Las víctimas del conflicto

Columnista Invitado

El conflicto armado en Colombia, que no ha terminado, produjo en los últimos cincuenta años, ocho millones de víctimas y el número de personas desaparecidas oscila entre 45 mil y 60 mil.

No hay duda que esas cifras aplastantes pesaron mucho a la hora de discutir el Acuerdo de Paz de la Habana y por eso las víctimas son el corazón, el eje principal del mismo.

El proceso colombiano, como se reconoce por la comunidad internacional, fue el primero en el mundo que puso a las víctimas como centro de la solución y eso condujo a los negociadores a construir una fórmula de justicia que sirviera principalmente a ellas, que no correspondiera al concepto de venganza, sino de reparación.

Tras las varias sesiones de denuncias y reclamos de las víctimas en La Habana quedó muy claro para los negociadores que para ellas, más importante que la imposición de penas para sus victimarios, era conocer la verdad sobre la suerte de sus seres queridos, muchos desaparecidos. Para ellas, la verdad prima sobre todas las cosas, incluso sobre la reparación o la justicia.

En este proceso las víctimas nos dieron a los colombianos y a la humanidad en general, una lección de vida enorme, con su solidaridad al anteponer su dolor a la posibilidad de cerrar un conflicto e impedir que hacia el futuro otros colombianos pudiesen sufrir lo que ellas han sufrido.

Quienes fuimos víctimas y sostenemos que el origen de esta violencia fue esencialmente económico, no deseamos venganza, ni actuamos guiados por el odio, estamos comprometidos y luchamos por saber la verdad. Infortunadamente el actual gobierno y explotadores de la violencia, se han dedicado a ponerle obstáculos a la búsqueda de la verdad y la primera carga de profundidad la lanzaron contra el Centro Nacional de Memoria Histórica y contra la JEP, al punto que, bajo la directriz de un parlamentario del CD del Tolima, abrieron un proceso contra la presidenta Linares y el Dr. Ramelli, con falsas denuncias. Todo un montaje. Mejor dicho: ¡Un falso positivo ¡¡¡, al mejor estilo uribista.

Es como si la entrega de armas, la desmovilización y la implementación de la justicia de transición, hubiese desatado todas las fuerzas de la guerra. El presidente, el fiscal, Uribe y su CD, todos a una, conspiran y actúan para volver trizas el acuerdo de paz, porque están asustados, tienen miedo de que se sepa la verdad que compromete a quienes se han beneficiado económica, política y socialmente con la violencia y lógicamente regresa el conflicto con mayor intensidad. Volvieron los asesinatos de los líderes sociales, las masacres y el desplazamiento. ¿Hasta cuándo?

Ñapa.-. Si en Colombia se acaba la corrupción se le da un golpe mortal a la clase política.

*+. La justicia le cayó a cinco expresidentes en el Perú, mientras en Colombia ni los mira. Aquí caen pa´rriba.

*+. ¿Qué tiene de cierto que Cianurito Martínez suena para la gerencia de Odebrecht en Colombia y de una fábrica de cortinas de humo?

*+. ¿De dónde sacan el cuento que dizque nuestro cuerpo diplomático está corto en semovientes?

Columnista invitado

Comentarios