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Coljuegos es la tercera entidad que se crea en los últimos 20 años para controlar al sector de juegos
de suerte y azar. Sus retos son grandes, porque tendrá que controlar la ilegalidad y quintuplicar los ingresos para la salud. ¿Lo logrará?

Con la liquidación de la Empresa Territorial para la Salud (Etesa), que funcionó durante los últimos 10 años, Coljuegos entró en plena operación. Es la tercera entidad que se crea en Colombia en las últimas dos décadas para vigilar y controlar los juegos de suerte y azar.

No es un secreto que se trata de un sector complejo que ha tenido que sortear toda clase de problemas relacionados con ilegalidad, corrupción y evasión de algunos operadores.

Paradójicamente, las entidades que han sido creadas para controlarlo terminaron aquejadas por los mismos males.

A comienzos de la década de los 90 nació la Empresa Colombiana de Recursos para la salud (Ecosalud), que después de 10 años de funcionamiento fue liquidada por cuenta de su inefi ciencia, su corrupción, su despilfarro y su elevada burocracia.

En su reemplazo fue creada en 2001 la Empresa Territorial para la Salud (Etesa), que operó por otra década, pero terminó con la misma suerte de su antecesora, es decir en un proceso de liquidación que culminó el 31 de agosto pasado.

Etesa se había convertido en un fortín político. Vale recordar el caso del exsenador Javier Cáceres Corrales, a quien se le vinculó con la entidad por sus cuotas burocráticas.

Incluso se llegó a hablar de que funcionarios y exfuncionarios de la entidad hacían cobros ilegales a los operadores clandestinos.

Ahora entra Coljuegos con grandes expectativas y retos, porque tendrá que controlar y vigilar un sector muy disperso y con alta ilegalidad, del que hacen parte los juegos localizados (máquinas tragamonedas, bingos y casinos).

Representantes del sector estiman que la ilegalidad está entre el 40 y 50 por ciento y señalan que de las cerca de 130 mil máquinas tragamonedas que funcionan actualmente en el país la mitad son ilegales. 

En solo juegos localizados, la evasión podría ascender a unos 200 mil millones de pesos al año, teniendo en cuenta quecada máquina tragamonedas debe pagar mensualmente 250 mil pesos al Estado.

En el sector es vox pópuli que organizaciones delictivas utilizan los juegos para lavado de activos, como era el caso de la temible ‘Ofi cina de Envigado’, de la que se ha dicho que derivaba una buena parte de sus ingresos de esta ‘caja menor’.

El Gobierno tiene puestas sus esperanzas en la nueva Coljuegos. 

Espera quintuplicar el recaudo de ingresos en el mediano plazo hasta llegar a dos billones de pesos por año, esto sin incluir las transferencias de las loterías, y devolver la credibilidad a un sector en el que están grandes operadores nacionales y multinacionales que cumplen con todas las normas de ley y que generan recursos para el fi sco y para la salud.

Según cifras de la Superintendencia de Salud, el año pasado las loterías, el Baloto, el chance y los juegos localizados le transfirieron a la salud 590 mil millones de pesos. 

Pero la tarea de Coljuegos no es nada fácil.

Para algunos conocedores del sector, el Gobierno está haciendo cuentas alegres.

Baltazar Medina, presidente de la Federación Colombiana de Empresarios de Juegos de Azar (Feceazar), dice que con el esquema y la legislación actual nunca se llegará a esa cifra, a menos que de verdad sea controlada la ilegalidad y sean autorizados nuevos juegos.

Faruk Urrutia, gerente liquidador de Etesa, señala que este es un sector que ha sido vilipendiado y subvalorado, pero que bienmanejado puede aportar mucho más, ya que hay grandes operadores como el caso de las españolas Codere, Winner Group o Gtech, por mencionar solo algunos.

Recientemente, Codere anunció la apertura de un nuevo casino en Bogotá teniendo en cuenta las grandes posibilidades que ofrece el sector.

Pero, ¿será que esta vez la nueva Coljuegos evitará el triste destino de sus dos antecesoras? Varias razones hacen pensar que la tercera podría ser la vencida. 

Una de ellas es que se crea una institucionalidad más fuerte para vigilar a este sector, con un inspector de Tributos y Contribuciones y el fortalecimiento del Consejo Nacional de Juegos de Suerte y Azar. Además, la entidad pasará a depender del Ministerio de Hacienda y no del Ministerio de Salud, contará con una nueva planta de personal y consolidará las funciones de Etesa, de la Dian y la Superintendencia de Salud.

El presidente de Coljuegos, Rodrigo Vélez, ya tiene delineada la estrategia para atacar varios de estos problemas. 

Para controlar la ilegalidad y el lavado de activos está trabajando en cruces de cuentas con la Unidad de Informacióny Análisis Financiero (Uiaf) y la Superintendencia Financiera.

En los próximos meses expedirá una resolución para hacer un control en línea de todas las máquinas que operan en elpaís y para que la información sobre las transacciones diarias de los operadores sean reportadas a una gran central.

Para aumentar los ingresos, la entidad pondrá en marcha tarifas diferenciales como porcentaje de las ventas, hará visitas de inspección a los establecimientos y desarrollará nuevos negocios como los juegos virtuales, apuestas en línea y apuestas deportivas, que no están reglamentadas actualmente.

Vélez asegura que su gran apuesta es conseguir que el sector de juegos de suerte y azar tenga una mejor imagen, que sea creíble, novedoso, moderno y que genere mayores recursos para la salud. 

“Lo que no queremos es estar en un mundo donde sea más rentable ser ilegal que legal”, anota.

Aunque muchos creen que Colombia es un país de jugadores y diversos estudios señalan que como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) los aportes de los juegos y azar en Colombia son muy bajos comparados con la mayoría de países de América Latina.

Mientras el promedio semanal de apuestas per cápita en Colombia es de 0,45 dólares; en Puerto Rico, es de cinco dólares; en Jamaica, de 1,85, y en Argentina, de 1,32 dólares, por mencionar solo algunos países.

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