¿5.000 sicarios?

Tomada de internacional.elpais.com/internacional/2012/04/04/actualidad/13335
Un controvertido artículo publicado en el diario El País de España, sobre la violencia en las comunas de Medellín, desató la indignación de la sociedad paisa.

En Medellín y en gran parte de la sociedad antioqueña hay indignación con un artículo aparecido en el diario El País de España. El autor, el periodista Pablo de Llano, publicó el pasado 8 de abril un reportaje sobre el sicariato titulado Mato o caigo. La molestia de los paisas, y en especial de sus autoridades, no tiene que ver con el hecho de que el artículo aborda un tema trillado, como el de los sicarios, que es cíclico y aparece publicado cada cierto tiempo en diferentes medios internacionales. El disgusto radica más bien en que incurre en inexactitudes, exageraciones más propias de telenovelas o películas de ficción que de un periodismo investigativo de la calidad que ha caracterizado a ese diario.

El periodista español comenzó su artículo narrando su encuentro con un sicario retirado quien le contó, entre otras cosas, que cuando tenía 14 años de edad, “cada semana hacía unas ocho vueltas (encargos diversos; no siempre asesinatos), y con eso me ganaba como 10 millones de pesos (cuatro mil 200 euros). Viajaba en avión, tenía un apartamento, a todas las niñas que quería, mi moto, revólveres, un rifle, la coca”.


Según el reportero, ese mismo exsicario también afirmó que “un pelao me dijo que mató a alguien y le dieron 20 mil pesos (8.4 euros) por esa cabeza, y me consta que otros matan hasta por 5 mil (2.5 euros) y que luego usan la plata para comprar unas arepas a su mamá”.


Con base en esa declaración, el periodista concluyó que “en Medellín, la oferta de asesinos excede la demanda de víctimas. Tanto, que los chicos más jóvenes llegan a matar gratis para intentar hacerse un hueco en el saturado mercado del crimen”. Para sustentar esta afirmación, el diario publicó unas estadísticas según las cuales “en Medellín hay más de cinco mil sicarios distribuidos en unas 300 bandas por toda la ciudad…”.


El reportaje mencionó que, aunque se presentó en la capital antioqueña una reducción en el número de homicidios comparado con la época de Pablo Escobar, en la actualidad hay jóvenes que “matan por deporte”. Lo más sorprendente es que para respaldar esa afirmación el periodista español citó como ejemplo una inverosímil versión que, según él, le contó el sicario retirado al que entrevistó.


“La semana pasada estuve con un chico de 16 años de mi barrio. Estábamos sentados en la calle y él andaba como ansioso. Se movía, se tocaba mucho la pierna. -¿Qué le pasa a usted? -le dije. Que tengo ganas de matar -me contestó-. Él permanecía con el fierro (pistola) al pulmón, ahí cerquita. Entonces se levantó, se fue, oí pa-pa-pa. Volvió, se sentó y me dijo: ‘Ya me calmé’. Había matado a un pelao que no tenía nada que ver. Al primero que se encontró”, dice el testimonio publicado en El País.


Aunque en Colombia no mucha gente leyó el artículo, el tema tomó relevancia nacional 24 horas después de la publicación, debido a que el lunes La W hizo un mano a mano al aire entre el periodista y el Alcalde de Medellín, en que salieron a flote algunos elementos que le restan credibilidad al escrito. Ante las protestas de las autoridades paisas, el reportero español defendió su artículo al reconocer que fue publicado con unos meses de retraso después de la investigación y que si bien había visitado las comunas Cinco y Seis, no conocía la 13, que citó en su reportaje. “Son básicamente lo mismo”, argumentó el periodista, una afirmación que cualquiera que haya estado en esos lugares no compartiría.


Otro elemento polémico resultó ser el hecho de que muchos datos y cifras que el español utilizó tenían dos años o más de antigüedad. Al preguntarle de por qué no había recurrido a estadísticas más recientes, afirmó que había estado en Medellín en octubre del año pasado, pero que nunca pudo comunicarse ni con funcionarios de la Alcaldía ni de la Policía para contrastar datos pues, según él, en ese momento tenía lugar el empalme entre las alcaldías de Alonso Salazar y de Aníbal Gaviria, por lo que no había responsables en las entidades locales. Esa explicación no es muy convincente si se tiene en cuenta que el artículo fue publicado esta semana, es decir, seis meses después de ese empalme. Esto hace difícil creer que en ese lapso le hubiera sido imposible comunicarse con los funcionarios pertinentes. De haberlo hecho, habría podido establecer que los homicidios en las comunas no disminuyeron de cuatro mil a dos mil, como se afirmaba en el escrito, sino de seis a casi mil, como confirman las estadísticas oficiales.


Uno de los más enfadados con el reportaje fue el alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria. “Me llama la atención que este artículo tiene fotografías y algunos testimonios de 2010. La mayoría de entrevistas y testimonios de 2011 y sale publicado el 8 de abril de 2012 y no dé a los lectores la claridad de esa cronología. Me parece que es también una gran falla no haber dicho a los lectores desde el principio que las fotos son de hace dos años y la mayoría de testimonios de dos años de anterioridad y que no había información actual de 2012, año en que fue publicado el artículo. Ese artículo estaba terminado hace por lo menos seis meses, entonces uno se pregunta por qué lo sacan ahora y por qué no lo actualizaron. Yo tengo que confesarle que tengo la mayor admiración y el mayor respeto por el periódico El País. Es uno de los referentes de la prensa escrita en español y, en general, de la prensa escrita en el mundo. Por eso me sorprende”, dijo a Semana el alcalde Gaviria, que, al igual que el comandante de la Policía de Medellín, cuestionó y desmintió las cifras citadas por el diario ibérico.


“Las cifras de El País no compaginan con la realidad que hemos encontrado. Respecto a los cinco mil sicarios, la Policía tiene plenamente identificadas a 500 personas que han asesinado en Medellín. Unos han sido capturados, otros ya están judicializados. Nosotros de lo que podemos hablar es de las personas que tenemos plenamente identificadas de haber participado en homicidios y la cifra es 500, no cinco mil. No existen en Medel­lín cinco mil personas que se dediquen solamente a matar y están esperando que los contraten. El sicariato es una modalidad de homicidio, pero no todo lo que tiene que ver con homicidio puede entenderse como sicariato”, afirmó el general Yesid Vásquez, jefe de la Policía metropolitana de la capital antioqueña. El oficial también se mostró extrañado frente a la afirmación del reportero español, que dijo que no pudo hablar en seis meses con la Policía para conocer su versión. “No sabemos a quién llamó. No llamó ni al jefe de prensa, ni a mí, ni a nadie”, contó.


La verdad de todo este episodio es que si bien la intención del periodista nunca fue estigmatizar a Medellín, sí incurrió en alguna medida en falta de rigor periodístico. Dramatizar un poco las noticias es una práctica usual en el periodismo y no necesariamente implica mala fe. Pero ahora que el país atraviesa su mejor momento en imagen, por cuenta de la Cumbre de las Américas, la coincidencia cronológica dolió mucho a los antioqueños. El panorama que vieron reflejado en el artículo es el que ellos asocian con un doloroso pasado reciente, pero no con la realidad de hoy, que es más bien de optimismo y superación.


Medellín tiene todavía muchos problemas, pero ya no es la capital mundial del narcotráfico ni la ciudad de Pablo Escobar y, lamentablemente, esa impresión dejó el reportaje de Pablo de Llano.

Credito
EL NUEVO DÍA

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