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Los cuatro ejes estratégicos (en mi sentir serían más, y ya diré por qué) hacen que “la visión Tolima” no sea mero economicismo unidimensional y busque equidad, inclusión y bienestar social, competitividad, innovación y desarrollo productivo, sostenibilidad ambiental e, Igual, busque atenuar el cambio climático y el crecimiento limpio, la construcción de democracia legitima y buen gobierno, la paz y la seguridad.
Estos desafíos, contenidos en el anuncio del gobierno, podrían augurar un futuro ideal y hasta edénico para el Tolima, pues todo ello lo merece nuestro terruño, pero claro, de oírlo a creerlo hay mucho trecho, porque la historia enseña que casi todos esos anuncios acaban en nada porque no extirpan la raíz del atraso.
También las cuatro etapas: preparación y alistamiento para el dialogo, proceso colectivo de construcción del documento, entrega del mismo a la Asamblea del Tolima y la divulgación, seguimiento y evaluación” de la “Visión Tolima 20-50 despiertan un impetuoso entusiasmo que quedó evidenciado cuando una respetable integrante de REDETOL dijo que en “verdad son chéveres estos espacios porque también cree (ella) en la participación y el trabajo en equipo para construir país” (región, diría yo). Hasta aquí todo bien, porque las grandes obras empiezan siendo sueños, claro, donde los sueños no se manipulan para sostener el atraso.
Pero el prometedor escenario prospectivo se desinfla al regresar a la realidad y ver como lo político hoy se degenera, diría que en mayor grado que en el pasado (y eso es mucho decir). Con nepotismo, hegemonía anodina, labia reformista y promesera, personalismos dañinos o inocuos (personalismos al fin), abuso de entidades públicas, claras señales de corrupción. Saber que la política es trasversal en todo el orden socioeconómico me obliga a descreer de la “Visión Tolima 20-50”, pues carece de ejes estratégicos para derrotar el mayor obstáculo que hoy nos impide emprender, unidos, el camino correcto del desarrollo.
Sostendría, si hubiera donde, que el asunto del progreso tolimense es de moral, no de visión y que ese enfoque impone otros ejes estratégicos, como abstraer lo regional de lo nacional, construir identidad, sentido histórico, cohesión social y así, sobre contexto y valores, fundar un modelo social, económico y político progresista y por ende inmune a la politiquería.
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