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El Boletín Económico Regional (BER) del Banco de la República, detalló en su informe para la región Centro, que comprende a los departamentos de Tolima, Huila y Caquetá, que para el primer trimestre de 2023, la actividad edificadora de la región evidenció resultados desfavorables.
Dentro de un contexto global de desaceleración económica, presiones inflacionarias en la canasta de insumos, aumento en tasas de interés e incertidumbre ante cambios en la política de vivienda, se vio afectada esta actividad económica.
De acuerdo a los indicadores líderes del sector, publicados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) y la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), se redujeron en el comparativo anual.
Disminuyó la venta de vivienda nueva
Una de las afectaciones que desembocaron en la caída de la actividad constructora de la región, más precisamente en los proyectos de vivienda nueva, tuvo que ver con la inflación anual en la canasta de insumos para la construcción, la que para el caso de Ibagué, fue de 12,61 %.
En cuanto a insumos, servicios de estructura y mampostería, estos mantuvieron incrementos en sus costos por arriba del 20 %.
Otro de los aspectos que golpeó la demanda de vivienda nueva, fue el incremento de los precios en la finca raíz, algo que se dio por el aumento de las tasa de interés en los créditos y los cambios en las políticas de asignación de subsidios para la adquisición de vivienda social.
De acuerdo con las cifras de Coordenada Urbana de Camacol, durante el primer trimestre de 2023 la venta de vivienda nueva en la región se redujo en 51,8 % con relación al mismo periodo del año anterior, donde el 44 % se dio como producto del desplome de las ventas de viviendas de interés social.
Una baja dinámica comercial
Los empresarios de la construcción acusaron a su vez el incremento de indicadores de riesgo como los desistimientos y la rotación de inventarios.
Según lo formulado en el BER, la rotación de inventarios, que se refiere a la velocidad con la que se venden las unidades de vivienda que se encuentran en inventario, ostentó en promedio para el tercer mes del año, en 13,7 meses, algo solamente comparable con lo acontecido durante el periodo de inicio de la pandemia, en épocas de confinamiento.
La anterior situación afectó la oferta de vivienda e incidió en los resultados de los lanzamientos de iniciación de proyectos y licencias aprobadas para construcción, las cuales descendieron en 35,1 %, afectando a su vez la generación de puestos de trabajo derivados de la actividad constructora.
“De la variación observada, 28,3 puntos porcentuales (pp) lo explicó el menor volumen orientado al uso residencial al caer 33,3 %; los restantes 6,8 pp se atribuyeron a otros destinos tales como comercial, educacional e industrial”, resaltó el informe BER.
La caída fue en el segmento residencial
El área causada del Censo de Edificaciones registró una leve disminución de 0,9 %, una tendencia muy parecida al agregado nacional, luego de varios periodos anteriores con gran dinamismo en la actividad.
De acuerdo con el destino de las obras, el comportamiento se explicó en su mayoría en el segmento residencial multifamiliar, tipo apartamento.
Caso contrario al de las construcciones orientadas a otros usos, principalmente el grupo institucional donde se agrega educación, hoteles, hospitales-centros asistenciales, administración pública y otros, los cuales presentaron aumento.
DATO: La producción de concreto premezclado tuvo una caída de -31,8 %. Los despachos de cementos gris disminuyeron en -6,1 %.
Cerca del 75 % del área terminada estuvo destinada a viviendas de tipo multifamiliar de estrato medio.
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