La Palma de cera nació en el Machín

Ecotierra - el nuevo día
La identidad geológica tolimense estará marcada por los sucesos geológicos del volcán Machín y todos los tolimenses tenemos la obligación de vislumbrarlo y alertar a nuestras futuras generaciones. Siempre cargo en mis recuerdos una imagen del volcán Galeras antes y después, y creo que debemos incluir sus enseñanzas entre los habitantes cercanos al Machín

“Preferimos morir por las temperaturas del Machín que contaminados por la Colosa” Es la sabia y categórica conclusión que con identidad y verdadero sentido de pertenencia, expresaron a una sola voz la inmensa mayoría de campesinos raizales de la despensa agrícola de Colombia y madre hídrica del centro del Tolima: Cajamarca, al término de la más multitudinaria reunión realizada en el corregimiento de Anaime en la Escuela de la vereda el Ródano, en la cual ECOTIERRA con su grupo interdisciplinario de profesionales recién llegados de un periplo por diferentes minas de oro en Perú, Brasil y Ecuador, compartió, analizó y empoderó a la comunidad con el mayor rigor técnico, académico y científico, sobre los gravísimos, catastróficos e irreversibles impactos ambientales en el agua, la salud y la vida que padecen y soportan inexorablemente comunidades de estos países desde principios de los años noventa (90), tanto las que viven cerca a los emprendimientos mineros a cielo abierto, como las que habitan a lo largo de cientos de kilómetros aguas abajo de sus principales ríos. La naturaleza nos

da y nos quita

Los Cajamarcunos son plenos conocedores que la Madre Naturaleza, hace unos ochocientos cincuenta (850) años con la erupción del volcán Machín, los bendijo y premió con la inmensa fertilidad y productividad de sus suelos, verdadero y autentico milagro natural.

Con su laboriosidad e incansable trabajo diario en estos cien (100) años de vida que cumplió Cajamarca, han contribuido ardua y significativamente a consolidar su amado y fértil terruño como autentica despensa agrícola, verdadera garante de la sustentabilidad alimentaria colombiana, siendo durante décadas el primer y más afamado productor nacional de arracacha, frijol, hortalizas y frutales de clima frio.

Por lo cual no se cansan de agradecerle a la naturaleza, haber tenido la fortuna de nacer allí y/o haber sido acogidos junto con sus familias en este paraíso terrenal, porque en Cajamarca y los alrededores del Machín: lo que no se produce, es lo que no se ha sembrado.

Conviven, con una sempiterna amenaza natural de tipo volcánico que ocurre cada cierto tiempo, el cual tan solo lo fija y determina la naturaleza en su propia sabiduría y evolución geológica, como podrían ser las posibles erupciones del Machín en un futuro, ojalá para ellos lo más lejano posible.

La codicia solo nos quita

Gran parte de campesinos expresan vivamente, que hoy día lo que verdaderamente los atemoriza, intimida y amedrenta, no es el Machín, sino la inminente y descomunal amenaza antrópica de la megaminería del oro y el “crimen de lesa naturaleza”, que desencadenará la minería en la Colosa Regional con la voladura y desaparición de la faz de la tierra de las 51.528 hectáreas de montañas cajamarcunas, todas total y absolutamente concesionadas desde el 2.010 con títulos mineros, por solicitud expresa de la delirante codicia megaminera en “contubernio” con el gobierno nacional. (Ver

Mapa)

Manchas rojas señalan los sitios más vulnerables a las muertes biológicas en el Municipio de Cajamarca

El campesinado se siente total y absolutamente traicionado por la pérfida cobardía y obsecuencia de algunos ciudadanos, que se “autodenominan cajamarcunos y tolimenses raizales”, ante el resplandor obnubilante de un nuevo y limosnero dorado.

Los habitantes de Cajamarca creen firmemente que la sed de oro los dejara definitivamente sin agua…. y la poca que les quede la tendrán completamente contaminada con metales pesados como arsénico, cromo, plomo mercurio, cadmio, zinc, manganeso, níquel, hierro entre otros, los primeros cancerígenos y los otros generadores de efectos teratogénicos y mutagénicos.

Es por esto, que “preferimos morir a manos del Machín, que sedientos y contaminados en los brazos de la Colosa”, juran los nacidos en Cajamarca.

Credito
EL NUEVO DÍA

Comentarios