¿Y cuándo Santos y Zuluaga?

Nelson Germán Sánchez

Yo sé que puede ser como un sueño, una idea demasiado romántica e irreal pero será que algún día veremos que se aplique justicia verdadera y real contra Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga, que se beneficiaron de manera directa de los dineros corruptos de Odebrecht.

Será mucho pedir que la justicia sea justa. Ya se sabe sin lugar a dudas que el dinero se les dio, se gastó, los dos personajes y sus campañas hicieron uso de él. Quienes lo supieron, fueron beneficiados en el caso de la presidencia con enormes contratos de publicidad con recursos públicos y cargos, del otro lado también con otros probables beneficios.

La constructora brasilera ya informó que pagó sobornos en Brasil, Perú, Argentina, México, Venezuela, República Dominicana, Ecuador, Panamá y Colombia, EE.UU. y Suiza.

En Perú ya se sabe de los expresidentes Toledo y Ollanta Humala, lo mismo que al Viceministro de Comunicaciones de Alan García, en Argentina el primo del presidente Macri, está involucrado, lo mismo que cercanos a los Kirchner; en México ejecutivos de primer orden de la estatal petrolera. En Venezuela se sabe que entregaron más de 100 millones de dólares pero los carteles de la droga del gobierno Maduro no han permitido avanzar en las investigaciones.

Es que se calcula que el valor global de las coimas fue de más de tres mil 500 millones de dólares, el valor de la multa impuesta a esa empresa por los gobiernos de EE.UU., Brasil y Suiza.

El tema de los congresistas colombianos involucrados aunque no deja de ser importante, porque lo sorprendente hubiera sido que no estuvieran untados, es simplemente un adorno frente a la responsabilidad de un Presidente en ejercicio y un candidato presidencial, que deberían por vergüenza propia y ajena dejar aunque sea de asistir a actos públicos, porque su sola presencia se convierte en una ofensa a los colombianos por la desfachatez mostrada. Un “importac…mo” extremo y solo cuentos de no sabía, no me enteré para tratar de captar incautos.

Ojalá nuestros jueces, como se nota a todas luces, respetándoles el debido proceso y la defensa, los encuentren culpables de tales coimas y los envíe un tiempo a la cárcel, como a los otros presidentes latinoamericanos donde la justicia ya ha operado. Ahí si quedaría demostrado que somos el país de Macondo, un premio Nobel de Paz condenado por corrupto. Colmo de los colmos.

Claro que debemos acordarnos que ahora la justicia no es cárcel ni castigo ni privación de la pena, ni multa, ni nada, si no reprimendas públicas, medalla al valor cívico, cortada de pasto en los parques o ir a dictar charlas de amor y reconciliación en los salones comunales. El mundo al revés.

Pero no hay que perder la esperanza de que a estos “coimados presidenciales” por fin les llegué la hora de la verdad y se dé un ejemplo a la sociedad con estos dos particulares personajes de la farándula política.

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