¡Aprenda a manejar los conflictos!

El alcohol, las drogas y la violencia no son maneras asertivas de resolver los conflictos. Si el problema es muy grave, lo mejor es hablar con un adulto responsable, los padres y hermanos y si es una pena de amor, darle tiempo al tiempo.

La falta de experiencia llevó a John, un adolescente de 17 años a abordar con ira el final de la relación con su novia, Liliana, de 15 años.

Hoy, ella está a punto de terminar sus estudios de High School en el extranjero y él afronta un grave castigo de sus padres por un comportamiento impulsivo que les demostró que aún no era lo suficientemente maduro para manejar sus conflictos.


“Fue un error que nunca volvería a cometer, fue algo que hice por rabia y porque me sentía impotente para cambiar la decisión de ella”, explica John.


Liliana tomó la determinación de terminar con John, de quien había sido novia un año, porque le gustaba otro joven con quien estaba lista para comenzar un noviazgo. A pesar de que Liliana dejó clara su determinación, John no aceptó fácilmente la situación.


“John usualmente es un chico normal, serio, un poco malgeniado, pero nada más, en general tranquilo”, explica uno de sus amigos. Sin embargo, hace un par de meses, se embriagó en medio de la tusa que pasaba, buscó a Liliana y le dio una bofetada.


“Liliana estaba en una fiesta con el nuevo novio y él llegó y se enfrentó con ellos. A ella le dio una cachetada y al otro tipo trató de pegarle, pero el chico lo detuvo y llamó a la policía”, cuenta el amigo de John. Aunque no se presentaron cargos, los padres de John no toleraron el comportamiento de su hijo.


“Los papás de John son muy estrictos y no tolerarían estas cosas de él. Lo tienen castigado: le quitaron el carro, las vacaciones de fin de año y otras cosas”, puntualiza el amigo.


Para algunos adolescentes, superar la tusa es difícil y por eso recurren al alcohol, las drogas o la violencia. Los expertos, como la psicóloga Lilian Mora, recomiendan a los jóvenes expresar mejor sus sentimientos y darle tiempo a sus emociones. “Es común que los jóvenes reaccionen de manera impulsiva, pero si cuentan con modelos fuertes y a aprenden a manejar sentimientos como el rechazo y la impotencia, pueden tener mayor control sobre su comportamiento”.    


Preguntas y respuestas
Victoria Eugenia Cabrera García
Doctora en Psicología
Universidad de la sabana

¿Cómo manejan los jóvenes sus conflictos?
Los jóvenes suelen manejar sus conflictos, dependiendo del tipo de personalidad, de manera impulsiva e irracional porque no tienen la experiencia producto de la madurez que dan los años. Los adolescentes no piensan a largo plazo, en las consecuencias que puede generar su acción a futuro. En ese orden de ideas, no controlan del todo sus emociones. Tienden a decir cosas que pueden herir y molestar.

¿Cómo ayudarlos a resolver estos conflictos?

Lo ideal es que los jóvenes tengan un buen modelo de padres y adultos cercanos, que a su vez hagan un análisis reposado de sus emociones. Es determinante que desde edades tempranas ellos vean un modelo sereno y reflexivo del manejo de los conflictos. En algunas personas se prolonga esa etapa de la pataleta que da entre dos y cuatro años y que puede pasar de etapa en etapa de la vida: hay jóvenes compulsivos y pataletudos y hay cuarentones también que lo siguen siendo”.

¿Qué claves se les pueden dar a los jóvenes para que aprendan a manejar sus problemas?
Las claves serían: poner límites y aprender a hablar firme y con mucha seguridad para evitar esos procesos: “la montada”, como dicen ellos, o el matoneo. Cuando se habla sereno, pero firme y contundente, se deja la posición personal muy clara, sin caer en el extremo de la agresión. Tampoco el joven debe ser <umiso ni considerarse menos que los demás o que no vale, o es menos importante. La idea es asumir una posición asertiva, donde lo que se dice, se hace de manera firme, clara, seguro de sí mismo, de lo que se posee, de lo que se siente. El adolescente no debe considerarse más que los demás, pero tampoco menos porque se tiende a ser sumiso. A veces los jóvenes se van a los extremos y piensan que con su pareja deben ser agresivos o sumisos. La clave es no llegar a los extremos.

Credito
BELKYS P. ESTEBAN

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