo conforman, guarda en sus entrañas variedad de flora y fauna, asimismo, recursos hídricos importantes para el Suroriente del Tolima, entre ellos el río Negro que surte a la represa de Prado. Asimismo, existen quebradas y riachuelos que abastecen a Villarrica y Dolores.

Esta diversidad hizo que Galilea fuera reconocido como la estrella hídrica del Suroriente del Tolima, asimismo, se convirtió en el motor de un movimiento ambiental que busca a través de la consulta popular ‘blindar’ el bosque de una posible exploración y explotación de hidrocarburos.

 

Un territorio que “era” rico en agua

Dolores y Villarrica son dos poblaciones que empiezan un proceso interior de reparación y reconstrucción, pues a penas hasta hace unos años, la franja boscosa que los une, era conocida como un corredor por el que transitaba el Frente 25 de las Farc, debido a que por esta zona se llega a Huila, Cundinamarca y Meta.

Carlos Julio Cardozo, habitante de la vereda Las Vegas del Café, en Dolores, narró que ahora hay tranquilidad en el tema de orden público, pero la preocupación y zozobra de los doloreños se debe a la posible intervención de una multinacional que busque petróleo en un área que corresponde al bosque, interés que comenzó en el 2000.

“Hace 25 años esta reserva (vereda Galilea) era muy fresca, había agua por lado y lado, (después) llegó la exploración sísmica y hoy en día no se ve agua por ningún lado, es muy poca.

“En la vereda en que vivo ya no hay agua, nos toca vivir de acueductos interveredales, uno dura llenando una jarrita para poder conseguir la gota de agua, sino no nos oponemos y llegan a explotar esta vaina, esto queda muerto por acá”, comentó el lugareño.

Y agregó, que uno de los medidores que refleja el deterioro de la naturaleza de la zona, es la disminución del caudal del río Negro.

“Hace varios años pasé este río y era de banda a banda, ahora mire como está, en lo que quedó”, comentó Cardozo.

 

El mal recuerdo que dejó la ‘sísmica’

Otro de los argumentos en contra de los habitantes, son los daños que habría causado una prueba sísmica que se efectuó a comienzos de la década del 2000.

Según residentes del sector Las Minas en la vereda San Pedro, en el 2011 la tierra se agrietó, afectando varias viviendas. “En esos días llovió duró y por donde pasó la línea, se corrió y unas casas quedaron de medio lado. Todavía hay unas y en otras no quedaron ni los cimientos”, comentó un habitante.

El hombre llamó la atención en relación a que nadie respondió por esos daños.

Por su parte, Héber García Zambrano, integrante de la Corporación Reiniciar Tolima y del equipo de la Mesa Ecoregional del Oriente del Tolima y Sumapaz, contó que se viene adelantando un trabajo de sensibilización sobre los daños que produce en el terreno este tipo de pruebas.

En el sector Las Minas, “fue un hundimiento de la banca de la vía, de casas, de cultivos que fueron afectados por la sísmica que se hizo hacia el 2001, al igual que en la cordillera, en la montaña no se ven los efectos, pero se sienten cuando se ve disminución de las fuentes hídricas”, explicó Zambrano.

Al parecer, los daños también se registraron en Colombia, Huila. “Es una pequeña muestra de lo que ha pasado, en Alto Torres (Cunday) nos cuentan sobre fincas dañadas”, contó Zambrano.

 

Se consolida un movimiento ambientalista

Ante la posible llegada de una petrolera, Dolores y Villarrica, emprendieron la conformación de estrategias que les permita lograr una protección de nivel de reserva forestal al bosque.

Para discutir sobre el tema, el sábado en la vereda Galilea se reunió más de un centenar de personas que provenían de Dolores, Villarrica, Carmen de Apicalá, Fusagasugá, Melgar, Icononzo, Prado y Purificación.

El grupo que caminó por horas a través de un terreno difícil para llegar al punto de encuentro, estuvo conformado por ambientalistas y habitantes. Igualmente, hicieron presencia los alcaldes Gelman Betancourt, de Dolores, y Arley Beltrán, de Villarrica.

En este espacio además de pronunciar un ‘No’ rotundo a cualquier tipo de intervención, se escuchó por parte de participantes de Melgar y Purificación, los aspectos negativos que dejó en sus territorios la explotación de crudo.

Por ejemplo, Iván Eduardo Arias, presidente de la USO Melgar, dijo que conociendo las características de la zona de interés, el impacto ambiental que se generaría es alto, “nosotros siempre hemos dicho petróleo sí por no así, no estamos de acuerdo que la industria petrolera llegue a una reserva tan importante para el agua que surte a todo el Oriente del Tolima”.

Mientras que el participante de Purificación hizo referencia a las afectaciones sociales que se evidencian actualmente en la ‘Villa de las Palmas’.

Por su parte, el mandatario de Dolores, Gelman Betancourt, manifestó que del encuentro quedaron varios compromisos para proteger el bosque de Galilea, el principal es buscar que se declare como reserva forestal, también “que se debe buscar inversión social, porque sino el campesino o el colono va a seguir talando bosques y también podría ser perjudicial para la región”.  

 

En marcha consultas populares

 El alcalde de Dolores Gelman Betancourt y promotor de la reunión, indicó que conocer el lugar es comprobar que existe un paraíso en parte de su territorio, por lo que se convenció aún más de la iniciativa de una consulta popular que radicó recientemente ante el Tribunal Administrativo del Tolima.

“En cuanto a las petroleras, ya que se avance en la consulta, eso lo determinará el Tribunal, y después el que va a decidir es el pueblo. Si se cumple el cronograma, en 20 días estaría la respuesta”, expuso el burgomaestre.

Mientras que en Villarrica, población que tiene la mayor parte del bosque bajo su jurisdicción, un comité promotor está dando los primeros pasos para adelantar el ejercicio democrático que permita preguntarle a los villariquenses si están o no de acuerdos con una intervención petrolera.

“Nosotros vamos a presentar la propuesta (al Concejo) pero con el acompañamiento de la Administración municipal”, contó William Godoy Lozano, integrante del comité.

Esta propuesta es respaldada por el alcalde Arley Beltrán, quien manifestó que “es el sentir de la comunidad y lo que ha expresado, están haciendo este trabajo y por ende es una solicitud que debe pasar a la Administración municipal para llevarla al Concejo municipal”.  

 

La lucha se retoma 
Primitivo Espitia, residente de la vereda San Pedro en Dolores, contó que desde hace 15 años se está solicitando que el bosque Galilea sea declarado como reserva forestal, “somos conscientes de que Galilea es un pulmón de Colombia, ya que está relacionado con el páramo (de Sumapaz)”.

El lugareño explicó que en su caso la preocupación radica en que el posible hallazgo petrolero, está cerca a la cuenca hidrográfica que la da vida al río Negro, además, “se han descubierto 17 especies endémicas de fauna y eso hay que cuidarlo”, agregó Espitia. 

Igualmente, hizo un llamado y afirmó que es necesario empezar a generar procesos de reforestación, pues la intervención del hombre también está causando estragos. 

 

Dato

Se espera que próximamente haya una reunión en la vereda Montoso, con el fin de hacer seguimiento a los compromisos adquiridos y al proceso de consulta popular. 

 

Dato

En Villarrica la oposición nace de la afectación que tiene la población por los movimientos en masa, ya que los habitantes consideran que la explotación petrolera puede generar mayor número de sismos.

Credito
XIMENA VILLALBA C.

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