SOS Villarrica, Grietas de un pueblo que pide ayuda a gritos

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
Este municipio del oriente del Tolima pasó de las grietas que dejaron en sus vidas las tomas guerrilleras, a vivir en medio de los movimientos de tierra que amenazan la continuidad de las nuevas generaciones.

Desde hace 12 años se habla de reubicación, pero no hay avances y tampoco dinero para cumplir con este propósito. Para los afectados, los gobiernos departamental y nacional se tiran la pelota.

Llegar a Villarrica por tierra desde Ibagué es toda una travesía, son 115 kilómetros representados en tres horas y media en auto por una vía olvidada por los gobiernos locales, pero el contraste de sus paisajes verdes son el consuelo y descanso al largo recorrido. Sin embargo, la falta de pavimentación, las grietas en el viejo asfalto y desniveles en la carretera logran un camino agreste entre Cunday a Villarrica, oriente del Tolima.

Al llegar al municipio, se divisan potreros con verdes pastos y coloridas fachadas de las viviendas, haciéndolo un lugar perfecto para vivir. Pero la realidad para sus seis mil 200 habitantes es otra. Primero, fueron afectados por la violencia de la guerrilla de las Farc que dejó muertos y desplazados. Ahora, a través de un estudio por parte del Servicio Geológico Colombiano, se determinó que hay gran afectación del pueblo por movimiento en masa, lo que conlleva a un riesgo muy alto en el casco urbano, y la solución es reubicar a todas las familias.

Para muchos residentes en sus memorias siguen los recuerdos de aquellas tomas guerrilleras que dejaron grietas en su corazones y almas; pero en este momento, esas grietas no son emocionales, sino de las paredes y pisos de sus casas en las que se evidencia el movimiento de la tierra. Por eso, piden ayuda antes de que suceda lo peor.

EL NUEVO DÍA estuvo por algunas calles de Villarrica y en especial en el barrio Obrero, donde un poco más de 80 familias necesitan salir por dos razones: el movimiento en masa del terreno; y la amenaza latente de la quebrada El Botadero, que ha causado varias emergencias.

Una de las historias más sensibles fue la de dos adultos mayores, Ana Cecilia Galindo, y Jesús Antonio García, de 75 años, quienes viven solos desde hace dos años en una vivienda deteriorada.

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Don Jesús ha perdió paulatinamente su visión y así mismo su casa, que cae por pedazos.

Al preguntarle, qué solución les han brindado, indicó: “No nos han querido dar reubicación, y la ayuda es sacarnos de acá para un ancianato o darnos tres meses de arriendo”.

Además, estos dos longevos viven de la caridad: “Nos llegan las ayudas de la iglesia, amigos y evangélicos quienes a veces nos traen mercaditos”.

El hombre tiene seis hijos, pero solo dos van a visitarlo, pero “no me traen gran cosa”, aseguró don Jesús quien se ayuda de un bastón para caminar.

Al igual que los abuelos, EL NUEVO DÍA habló con Marleny Oliveros, quien hace 25 años vive en  la zona y como sus vecinos le pide ayuda al Gobierno porque “estamos muy mal”.La mujer vive junto a tres nietos, y el mayor le ayuda con la venta de guayaba para tener los alimentos diarios, pero a veces son sus vecinos quienes les tienden la mano para que puedan comer.

Oliveros agregó: “Hace tres años empezaron agrietarse las paredes y todo se ha dañado. En la Alcaldía nos dicen que nos van a reubicar en el sector del ‘Relincho’ a las afueras del pueblo, donde supuestamente compraron un lote, pero no sabemos si es verdad o mentira”.

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Para Oliveros es difícil salir de su hogar por tres meses, tiempo que la Alcaldía le entrega un subsidio de arriendo mientras pasa la temporada invernal: “Después de los tres meses quién me va ayudar para un arriendo, no tengo quien me auxilie y me toca vivir así como estoy”, aseguró.

 

“Se olvidan de nosotros”

La situación en la residencia de Flor Alba Rada Luna es delicada porque en cada inundación les es difícil salir, porque el agua pasa por el patio y la entrada principal bloqueando la salida. Asimismo, la casa se está hundiendo, “y la pared de la cocina empezó con una grieta desde hace tres años y cada día es más amplia”.

Rada Luna, aseguró: “Nos preocupa que a cualquier hora nos toca salir corriendo y no podemos hacerlo junto a los niños”.

La mujer agregó: “Nos dijeron que nos iban a dejar un lote que habían asignado para la base militar a la salida del pueblo, donde reubicarían a 85 familias inicialmente”.

Si bien es cierto que les ofrecieron un subsidio de arriendo por tres meses, para Rada es difícil irse y dejar sus gallinas que vende para el sustento de sus parientes.

Rada hizo un contundente llamado: “Le pido al Gobierno que nos ayude, porque muchas personas vienen nos toman fotos y luego se olvidan de nosotros”.

 

El alcalde se pronunció

Arley Beltrán, alcalde de Villarrica, le indicó a EL NUEVO DÍA que el Servicio Geológico Colombiano realizó unos estudios en el municipio y una de las conclusiones fue la afectación del municipio por movimiento de masa: “Es una amenaza que conlleva a un riesgo muy alto, y vemos que hay mucho daño en lo que encierra al casco urbano. Por eso, una de las recomendaciones es trasladar a las familias”.

Con respecto a los predios, el mandatario aseguró que por el momento no puede hablar, hasta que Cortolima y el municipio hagan una valoración del terreno que puede ser viable para desarrollar las nuevas construcciones.

Para el mandatario es claro que la reubicación total la deben hacer  gradualmente para no generar zozobra en la comunidad.

Por el momento hay prioridades: “Se debe reubicar el barrio Obrero y la comunidad ribereña a la quebrada El Botadero, son 85 viviendas las que están más afectadas. Además, en la nueva proyección del municipio estaríamos reubicando el hospital y el colegio”.

La quebrada El Botadero

Cortolima debe realizar un estudio hidrogeológico y ese fue el compromiso que: “Ellos hicieron y creo que están próximos hacer la adjudicación para los estudios que valen un poco más de 350 millones de pesos, y así darnos una viabilidad para saber qué debemos hacer”.

El Gobierno departamental dice que no hay plata

El mandatario local dijo: “Esto es lo más complicado, llegar a comprometer a entidades como la Gobernación y la Nación, porque lo que hacen es lanzarnos la responsabilidad”.“Para nadie es un secreto que un municipio con 6 mil 500 millones en presupuesto no va a poder dar estas soluciones. Y por eso debemos apoyarnos en el Gobierno departamental, nacional y en especial a la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y Desastres”, afirmó Beltrán.

¿La ayuda llegará en este Gobierno?

“Esto es urgente, pero vemos que todo ha ido marchando muy lento y lo que queremos es salvar vidas. Por eso, les queremos pedir a estas entidades que nos desprendamos de estos colores políticos y que apoyemos a salvar vidas de esta población tan importante”.

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El Botadero afecta a tres barrios

María del Pilar Sánchez, vive en el barrio Miraflores, donde inicia el problema de la quebrada El Botadero, y según ella esa situación la han tenido toda la vida, y la última emergencia la tuvieron hace poco.

Sánchez aseguró que necesitan que les canalicen el afluente porque no quieren que ocurra un desastre.  Debido al represamiento de El Botadero, los habitantes del El Centro, Obrero y Miraflores son damnificados.  

 

Las últimas dos avalanchas  

Flor Galindo, víctima de las avalanchas de la quebrada El Botadero, le contó a EL NUEVO DÍA lo que ha vivido en las últimas emergencias: “El 12 de diciembre del año pasado hubo una avalancha muy tremenda y junto a mi esposo nos tocó salir por el cementerio; y la emergencia más reciente fue en enero y todos tuvimos que dejar nuestras casas, por que se inundaron y eso pasa siempre. Además, las paredes están partidas”.

 

Dato

María del Pilar Sánchez, desde la parte alta del barrio Miraflores, le mostró a EL NUEVO DÍA la calle por donde baja el agua de la quebrada El Botadero hasta llegar al barrio Obrero. 

Las barricadas con los bultos de arena para detener la fuerza del agua son obsoletas. Por eso, la comunidad pide una intervención.

 

Frase

"Hace 12 años estamos escuchando que nos van a reubicar y no ha pasado nada". María Peña

Credito
ANDRÉS PÁEZ

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