Un árbitro con prenda de seguridad

JORGE CUÉLLAR - EL NUEVO DÍA
Marlon Niño es uno de los muchos jueces que pitan en los diferentes encuentros de Microfútbol al Parque, aunque esa no es su única profesión: también es vigilante.

En la tercera edición de Microfútbol al Parque, torneo que se lleva a cabo en la Unidad Deportiva de la calle 42, los encargados de brindar espectáculo son los jugadores de cada escuadra; sin embargo, ellos no son los únicos protagonistas, pues los árbitros también tienen su papel al llevar las riendas de cada encuentro, ya que deben tomar en segundos las decisiones acertadas.

No obstante, de todos los colegiados que dirigen en este importante campeonato Marlon Niño es uno de los más destacados; es muy sereno a la hora de tomar alguna determinación y esa pausa es la clave para su buen desempeño.

La mayoría de jueces combina esta profesión con otro oficio: en el caso de Marlon, su otro trabajo es ser vigilante de un conjunto cerrado y a raíz de los horarios que maneja, a veces debe doblarse en el día para cumplir ambas funciones, sobre todo los fines de semana.

Niño no es tolimense de nacimiento (es oriundo de Neiva), pero sí lo es de manera adoptiva, puesto que desde los nueve años de edad se trasladó a estas tierras y vivió en Alvarado, Lérida e Ibagué.

“Con tantos años viviendo aquí ya me siento un tolimense más”, aseguró.

Su llegada al arbitraje

Marlon trabajaba hace siete años en un molino en Lérida, allí se desempeñó como operario de una máquina clasificadora de arroz, debido al flexible horario que tenía como empleado (7 a.m. a 2 p.m.,), tenía mucho tiempo libre y vio en el arbitraje una forma de ocupar ese espacio del día.

“El supervisor que tenía en el molino me motivó a ser árbitro porque él lo ejercía, me contactó con Vicente Alcázar, hice el curso de inducción y desde entonces soy juez de fútbol de salón y pertenezco a la Comisión Departamental de Árbitros de la Liga del Tolima”.

Desde entonces, Niño ha disfrutado al máximo de este oficio porque “ser colegiado no es fácil, hay que tomar decisiones en instantes, pero esa tensión me la gozo porque la vivo con pasión y placer”, manifestó.

Su vinculación a la vigilancia

Debido a que su contrató finalizó, Niño decidió radicarse en Ibagué en busca de una mejor oportunidad laboral, el primer año en la capital tolimense no fue fácil porque no conseguía un trabajo alterno al arbitraje, pero el esfuerzo valió la pena.

“Se presentó la oportunidad en una buena empresa de vigilancia y desde hace cuatro años ejerzo este oficio, complicado también y que por momentos requiere de más exigencia que ser juez”, dijo con alguna sonrisa.

Marlon trabaja con la empresa Prada Vigilancia y Seguridad Privada en el conjunto residencial Rincón de las Margaritas, cumpliendo 12 horas de labor ya sea de día o de noche. Estas dos profesiones son compatibles para este hombre, aunque para cumplir en ambas debe hacer un sacrificio grande, pero aseguró que este esfuerzo vale la pena.

“Son las dos profesiones que escogí y hay que hacer sacrificios. A veces dirijo en la tarde y tengo turno nocturno, por lo que puedo trabajar cerca de 18 horas seguidas, en las que se pierden reuniones familiares, pero ese esfuerzo lo debo hacer para cumplir ambas profesiones; siempre estoy motivado porque estos trabajos me ayudan a sacar a mi familia adelante”, explicó.

Niño mencionó que sus dos trabajos tienen mucha similitud, ya que “se debe manejar bien el genio de la gente; en un conjunto residencial uno trata con los empleados y dueños de las casas, en el que es complicado lidiar con ellos, en la cancha sucede lo mismo con los jugadores, sobre todo cuando una decisión es errónea, pero hay que ser inteligentes para manejar esa situación”.

Sus sueños por cumplir

Marlon tiene 30 años y guarda dos sueños por cumplir: en primera medida, en la parte arbitral espera a corto plazo ser juez de un partido en la Copa Profesional de Microfútbol en Colombia, para así llegar a la meta máxima: dirigir un Mundial.

El otro anhelo es ser profesional como Licenciado de Educación Física, puesto que “estoy muy agradecido a lo que me ha dado la vigilancia, pero no pienso quedarme toda la vida en este oficio”, subrayó.

Credito
JUAN CARLOS BLANCO CARDOZO

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